Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Yoknapatawpha
You must be a loged user to know your affinity with Jewel
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
2
4 de enero de 2014
78 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salgo de ver Nymphomaniac (1), y barrunto que algo así debe de ser la pregunta que asalta a Larsvon por las noches. Esa cosa del "goce femenino", ese misterio eterno, ese abismo primordial... Ese Gran Interrogante que sigue ahí porque todavía pervive un mandato aún más ancestral y más enquistado: el que exige al hombre que "sepa" cómo satisfacer a La Mujer, siempre y de antemano. Preguntarle a ellas, en minúscula y plural, es síntoma de poca virilidad; el hombre es y ha de ser la llave de su placer. Y así nacen los mitos y los terrores ante lo ignoto, la hidra de mil cabezas que parecen las entrepiernas y los deseos femeninos para algunas mentes. Este pavor y esta imaginería tenebrosa se extiende, como no puede ser de otra manera, al sexo, que se yergue como algo amenazante. Pero, por otro lado, nunca pueden aspirar a ser más que eso, mitos, cuentos y monstruos, siempre irreales y un poco infantiles, engendrados por el desconocimiento asustado de quien no pregunta, sino que ya "sabe" y debe saber.

Y yo creo que Larsvon no preguntó. A mi modo de ver sólo esto, sigo barruntando, explica la planicie, el cliché y la repetición tediosa, superficial y estéril de Nymphomaniac (1). Y escribo esto sólo para darle un par de vueltas a lo que no hay dentro de la psique de la ninfómana Joe y el judío Feliz. Todo lo demás ya lo ha dicho (y muy bien dicho) Servadac. El desierto.

Años ha, Trier nos regalaba a una mujer de mediana edad que, tras unas semanas haciendo el idiota, ganaba el poder de volver a su casa para, tarta en boca, cuestionar y enfrentar las coerciones de su casa. Esta evolución le es negada a la (mal) llamada ninfómana que nos ocupa. Da igual cuánto haya fornicado, cuántas experiencias haya tenido o con quién haya topado: ya ha cumplido 50, y de la vida no ha sido capaz de extraer nada más que "soy una mala persona". No ha aprendido nada del sexo, de la soledad, del llanto, de los amantes... Nada. Vivir toda su vida fuera de la moral establecida, increíblemente, sólo la lleva a suscribirla. Piensa lo mismo sobre el sexo que un puritano que no lo practica, que no lo conoce, y que lo rechaza: que es destructivo y malo. Se censura y se repudia exactamente igual; entrevemos que se flagela, por su mano o la de otros, cuando afirma que se ha buscado y que se merece la paliza que exhibe su cara. Aprendizaje cero a lo largo de todos esos años. Si una ninfómana piensa igual que un puritano, ¿no será que no es una ninfómana, sino un puritano?

No me la creo. Esto no es un personaje, es un monigote.

Pero es lo que se nos repite, una y otra vez, a lo largo de los capítulos. Es Joe, en ella no hay nada más. Como aderezo final, un poco de diatriba edípica, y el eterno retorno del Desvirgador, porque la primera verga marca. Te tienen que marcar.

¿Se puede ser más rancio?

Hay una expresión en la cara de la Gainsbourg que se repite un par de veces, y que mezcla extrañeza, sorpresa y reflexión. Ese gesto de vislumbrar un algo más, cuando pensabas que ya estabas de vuelta de todo. Y esta cara se la debemos a las ilustradas intervenciones de Skarsgård, benefactor de la ninfómana, hombre meticuloso y pescador, que constituye un contrapunto en la evaluación moral de la vida de Joe. Un poema. Sus apuntes críticos sobre la eticidad de la ninfomanía son simplones y burdos, de la misma profundidad que las autocondenas de la puritana-ninfómana, de la misma estofa que sus referencias culturales. Todo muy cutre. Pero ello no es impedimento para que estos comentarios se donen a la protagonista - y al público- con la cándida superioridad del regalo paternalista: "¿tú sabes qué es...?" Porque la brecha que separa a un Seligman feliz de una Joe doliente es que él sabe, y ella no. Él lee, escucha, suma, y sabe de sexo - “¡en la literatura hay ejemplos mucho más extremos!”-. Ella folla, pero no entiende lo que hace, y desconoce qué es una polifonía, quién es Fibonacci, o qué es un delirium tremens. Aunque estudió un poco de medicina, las pollas la tenían descentrada, y no retuvo.

Maledicencias aparte, este me parece el punto más elitista y deplorable de la película: yo sé, yo te enseño, yo te salvo. Tú no sabes, aunque hayas tenido todo el sexo del mundo, no sabes porque no eres culta. La cinta le da a Seligman la llave que puede limpiar la culpa de Joe y abrirle la puerta al verdadero placer. Es el varón que ya sabe y la figura paternal. Y, para más rechazo del sexo, él no lo practica. Parece que no le haga falta (puede que incluso le sobre). En algo ha de dársele la razón a Trier: esta es una historia moralista.

No es una película realista ni consistente; los personajes no tienen complejidad, no avanzan; la visión del sexo no problematiza nada. Ya no es que no diga nada nuevo, es que está caducada. La sensación es de estar dos horas asistiendo a un revolcarse onanista en las obsesiones y terrores del director sobre lo que cree que son el sexo y La Mujer. Y son totalmente infantiles e ignorantes.

Caith_Sith decía que, si te ha gustado esta, veas, entre otras, Jeune et Jolie. Yo la recomendaría si no te ha gustado. Porque allí el sexo no es este tótem mítico e intocable que atrae y repugna a un tiempo, sino un aspecto más de la vida humana con el que lidiar, con el que crecer o aprender. Y es mucho más rico así tratado. A esta sugerencia se me suman, a bote pronto, Klip, Faith, Año Bisiesto, Chasing Amy... Lars, mientras, puede seguir de cañas con el Médem de Habitación en Roma. Qué par.
13 de mayo de 2016
155 de 272 usuarios han encontrado esta crítica útil
Capitán América: Civil War es un dispositivo ideológico en el que todos los elementos (el montaje, la música, el guión, las batallas...) se disponen para justificar la política exterior intervencionista de Estados Unidos y para reconvenir a la población que cuestiona esta política y retira su apoyo a la patria, encarnada en el Capitán. Me sorprende que, hasta ahora, no haya visto ningún comentario al respecto, y que un discurso de legitimación tan obvio y plano de esta política esté tan bien considerado (7.2 de nota media en este momento) cuando, quiero pensar y espero, la política a la que respalda no tiene tanta adhesión.

El punto de partido es la intervención de los superhéroes en un país extranjero para detener a unos "malos". Su actuación acarrea muertes inocentes, y los héroes se enfrentan tanto a sus propias dudas sobre la moralidad de sus actos, como a la censura por parte de los representantes del Estado (William Hurt). Algunos de los argumentos enunciados son los siguientes:

- Entre los superhéroes, hay quien pone en entredicho la bondad de los objetivos conseguidos por las muertes injustificadas de inocentes que han causado. Sin llegar a cuestionar nunca que el motivo era bueno, se plantea que los medios no lo justifican, y que quizá haya que pasar a una estrategia menos beligerante y más diplomática.

- Desde las instituciones, se recrimina a los superhéroes que subestimen las consecuencias negativas de sus actos aunque los fines sean buenos, y se señala que sus acciones pueden hacer mucho daño y alejarlos de su objetivo, pese a que no se lo parezca (alusión explícita a la "desclasificación" de algunos papeles secretos en los que están referenciados Snowden o Assange). Se les exige que se sometan a vigilancia y acuerdos internacionales, y que dejen de ser una entidad privada para pasar a ser un organismo público (sorprende, o no tanto, que Capitán identifique lo privado como garantía de su libertad, independencia y condición de su buen hacer, y lo público como espacio dominado por intereses espurios y ocultos de las distintas naciones).

Paso al spoiler para desgranar un poco más la ideología de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Frente a las dudas, Capitán se mantiene firme. Y Capitán es Capitán América, no cualquier otro (no Capitán Azul, por ejemplo, o Capitán De Mi Casa). Por eso todo el planteamiento de dilemas morales no es más que una construcción interesada y sesgada que, aunque parece recoger ciertas críticas a la política exterior estadounidense que se pueden ver en la realidad, lo que hace es caricaturizarlas y despojarlas de profundidad para que, enfentadas a la posición de Capitán América - Estados Unidos, le den fuerza y lo legitimen. Capitán América no duda, y no duda porque no puede dudar. ¿Qué pasa cuando los demás dudan y, por esas dudas, se someten a la opinión internacional o abandonan el uso de la violencia? Que los malos toman ventaja y atacan. Las consecuencias son peores que aquellos daños colaterales de operar solos y contra el criterio de todos. Por eso es bueno saltarse las convenciones internacionales, porque estas no consiguen sus objetivos sino que los obstaculizan, y porque no distinguen, con la claridad que sólo le es dada a Capitán, el bien del mal. Capitán sabe, y porque sabe, no duda, y porque sabe, acierta. Acierta a determinar quién es el enemigo y quién sólo lo parece (el soldado de invierno), frente a una comunidad internacional confusa, poco resolutiva e ineficaz. ¿Cómo, en nuestro sano juicio, vamos a retirarle el apoyo y la libertad de acción a Capitán América, visto lo visto? ¿Cómo vamos a recriminarle que intervenga, que no dé explicaciones, si nosotros no comprendemos y él sí? ¿Cómo vamos a reprocharle las bajas involuntarias, si es obvio a todas luces que son el mal menor, y que todas las otras soluciones son peores? Sólo podemos caer en estos errores porque no estamos a su altura. Y nosotros, como civiles, podemos tener miedo, como dice Wanda, pero los héroes, los que están destinados a salvarnos, no pueden sucumbir a él. Y tenemos que entenderlo.

Dos puntos más terminan de apuntalar esta diatriba ideológica.
-El papel de Visión, perfectamente racional, y por eso libre de error, está en contra de Capitán. Podría eso poner en duda al propio Capitán si no fuese porque al final Visión falla por una inclinación emocional desconocida hasta el momento. Incluso el agente más perfecto no es superior a la verdadera visión, la del Capitán, y esto subraya, otra vez, que tenemos que confiar en Capitán aun cuando lo infalible no lo haga. Lo infalible puede fallar, Capitán no.
-El enfrentamiento final con Iron Man. En la película Iron Man es la oposición más firme y estable a las acciones de Capitán, y en torno a quien se organiza la resistencia. Al final, se da cuenta de que estaba equivocado, porque se da cuenta de lo que ignoraba, y así cae la última duda. Pero las cosas no son lo que parecen y en el giro final se explicita cuál es el verdadero sentido de la intención del enemigo, que "quería ver caer un imperio". Tirar abajo un imperio y entregarlo al caos y al mal no es forzarlo a usar la violencia, sino desunirlo. La violencia no es un problema, lo es la falta de unidad, la quiebra interna, las dudas mutuas. Y esta es la advertencia a los espectadores, y el papel que quiere jugar la película en la sociedad, su intervención "educadora" y la regañina: no dejemos que las dudas nos aparten del Capitán, porque entonces estamos dejando ganar al mal. No entremos en una "guerra civil". Y aunque el Capitán haga cosas que no nos gusten y proteja, como aquí, a quien nos lastimó y mató a nuestros seres queridos, no dejemos que nuestras emociones nos alejen de él, porque entonces sí que perderemos. No cuestionemos la violencia, la violencia no es el mal, el mal es poner en cuestión. Y sí, Capitán cometió un error, no explicarnos - no explicar a Iron Man- la verdad. Pero por eso hace esta película, para, de modo paternalista, explicarnos y dejarnos ver. Y recordarnos que, pese a todo, siempre estará ahí para nosotros. Sólo tenemos que confiar, para que no lo destruyamos y así pueda seguir salvándonos.

Propaganda.
16 de enero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Oeste americano fue, -¿casi?- antes de ser Oeste, imagen. Los pioneros cruzaban el desierto mientras hacían desierto, y extrajeron de la arena hostil la pura posibilidad que no tiene hueco en la plenitud de lo real. Por ganar al, pero también el, desierto, pudieron convertirse a sí mismos en simulacros, espectacularizando una y otra vez la conquista del territorio y apuntalando las bases del mito. Pero el desierto todavía albergaba, para ser completo, un regalo más: en sus últimos kilómetros dio cabida a la caja de resonancia que borraría definitivamente todo rastro de realidad para dejar curso libre a la orgía de las imágenes de las imágenes de las imágenes. El ojo ya nunca vería el Monument Valley sino a Ford. Crecen la leyenda y los héroes como sólo pueden crecer en la sala de cine. Y a su altura debe estar, imposible que sea de otro modo, la catadura moral de la ontología del mundo: progreso, libertad, honor. La justicia, el deber, la lealtad del amigo. La lealtad del enemigo.

La imagen, otra vez, se retuerce sobre sí con un crepúsculo que llega sobrio y silencioso, aunque no haya pasado el tiempo. Entonces se ven más largas las sombras de los jinetes, de sus caballos y de sus ideales. Y Europa, siempre un poco vieja y cansada ya como para no sentirse de vuelta, reconoce en el Oeste a su propio vástago, y lo trae de vuelta a sí para dar la única respuesta que le queda: la hipérbole y la risa.

Para cuando el cowboy decide mirarse a sí mismo, se ve tan vapuleado que quiere defenderse y recuperar su voz y su dignidad. Denuncia la esclavitud de ser un héroe forzoso, cuando él sólo quería ser un hombre. La soledad de la llanura, toda ella inclemente. Pero la humanidad de la imagen sigue siendo imagen, y esta es la cadena que la aprisiona, su tragedia. Ser -ser- imagen. Nunca más que indios y vaqueros, ferrocarriles de cartón y piedra, los fastos de los viejos decorados. Nunca saldrán de la pantalla a un lugar que ya no queda.

Donde la imagen parece un cadáver exiliado forzosa y eternamente de la vida, la vida se inmiscuye y lo envenena. En uno de los últimos virajes del fractal, un neozelandés, sin paradoja alguna a estas alturas, consigue romper la urna del aislamiento a base de machacona honestidad humilde: la de la imagen que se asume imagen, y nada más. Y, ahí, todo respira.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“Los grabados resultantes se vendieron a 2 dólares la unidad, y fueron modelo para las portadas litografiadas de numerosas publicaciones. Pronto, miles de forasteros emprenderían fervorosos peregrinajes a la casa, o venerarían sus restos mortales conservados en hielo en la cámara refrigerante de Siden Faden. El hombre que ofreció 30.000 dólares por el cadáver del asesino del presidente Garfield envió un telegrama al alguacil de la ciudad, ofreciendo 50.000 por el cadáver de Jesse Woodson James para poder recorrer el condado con el, o al menos venderlo para el mayor espectáculo del mundo. Se hizo otro retrato del legendario bandido americano yaciendo sobre un lecho de hielo, y fue precisamente ese el más solicitado en colmados y boticas para ser visto por el estereoscopio junto a la Esfinge, el Taj Mahal, y las catacumbas de Roma.”
8 de septiembre de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una relación personal que crece con y por el sexo? ¿Una sexualidad humana y humanizante, real y transgresora? ¿Amor? "Año bisiesto". Igual no lo sabes, pero lo que quieres ver es "Año bisiesto". Aquí sólo hay cartón piedra, sólo excusas para un softporn bien iluminado.

Personajes planos, historia plana, malas actuaciones: gestos impostados, falsos, sobreactuados. Gestualidad manida, hueca, teatral. Los ojos titubeantes, las cejas, cuando se arquean, los cuerpos que can en la cama... todo es tosca teatralidad, manida y sin ningún matiz. Declaman, no actúan. Por no hablar de las metáforas y algún que otro recurso ¿poético?: completa y directamente hortera. Las historias personales, los pasados, son vacíos, banales, aunque pretenden ser profundos y realistas mediante la insistencia machacona en la cotidianidad (ese "podríamos ser cualquiera"). No. Huele a falso.

No hay ninguna relación personal creciendo en esa habitación en Roma, no hay personas reales en esta película. Son muñecas, no individuos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"No quiero nada masculino entre nosotras". Nada, excepto todo. Una lesbiana (ojo, de nacimiento), que responde al tópico y al prejuicio más ramplón e insultante: pelo corto, camisa de cuadros, pantalón flojo y deportivas. Al lado de una "mujer", rubia, de melena y rasgos suaves, que pasará por el altar, con la consabida lista de bodas y acompañada de la familia hasta en su viaje. Quizá es que no sea nadie sin esa sagrada institución, incluso en la habitación de Roma. Ambas, con cuerpos igualmente modélicos de lo que ha sido siempre el objeto de deseo masculino (¿pero esto no era "entre nosotras"?). Y ambas se explican (y, de hecho, se autoexplican) solamente como resultado de aquello que los hombres han hecho de ellas, sendos padres que marcan ese "comencé a ser mujer". Incluso el sexo está hecho para ser visto. No sentimos que nuestra mirada viole un momento íntimo, sino que nos sabemos, en todo momento, espectadores de un espectáculo.

Pónganles ropa, o algunos quilos, y desentiéndanse del nombre y de lo que haya en la entrepierna. ¿qué queda? Nada. Y ahora piensen: ¿es que había algo?

Mala.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para