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Happy End

Drama La película gira en torno a una familia burguesa que posee una empresa en Calais, al lado de los campamentos donde viven miles de refugiados. (FILMAFFINITY)

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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
27 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por segunda vez en menos de un mes o así, la anterior fue la también decepcionante "Elle" (Paul Verhoeven, 2016), vuelvo a toparme de bruces con Isabelle Huppert formando parte de una familia de sociópatas y desequilibrados. Al final la acabo odiando, ya os aviso. Y por segunda vez pocas sensaciones más al margen de esa minucia.
"Happy end", último trabajo de Michael Haneke a día de hoy, algo sobre lo que luego me explayaré; es una comedia negra pésimamente disfrazado de drama. Aunque en verdad como lo primero solamente funciona en la recta final. Lo que supone un serio problema. Que ya es más funcionar que sobre lo segundo, que no funciona en ningún momento. Lo que supone un problema aún mayor todavía.
Otro encontronazo de los varios que he tenido con "Happy end" es que, durante los noventa minutos de metraje, no se qué narices me ha querido contar el realizador austriaco. Y dudo seriamente que el propio Haneke supiera qué quería contar exactamente. Se atisban amagos de crítica social a diversos frentes. A la generación milénica y posmilénica, a las redes sociales, a la burguesía… Pero al final solo en clave de basto amago que ni pincha ni corta.
Por destacar algo positivo dentro del sinsentido generalizado que es "Happy end", destacar ese incómodo y desconcertante "Paranormal activity" (Oren Peli, 2007) que se monta al principio Michael Haneke. De lo más estimulante del film. El cineasta sigue demostrando ser un maestro creando malestar e incomodidad, aun en productos eminentemente flojos. Y qué decir del desenlace de la película, lo segundo mejor de la obra.
En fin, espero que "Happy end" no sea lo último de Haneke. Me enfadaría de lo lindo si así fuera o fuese. Aunque, pensándolo bien, llevo once años repitiéndome lo mismo con John Carpenter, y miren ustedes mismos. Al final cierra su filmo con "Encerrada (The ward)" (2010) y ni se inmuta. Haneke, haz otra por favor.
Isaac Paskual
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3 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haneke se volvió autocomplaciente. Aún sin nada nuevo que decir, su cine resuma calidad por todos los costados. Aquí se dan cita los elementos componentes de su cine no solo a nivel temático, incluso a nivel de personajes. Y es que a su edad está bueno recapitular. Particularmente nunca estoy con expectativas altas sobre ningún trabajo de un autor; así tenga una estela tan difícil de igualar como la de Haneke,- el mejor director del panorama actual desde mi humilde opinión- sin embargo tengo que decir que siempre logra sorprenderme.

Esta película, la antítesis de su inmediatamente anterior Amor, sigue explorando los pormenores y pormayores de la sociedad occidental. La incapacidad del hombre civilizado de ser honesto consigo mismo, de conectar con sus pulsiones. Aquí no hay solo represión, por el contrario hay una urgencia por negociar estas motivaciones inconscientes y esto deriva en las más diversas formas de relacionamiento moralmente reprochable: violencia, perversión y autodestrucción, un peso enorme que estos personajes parecen no poder soportar y que termina dejándolos incapacitados para la comunicación y empatía. En esta película incorpora como nueva herramienta generacional las redes sociales el chat y el streaming como uno de los elementos al uso de unas nuevas generaciones que evolucionan de la neurosis de la generación X al comportamiento más sicopático de los Millenials.

El hombre civilizado como victima de su civilización. Cabe resaltar que Haneke se ensaña particularmente con la burguesía, y aquí es muy ideológico, ya que parecen existir en sus películas victimas de primera y segunda mano. Los profesionales acomodados y sus dinámicas y conflictos que irradian sobre los migrantes, campesinos y pobres en general.

Un Haneke al que ya se le notan los años, cuya frase "el arte debe avanzar en preguntas y nunca dar respuestas" parece que la dejó olvidada en un cajón, porque en esta película se ensucia las manos y se atreve a concluir "como si de un trabajo académico se tratara" su tesis sobre la mentalidad de la clase burguesa de las últimas décadas. Un trabajo de análisis psicológico que deriva en conclusiones de carácter sociológico. Su poder sigue ahí, es imposible no percibir que se trata de un artista brillante con un pulso y estilo único.
Sisifo
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15 de julio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie se habría imaginado, a estas alturas de su carrera, que Haneke se metería a hacer la mejor adaptación de 'Heidi' jamás vista.
Pero supongo que así evoluciona la carrera de un artista: cuando no sabes qué hacer, tiras a todos los personajes y temas, a ver si alguno te convence.

Dicen (sorpresa) que 'Happy End' es una comedia, la primera de su director.
Pero me cuesta reírme de situaciones sin contexto ninguno, largas a dolor que parece que se ha dormido hasta el cámara, y donde más que una "familia" parece que veo una serie de imbéciles con nula capacidad de relacionarse.
¿Aunque quizás esa era la intención, no?
Deformar hasta la incomodidad a todos los adultos que rodean a la inocente Eve, en ese punto entre la exasperante parodia y la más cruel sinceridad, contraponiendo los tediosos problemas de pobres niños ricos al callado desamparo de la niña de verdad.

En ese caso, más que como comedia, esta historia funciona como simple y pura tragedia, cada vez más terrible porque esa niña necesita un padre, una madre y un hermano, no esas cenas silenciosas en las que un "¿qué tal te ha ido el día?" es lo más rancio que hemos escuchado nunca.
La proximidad de un campo de refugiados a la maravilla de casa lujosa con criada y criado (¡los dos!) es un apunte argumental obvio, pero lo peor es que es verídico y explica perfectamente porque pasamos de la necesidad aunque la tengamos al lado: de tanto estar en las noticias, de tanto machaque mediático, esos refugiados se han convertido en seres de ficción, tan descoyuntados y ausentes como los vídeos de youtubers que contempla Eve o el digital retrato de crueldad inconsciente con el que abre la película.
Y mira que Isabelle Huppert hace de japuta que es un gusto, pero creo que nunca la he visto tan cabrona como cuando pregunta a la hija de sus criados si está bien, viendo en su mirada perdida que le importa un carajo.

Por eso quizás me ha parecido tan cálida esa nueva versión de 'Heidi' que Haneke regala entre tanta realidad decepcionante.
Necesito un gancho emocional, sentir que alguien se preocupa por alguien, aunque sea la extraña pareja de niña y viejo, porque ambos han quedado fuera del partido que libra su acomodada y tontísima familia. Uno en el que, para ganar, es necesario colarle tantos goles, infidelidades y traiciones a quien supuestamente se quiere como sea posible.
Ellos no han buscado eso desde su primer acercamiento, sino que comparten un miedo tan triste como es el que, de tanto vivir entre algodones y pantallas, se conviertan quienes les cuidan: no puedo dejar de pensar que su relación surge de la necesidad, no del cariño, pero... ¿hay algo más afectuoso en esta película que Jean-Louis Trintignant diciéndole "querida"?

Quería reírme con estas historias del abuelo Haneke, porque para él son divertidas.
Pero quizá es porque yo todavía tengo que vivir en estas mierdas europeas, mientras que él se descojona desde un ocaso que, a fuerza de patético, solo puede ser divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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16 de noviembre de 2017
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Haneke junta en esta película varios caminos que conducen a un abierto viaje que puede resultar absurdo o distante. La apertura de tramas paralelas pero no confluyentes hace que el tramo de caminata del espectador quede en bello paisaje pero pedregoso en su análisis. Los parajes son hermosos y elegantes, pero erráticos, intensos y ensimismados, y con esa majestuosidad y elegancia visual que solo él sabe imprimir. Los acompañantes de este periplo son unos actores consagrados por calidad y cantidad, y refrescan el arduo y caluroso camino. Estéticamente espléndida, agrada y convence, pero no en su resultado final, que puede pecar de ostentoso. Isabelle Huppert ciega con su saber estar, una gran dama del cine que da emoción e intensidad al trabajo, comparte miedos e intenciones en su actuación, hace el camino llevadero y refrescante. Otro acompañante lleno de vida, paradójicamente, es Jean-Louis Trintignant, que da intensidad y profundidad a las relaciones interpretativas, el verso libre de un soneto cojo.
Bolseiro
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8 de agosto de 2018
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Sin duda uno de los directores con una filmografía más interesante, pese a no ser muy extensa, es el alemán Michael Haneke, que con 75 años rodó su nueva película, que de nuevo fue presentada en el festival de cine de Cannes, en donde es uno de los cineastas más apreciados, aunque en esta ocasión la recepción no fue tan positiva como en " Amor ( 2012 ) " o " La cinta blanca ( 2009 ) ", y su trayectoria posterior en los principales premios europeos ha sido casi nula, pese a lograr dos nominaciones en los EFA 2017, en las categorías interpretativas protagonistas para Jean-Louis Trintignant e Isabelle Huppert.
La presentación en nuestro país tuvo lugar en el pasado festival de cine de San Sebastián ya que la película formó parte de la prestigiosa sección Perlas del Zinemaldia y poco después en el de Sevilla.
La propuesta, que pude ver en Donosti, me parece inferior a otras películas de Haneke, y sin ser mala es decepcionante teniendo en cuenta que estamos ante uno de los genios del cine actual, y va de menos a más, ya que lo mejor tiene lugar en el tercio final, cuando comprendes lo que nos han querido contar en los minutos anteriores.

En este proyecto están presentes los elementos comunes en el cine del director, entre ellos el intentar llamar la atención con imágenes que pueden molestar, y en esta ocasión lo hace poniendo su punto de mira en las redes sociales y la influencia en la sociedad actual, y al mismo tiempo nos presenta una familia en estado de desintegración, en donde la mayoría actúan de manera individualista, con engaños y ocultación de algunos actos, y que únicamente se unen cuando la situación es insostenible y ya no tiene vuelta atrás. El texto escrito por Haneke es incisivo, vuelve a bordar temas como la vida y la muerte, las infidelidades y las decisiones equivocadas en algunos casos por guiarse por su instinto sexual o por las envidias. Se pueden sacar muchas conclusiones y la película es ideal para un coloquio posterior como casi todas las dirigidas por Haneke, pero a nivel personal no he conectado con lo que nos quiere contar el director, y salvo ese magnífico desenlace y una escena en la parte final con la conversación entre abuelo y nieta la película no me ha provocado sensaciones ni de sufrimiento, ni de angustia, ni de emotividad, y ese es un problema cuando la película quiere que los espectadores sientan alguno de esos sentimientos.

A nivel interpretativo me quedo con las actuaciones de Jean-Louis Trintignant, que vuelve a estar excelente al igual que en la anterior película del director, y que a sus 87 años sigue manteniendo el talento por el que saltó a la fama en el cine francés clásico. En esta ocasión su papel es el de cabeza de familia, cuyos hijos se comportan de manera egoísta y que al final tiene como gran confidente a su nieta Eve, y juntos os regalan las mejores escenas de la película, y ese final que resume muy bien toda la película. Ese personaje femenino está interpretado por Fantine Harduin, una joven intérprete a la que conocemos por ser la hija de Durais y Kurylenko en " La bruma ( 2018 ) " ( estrenada la misma semana en los cines españoles ). Isabelle Huppert, Mathieu Kassovitz, Toby Jones y Franz Rogowski completan el reparto, y de esos 4 me quedo con el papel del último, uno de los mejores intérpretes alemanes del cine actual, como Pierre el hijo de Anne ( Isabelle Huppert ). El montaje de Monika Willi y la fotografía de Christian Berger, dos habituales de los trabajos anteriores del director, y la ausencia casi total de música son los otros puntos fuertes de esta película que gustará a la mayoría de seguidores del cine de Haneke, aunque en mi caso no me ha terminado de convencer.

LO MEJOR: El desenlace. La actuación de Jean-Louis Trintignant.
LO PEOR: Tarda en arrancar.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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