La llegada

“Si notáis algo extraño, avisad al equipo médico. No sabemos cómo puede afectarnos el contacto con los aliens” Le dicen a la protagonista. La protagonista empieza a tener visiones de una niña que desconoce. ¿Qué hace? No avisar a nadie y poner cara de pena para que los espectadores del cine crean que sus visiones son recuerdos. Incluso la peli introduce al principio una ambigua conversación telefónica entre la protagonista y su madre (que no volverá a aparecer, que no pinta nada en la peli) sólo para reforzar la idea del falso flashback en el espectador. Trucos baratos, como en esas películas en las que se muestra como un presunto traidor pone cara de arrepentimiento o de maldad a espaldas de su supuesta víctima pese a que al final se revela que está conchabado con ella.

El relato original, que sí gira de manera creativa y honesta sobre la percepción del tiempo y la decisión sobre esa “llegada” de la futura hija, tiene una estructura temporal mucho más abierta, en la que nunca está claro qué es “presente”, “pasado” o “futuro” (al estilo del film “El dulce porvenir”). Villeneuve es incapaz de algo tan complejo, o sencillamente prefiere el truco barato del falso flashback porque le interesa más el fogonazo espectacular del trilero que la iluminación real de lo complejo.

Una raza extraterrestre con tecnología interestelar rodea la tierra con naves enormes en forma de gajos de naranja. Los Americanos, como no, poseen a la mejor lingüista del mundo y la mandan para comunicarse con los seres que son como calamares gigantes que se comunican lanzando chorros de tinta (no es coña)

A pesar de tener tecnología interestelar los aliens no son capaces de idear un sistema de comunicación con los seres a los que han ido a visitar, y hay malinterpretaciones en la comunicación.

Ante las malinterpretaciones pues nada, se opta por la opción de vox que es que los inmigrantes a su puta casa y que se paguen ellos el seguro dental. Se atacan las naves, con ningún éxito y lo más sorprendente es que los americanos son actores pasivos de estos ataques, pues deja que Pakistán, Rusia o China sean los bélicos y ellos los prudentes.

Al final se aclara el malentendido y todos felices. Resulta que los extraterrestres querían pedirnos ayuda a los terrícolas, todo un acierto.

Abrazos.

El tiempo lo comprendemos como sucesión, como una forma del pase. No como una línea cuál es manipulable. Un persa diría que, en las cortinas ve como esta retrocede y avanza, y como en la lluvia la gota cae y sube; pura percepción. Sí se remite uno a la filosofía alemana, a exponentes como Schopenhauer o Kant, se establecía ya ahí, antes de Einstein, cual es padre de la relatividad expresada en física, más no en idea. El espacio es posición y nada más, el tiempo sucesión y nada más y la materia es causalidad y nada más. Es decir, una percepción o como diría Kant: un fenómeno. O Schopenhauer: una representación. Puesto esto dicho que esto es una teoría científica es errada, así que la tomaré como lo que es, una ficción. En este último caso está bien para quién no comprenda o no tenga el conocimiento antes expresado. Con toda la explicación dicha puedo decir ya tomando esto como asimismo es: arte. Qué tiene unos efectos visuales maravillosos, una fotografía esplendida, pero eso se cae al tener que ver una pieza tan soporífera. No ocurre nada hasta el final que ella tiene una especie de aclaración divina...

Mi nota es 3.8/10.

Por cierto, he entendido perfectamente de que va, y algo que podría ser profundo y filosófico se lo han llevado a la americanada ridícula, en la que rusía y china son los malos de la película, y una heroína estadounidense salva el mundo en una escena patética.
Nada más que decir.