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Venezuela Venezuela · Maracaibo
Voto de bucefalo:
6
Acción Adaptación cinematográfica de la novela "Boves, El Urogallo", de Francisco Herrera Luque, que retrata al enigmático personaje de la historia de Venezuela José Tomás Boves (1782-1814), un militar nacido en Oviedo, España, que participó en la Guerra de Independencia de Venezuela durante la Segunda República a comienzos del siglo XIX. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2010
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamata, se hace eco, de Juan Vicente González, y reafirma la tesis muy del gusto de los actuales partidarios del Presidente, de un Boves fundador de la “democracia social” en Venezuela a través de la vindicta.
En un tiempo de furiosas jerarquías sociales, donde el sector social blanco construyó todo un mundo de acuerdo a la maximización de sus privilegios, la figura vengativa y fugaz de Boves, se torna de una extrañeza atractiva para todos aquellos que andan a la caza de los grandes redentores históricos, sin reparar muchas veces que criminales de la talla de un Hitler y un Stalin, para solo nombrar a sólo dos, explotaron el resentimiento social, como una poderosa arma para acaudillar a sus respectivos pueblos a una inmolación sin precedentes.
Según Lamata, y estos nuevos “sociólogos” de nuestra Independencia, Boves convirtió en “gente” a quienes eran en ese entonces invisible ante la ley y el orden imperante. Boves es transfigurado en redentor de las castas coloniales, y su orgia de sangre y terrorismo sobre el estamento blanco, es reivindicada como una especie de acierto desde el punto de vista social. Algo que encuentra no pocas similitudes con la actual cruzada “bolivariana” sobre traidores, contrarrevolucionarios, escuálidos y apátridas de todas las especies. Una vez más, el cine, financiado por entes gubernamentales, sirve de propaganda justificadora de los poderes prevalecientes, y en esto, no hay ninguna sorpresa.
Donde sí hay una recuperación positiva de nuestro pasado común atreviéndose Lamata a desmitificar versiones al uso, incluso de carácter teleológico, es al presentar los móviles de nuestros próceres para ir a la guerra. Una guerra de significados tan confusos que los bandos en disputa se intercambiaban de bandera y “patria” de acuerdo a las oportunidades de enriquecimiento que les podría producir la contienda. La guerra fue un lucrativo negocio, y a la vez, el mejor escenario para obtener mediante el saqueo, la rapiña y la destrucción, la tan ansiada igualación social.
El legado de Boves es prácticamente nulo y su memoria está asociada al horror. Algo que Lamata intenta recoger de un modo algo ambiguo y caótico, y quizás en esto último, estribe su principal acierto fílmico, ya que nuestra Independencia fue un mar de contradicciones y esperanzas truncadas.
bucefalo
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