Gambito de dama (Miniserie de TV)

Netflix ha acertado con el producto: una miniserie que va desentrañando, más que los misterios del ajedrez, ciertos enigmas de su protagonista. Una meticulosa muchacha, interpretada con rotundidad por Anya Taylor-Joy, desde una composición serena y efectiva.

Es una buena serie, pero no para rozar el ocho entre el conjunto de usuarios de la página. Las series se han convertido en la mejor baza en este mundo aislado donde en nuestra vida cotidiana y familiar, escasamente se comparte, limitándonos a habitar el mismo espacio.

Magníficamente ambientada, desde un potente guion, donde la acción se intelectualiza en un juego entre el propio ajedrez y el espectador que asiste al efectivo volcado de Beth Harper.

Siempre me llamó la atención que hubiera tan pocas historias de ajedrez en el cine o la televisión. Es cierto que no es fácil trasladar la complejidad del deporte a la pantalla, sin que se vuelva confuso o incluso aburrido, pero creo que el ajedrez tiene historias lo suficientemente interesantes (aunque sea desde el punto de vista biográfico) para inspirar más adaptaciones. The Queen's Gambit llega en un momento oportuno, ya que la pandemia del Covid-19 le dio un nuevo impulso de popularidad al ajedrez, a través de la virtualidad.

La serie está basada en un libro del mismo nombre que, de alguna manera, anticipó la carrera de Judit Polgar, ya que la jugadora húngara fue la primer mujer en ganarse un lugar en la élite del ajedrez mundial, llegando al puesto 8 del ranking mundial, y venciendo, al menos una vez, a todos los campeones mundiales importantes de su tiempo (Kasparov, Karpov, Anand, Kramnik, y Carlsen). Además, el estilo de la protagonista se asemeja al juego agresivo y dinámico de Judit. Aunque tampoco está de más aclarar (por si las dudas) que Polgar nunca tuvo los problemas de adicción que aquejaron al personaje principal de la novela/serie.

Respecto a la serie, hay que decir es que es una grata sorpresa, tanto para quienes somos aficionados al ajedrez (y por fin tenemos una historia que le hace justicia), como para quienes no sepan jugarlo, ya que pueden tener una primera aproximación al deporte, disfrutar de una gran historia y, quizás, seguir indagando por su cuenta. The Queen's Gambit encuentra el punto justo entre la presentación de nombres y conceptos troncales del ajedrez (Capablanca, Alekhine, Philidor, Siciliana, Caro-Kahn, etc) pero sin volverse demasiado técnica o críptica para quienes nunca lo jugaron. En ese equilibrio radica una de sus principales virtudes.

El otro motivo, sin dudas, es la caracterización de la protagonista. Afortunadamente, Beth Harmon es un personaje mucho más complejo de lo que se observaba en el avance promocional, en el que se hacía demasiado hincapié en sus adicciones. En la serie, ese problema está mucho más matizado, y si bien es una presencia más o menos recurrente, no define enteramente al personaje, si no que se complementa con otros aspectos como su pasado traumático, la relación con su madre adoptiva, la pasión/obsesión por el ajedrez, etc.

Y Anya Taylor-Joy, por supuesto. Desde el inicio de su carrera tuvo varios papeles interesantes, pero aquí realiza una actuación consagratoria que debería catapultarla al lugar que merece en el firmamento de Hollywood. Interpreta con excelencia a un personaje repleto de matices, y se carga al hombro todo el peso narrativo de la serie sin la menor dificultad. Además, Anya Taylor-Joy asume el desafío de representar a Beth primero como una adolescente recién salida del Instituto, luego como una mujer adulta, y hace todo ello con una naturalidad asombrosa. Especialmente cuando está delante del tablero, y puede expresar mucho sólo con una mirada.

Con los secundarios me pasa algo extraño; me gustó la caracterización de la mayoría, pero no tanto el uso que se hace de ellos en algunos tramos. Es decir, creo que hay un buen trabajo de guion y actores, pero a veces los personajes aparecen y desaparecen según convenga a la historia. Por ejemplo: la relación entre Beth y Beltik (Harry Melling, Dudley, en la saga de Harry Potter) está un poco forzada, o la aparición repentina de Jolene. A destacar el trabajo de Marielle Heller como madre adoptiva de Harmon (en gran sinergia con Anya Taylor), Bill Camp como su primer maestro (aunque un poco desaprovechado), y la desconocida Isla Johnston, que interpreta a Beth en su etapa del Instituto. Thomas Brodie-Sangster no me terminó de convencer, y a veces parece haberse escapado del set de Godless.

El trabajo técnico en The Queen's Gambit también es notable. Especialmente en lo que se refiere a la ambientación de la época, la banda sonora, y la dirección de Scott Frank, caracterizada (entre otras cosas) por los elegantes movimientos de cámara que muchas veces acompañan los recorridos de la protagonista a lo largo de los distintos escenarios.

En resumen, The Queen's Gambit es una de las grandes sorpresas del año, y una serie de visión obligatoria para quienes disfruten del ajedrez, o quieran aprender un poco del mismo. Ojalá tenga el reconocimiento que se merece.

Cada vez que alguien inicia su critica diciendo que esta "es la mejor serie del año", yo levanto los ojos y miro el calendario, por regla general me doy cuenta que el año no ha terminado. El problema de la mayoría de los críticos de estos lados, es que muchos no saben diferenciar entre critica al arte y lo que los entretiene. Para explicarlo en fácil: "Duro de matar" con Bruce Willis es entretenida, pero es un bodrio como arte.
Con esta serie pasa eso, lo reconozco me entretuvo y la vi de un tirón. Pero es el guion de siempre ahora es una niñita huerfanita, talentosa a la cual inicialmente nadie la reconoce y supera todo y triunfa ¿no les suena conocido?
¿se acuerdan de Matt Damon haciendo de jovencito desadaptado y pobre del Bronx venido a genio de la física teórica?
Se agradece que sea sobre un arte, el ajedrez, del cual no se hablaba hasta hoy mucho. No me cabe duda que en un par de meses leeremos la noticia de que los clubes de ajedrez en USA se han multiplicado. Se agradece también el final feliz, aunque previsible desde el primer minuto, pero como están los tiempos mejor felicidad que más tristeza.

Muy bien la ambientación, diseño de vestuario, decorados, extras, etc.

Pero ¿ 7 capítulos de 1 hora para contar esta historia ? Venga, ya!.

Se me ha hecho pesadísima, me han dado ganas de dejarla cien veces. No me ha despertado interés en ningún momento. Me río de algunas críticas que la califican como trepidante y adictiva. Pues recuerdo haberme divertido más viendo recolectar comida a las hormigas.

Parece que hoy en día lo rentable es alargar artificialmente una historia para poder rellenar las rejillas de las múltiples plataformas audiovisuales, porque si no, no se entiende que lo que nos cuentan aquí no quepa en un formato de 90 minutos (siendo generoso). ¿Sabíais que la novela en la que se basa la serie tiene 243 páginas, que si te pones, te la meriendas en una tarde?

Vamos, que si los creadores pillan un libraco de Stephen King, nos endiñan 18 temporadas.

Acabo de terminar esta serie de siete capítulos. Estoy tan atónita por la mezcla de sensaciones que me ha dejado que no sé ni por donde empezar.

Primero decir que no era gran fan de Anya Taylor-Joy. Es una actriz con facciones duras y a primera vista parece fría y trasmite la sensación de que no vas a empatizar con ella. Nada más lejos de la realidad!

Esta es una historia de superación, adicciones, pérdida, y también de logros y de lucha... tan real como la vida misma! En el primer capítulo vemos a una Beth muy pequeña, que acaba de sufrir un enorme trauma. Pero aún viendo a una niña tan pequeña puedes sentir que realmente su personaje es singular y con un carácter muy bien trazado desde el comienzo. A los diez minutos de haberla empezado ya te sientes de alguna manera “conectado” con su personaje.

La Beth ya crecida e interpretada por Anya me ha sorprendido una barbaridad. Sus ojos enormes y sus rasgos camaleónicos no dejan impasible a nadie. Cuánto es capaz de decir con la mirada, increíble. Me encanta como representa un papel así de femenino y a la vez tan potente, descarado e independiente... consigue hacer que llores, te emociones y hasta te saca una sonrisa cuando gana una partida o es feliz dentro de su historia.

La serie, aún habiendo empezado con situaciones dramáticas desde el minuto uno, logra hacerte vivir una montaña rusa, porque cuando piensas que la pobre ya ha tenido suficiente, BOOM otro palazo. Pero no quema. No quema, porque cada situación que vive es singular. Como en la vida real, que por mucho que luches, no sabes por donde vas a tropezar o que problemas te va a plantear la vida. Y ella tropieza y mucho, no sólo por circunstancias externas, sino también por su propia debilidad. Aún así, me ha gustado mucho que tampoco abusa de drama, por eso es real.

Es muy valorable también el hecho de que el personaje de Beth, aún desarrollándose capítulo a capítulo, no pierde esa raíz de autenticidad e independencia que la caracteriza desde el comienzo, y eso te hace quererla todavía más y conectar todavía más con su historia, porque te mueres por saber que pasará después de todo.

Es una historia que también habla del talento. Y de lo importante que es cuidarlo y cuidarse a uno mismo. De conocerse a uno mismo y de saber que siempre hay gente que te quiere, pero que lo más importante antes de querer es quererse.

El guión, a mi parecer, es muy especial. Te captura por la sobriedad y el gusto que cualquier serie que merezca la pena suele mostrar. No hace falta decirlo todo con palabras o abarrotar cada minuto de conversaciones sin contenido. Los directores se toman su tiempo en formar al personaje de Beth, pero a la vez puedes sentir que avanza a un ritmo frenético y eso engancha. Engancha porque no necesita de especiales adornos o de giros “inesperados”, muy quemado en series actuales, para sorprenderte y querer seguir viéndola. Y también atrapa porque parece completamente una historia real. Tan real que me ha sorprendido que no estuviera “basada en hechos reales”!

El decorado y el vestuario estoy segura de que se llevará Emmy para casa porque está cuidado hasta el más mínimo detalle. Consigue completamente la misión de teletransportarte a esa época, cosa que no había experimentado con ninguna otra serie desde Mad Men . Se nota que es una joya.

La música y la banda sonora, cuidada y seleccionada a la perfección en las partidas, cuando baila, llora, etc es perfecta.

Y qué decir de la dirección artística... de lo mejor de la serie la verdad. Si que se nota que es producto de Netflix, no han escatimado en efectos especiales, por muy sutiles que fueran, pero que logran reavivar la pasión en los momentos de suspense y sobre todo durante las partidas que juega Beth. Muy probable que se lleve otro Emmy para casa en esta sección.

Los personajes secundarios son brutales, Alma, Jolene, Mr Shaibel... todos hacen su papel a la perfección y, podrá parecer insignificante, pero a mi parecer es muy importante para conseguir mantener al espectador convencido e inmerso en la historia. En este caso no se podría haber hecho mejor.

Me parece increíble como han sido capaces de hacer de un juego tan tradicional y olvidado como es el ajedrez, una historia tan potente y enérgica. Realmente me han entrado ganas de coger el tablero polvoriento de casa y echar una partida o dos!

Si te gustan las buenas series esta es un must.