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Pride (Orgullo)

Comedia. Drama En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales. Empieza así la ... [+]
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
12 de julio de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las escenas que hacen que suba la nota son esas que reflejan la actitud, donde se manifiesta la tolerancia de las mujeres frente al miedo de los hombres: Rudos mineros, machos e inseguros.

Cierto que aunque es un trabajo coral, los personajes se ofrecen esquemáticos, tampoco la historia se prestaba a otro desarrollo.

Entretenida en su parte salvaje, cuando el conflicto se hace más evidente, y cuando ambos grupos se posicionan. Perfecta ambientación de la década de los ochenta, y una música acertadamente elegida.
ANHELL
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19 de marzo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mágica. Entrañable. Enternecedora. Maravillosa. Son los adjetivos que elegiría de Pride si fuera el responsable de marketing de la distribuidora para resaltar sus mejores atributos en un póster promocional. En letras bien grandes. Sentencias que seguro que más de un crítico anglosajón, de esos tan impulsivos y exagerados, podría destacar sin pestañear en su crónica. Y no estaría faltando a la verdad, porque este insólito encuentro entre activistas gays y mineros en la Inglaterra de Margaret Thatcher sólo podía llevar a un único destino: la pura emoción.

Lo que sí es desmesurado en la promoción, y no juega muy a favor de la película, son las comparaciones. Todos sabemos que cualquier excusa es buena para atraer a más público a las salas, pero situar a Billy Elliot y The full monty como referentes de Pride es, además de injusto, un pelín sobredimensionado. Aunque es evidente que gustará a los fanáticos de ambas, la cinta no llega a las cotas de sensibilidad de la primera ni de originalidad de la segunda. Conviene saberlo para no llevarse sorpresas.

Las influencias son claras. El espíritu reivindicativo fluye en los tres proyectos por medio del humor y la fibra sensible. Imposible no empatizar con unos personajes tan marcadamente arquetipados, diseñados al milímetro para ganarse el cariño de la audiencia, aunque sea en un contexto tan duro y real como la huelga de mineros ingleses en los años 80. Resulta imposible no rendirse ante un cuento de hadas en el que las lecciones se aprenden a un ritmo vertiginoso, las adversidades se solventan en segundos y la intolerancia se resuelve mediante el diálogo. Un mundo ideal, que dirían los de Disney, del que no queremos despertar.

Pride es toda una fiesta de la diversidad, un canto a las bondades del ser humano que, desde luego, no está pensado para escépticos y cascarrabias. Resulta más gratificante rendirse a los encantos de una gran fábula que lo único que persigue es hacernos sonreír. Desde luego, lo consigue. A fuerza de trucos, de situaciones forzadas, de ciertos vicios lacrimógenos. Pero con un fin positivo y sano, al fin y al cabo.

Pasemos por alto la verosimilitud de algunas escenas del filme, porque difícilmente podrían hacerse realidad (aunque la cinta esté basada en hechos reales), y disfrutemos de su impagable contenido, como ese baile que se marca Dominic West ante una atónita audiencia minera, en un papel radicalmente opuesto al Noah de The affair. O el que protagoniza un grupo de galesas enloquecidas en locales de ambiente de Londres. Poco importa si ocurrió. Lo importante es soñar que podría suceder.

Por si el humor no fuera suficiente, Pride cumple a la perfección con su función didáctica, equilibrando muy bien las posturas y manteniendo siempre un impecable respeto por ambos colectivos. Alecciona, es evidente, pero sin caer en falsos victimismos. Los prejuicios están presentes tanto en mineros como en homosexuales, y prueba de ello son los abucheos que en una de las escenas le propinan los clientes de un local gay a un líder sindical y hetero. Por tanto, el mensaje, como todo en este filme de pocos alardes, queda perfectamente claro y definido: No a la homofobia, no a la discriminación, no a la intolerancia.
polvidal
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20 de octubre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reino Unido, 1984. En pleno apogeo de la huelga del sindicato de mineros que paralizó la producción de carbón todo el reino, un grupo de homosexuales en Londres, liderados por Mark (Ben Schnetzer) deciden fundar una organización para recaudar fondos para ayudar a los mineros. En un contexto donde no son vistos de buena forma (más aún con el auge del SIDA en dicho momento y todo el mito que se acarreaba en contra del homosexualismo y este padecimiento), razón por la cual ni siquiera el sindicato de mineros decide aceptar dicha ayuda.

A pesar de esto el grupo no dar el brazo a torcer y deciden contactar un pequeño pueblo minero en algún lugar en Gales para ofrecerles la ayuda, estos aceptan y a pesar de algunas rencillas, logran entablar un gran contacto entre esta organización y la comunidad. Pride destaca la lucha y el humanismo de estas personas, luchas complejas porque además todos de una u otra forma enfrentan un conflicto interno.

El largometraje es una comedia dramática a la que no le he cogido mayor gracia, en dos sentidos, por un lado, chistes predecibles y quemados, personajes muy prediseñados (en especial los del pueblo), situaciones que intentan ser elocuentes pero no lo son. Mientras por otro lado, una trama donde el guion escrito por el debutante Stephen Beresford no presenta un conflicto central fuerte, solo pequeños problemas que se van resolviendo con una facilidad asombrosa.

En síntesis, el film se desarrolla con tranquilidad, sin excesos, nadie, incluido el director, toma riesgos, manejando este trabajo de forma muy acomodada, para ver un domingo por la tarde en el televisor cuando no hay nada que hacer, o si se quiere sacar una risilla fácil de vez en cuando. Puntos a favor, una acertada ambientación, actuaciones bastante decentes y obviamente, el sentido de la película, que resulta ser esta lucha social de dos grupos totalmente diferentes que logran unirse en busca de un bien, sin duda lo más atractivo, pero en conjunto, se está ante una obra bastante deficiente.
10P24H
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28 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pride, es una interesante película ambientada en el Reino Unido delos años 80, que nos cuenta una bonita historia en donde 2 sectores totalmente opuestos como gays y lesbianas por un lado y mineros por otro, unen fuerzas para reivindicar los derechos de estos últimos, en una época en donde las riendas del Reino Unido las lleva nada más y nada menos que la Sra. Margaret Thatcher, conocida como la dama de hierro.

Es este periodo el colectivo gay es débil y no es ni la sombra de lo que es ahora, pero gracias a actos como estos, se asientan las bases y se consiguen los avances necesarios para llegar a los tiempos presentes y lo que aún queda por ver y se verá y es que el colectivo gay, se mueve y se lo monta como nadie y en la película queda latente, pues es una época, en donde reinan las mentes cerradas. la ignorancia y el tabú entre la opinión pública. por lo que solo unos pocos, son los valientes en echarle huevos, salir a la calle y luchar por sus libertades y libertades.

Gays y mineros, mineros y gays a base de abrir la mente, la tolerancia y la comunicación, consiguen que las reivindicaciones, ideologías e inquietudes de las personas no estén tan alejadas como pensamos.

La película, como no, relata los acontecimientos a ritmo de comedia, en donde no faltan los momentos entrañables, destacando por otro lado la actuaciones de Dominic West, protagonista de una de las mejores series de la historia como es “The wire”, por lo que verle en su papel de gay es chocante pero a la vez fantástico, porque el tío lo clava y se pega unos buenos bailes para el recuerdo.
ElTíoSerto
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23 de marzo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido lograda, con una mezcla de “Full Monty” y “Billy Elliot”. Me ha emocionado y me ha hecho reír esta conmovedora historia real.
A pesar de momentos un poco cursis con los tópicos y que sea comercial claramente, es recomendable por sus interpretaciones que consiguen transmitir toda la fuerza de los personajes.
floro
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