El casposo y fascistoide José Luis Torrente en la cuarta entrega de la saga, aquí rodeado ya de un sinfín de "amiguetes" pero nada menos que con Paquirrín (para pegarse un tiro...) escoltándole en primera fila.
La saga va de mal en peor, el cine brilla por su ausencia, la trama aquí apenas existe y no se da margen a que ningún actor de los profesionales aporte algo consistente a la película. El único divertimento casi es ir acertando con los múltiples cameos. Apenas hay algún gag afortunado o minímamente trabajado, pero amiguetes, todavía respondió más o menos bien en taquilla. Así que el "amiguete" de todos se sigue forrando en base a ordeñar de forma lastimosa y pírrica, sin estilo ni personalidad, un personaje que en la primera entrega ofreció un film notable y muy considerable. Cuando quiera el señor Segura que lo intente, a ver si le sale algo de cine por las venas. Eso sí, a Tony Leblanc siguió llamándole para trabajar hasta el último día y por lo menos la tomadura de pelo solo dura una hora y media. Lo mejor, ya saben: unos estupendos y sabrosos títulos de crédito.