Superproducción europea de época, a cargo del autor de la bellísima Cyrano, que quiso repetir el éxito de la anterior pero se le quedó en agua de borrajas.
Con una técnica irreprochable, nos introducen en La Provenza francesa en 1832, cuando el cólera hizo estragos en media Europa y la gente moría como moscas.
Nos cuentan la historia de un húsar del regimiento italiano perseguido por los agentes austríacos que trata de llegar a Italia para liberar a su pueblo de la invasión de Austria.
No le será fácil, pues los pueblos luchan contra la epidemia y el ejército impide la libre circulación de las personas que deberán ser puestas en cuarentena.
En una de sus peripecias conocerá a Juliette Binoche, una mujer que busca a su marido y que se convertirá en la dama de este caballero andante.
Película irregular, resulta interesante en cuanto a la temática que trata, poco vista en cine, respecto al miedo, paranoia y terror que se instaló en sus habitantes y la forma que tenían de hacerle frente, pero en los demás aspectos, falla y bastante.
La película resulta muy dilatada para lo que cuenta. Se hace por momentos repetitiva y la historia de amor resulta ambigua y fría. Las subtramas las resuelve deprisa y mal y lo que al espectador podría parecerle más interesante ( la relación entre nuestros protagonistas), no pasa de ser una relación cortés sin que Rappeneau parezca decidirse en meter pasión o tragedia o.por el contrario amor y felicidad. El caso es que nos deja con un palmo de narices, después eso sí, de contarnos muy bien la odisea de la epidemia de cólera.
Al final resulta una película muy académica pero fría. No consiguió plasmar la emoción y sentimiento que sí consiguió con su Cyrano.