Spring Breakers
4,9
19.626
Thriller. Drama
Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2013
3 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin haber asumido el liderazgo en propiedad de películas tras ser parte de la generacional "Kids" (1995), esta vez Harmony Korine además de hacer el guión es también quien dirige "Spring breakers", extendiendo en busca de una consolidación más notoria su multiplicidad de roles como director, productor, guionista y actor, siempre con el sello del underground.
No cabe duda que esta cinta quierase o no está marcada por la presencia de ex chicas Disney como Vanesa Hudgens y Selena Gómez, quienes -sobretodo esta última- buscan desmarcarse del rótulo infantil y que en el caso de la morena le cuesta principalmente por su cara de niña inocentona.
La película puede sorprender volando bajo a quienes no se informan sobre realizadores y antecedentes, golpeando por el tratamiento alternativo, oscuro y disperso de una historia, que aunque puede parecer extraviado y casual, está cuidadosamente estudiado en cada paso.
Femenina, es más que cuerpos púberes desorientados. Es una pinza entre cine hollywoodense pero con más de crudeza propia del under. No será lo que muchos irán a ver.
Es más insinuada que explícita en los excesos lo que da cuenta del cuidado al elaborarla, pero en un momento cae en un inevitable pozo donde sólo el ruido del cargador de un arma logrará sacar del sopor al espectador. Siendo acotada (hora y media) puede hacerse más larga de lo que merece, ya que pese a que promete surrealismo podría resumirse en "Tú x mí" de Christina y Los Subterráneos.
Rachel Korine y Ashley Benson promedio, Selena Gómez con gusto a poco y sin desencasillarse, Vanesa Hudgens dispuesta a todo. James Franco demuestra que está al nivel cuando se lo proponen y en cuanto a la estética, aunque reiterativa cumple el objetivo de crear una tendencia, una atmósfera, que aunque algo forzada permanece en el espectador.
"Spring breakers", es el sueño de vacaciones para siempre a cualquier costo en la época de la vida donde parece que hay menos que perder, y por si fuera poco en medio de la superficialidad adolescente americana. Un dejá vú de curvas casi culpables de ver entre irregularidad en escena, difícil de juzgar pero con más pros que contras.
Recomendación:
Un experimento under astutamente escondido en el circuito comercial. Interesante.
No cabe duda que esta cinta quierase o no está marcada por la presencia de ex chicas Disney como Vanesa Hudgens y Selena Gómez, quienes -sobretodo esta última- buscan desmarcarse del rótulo infantil y que en el caso de la morena le cuesta principalmente por su cara de niña inocentona.
La película puede sorprender volando bajo a quienes no se informan sobre realizadores y antecedentes, golpeando por el tratamiento alternativo, oscuro y disperso de una historia, que aunque puede parecer extraviado y casual, está cuidadosamente estudiado en cada paso.
Femenina, es más que cuerpos púberes desorientados. Es una pinza entre cine hollywoodense pero con más de crudeza propia del under. No será lo que muchos irán a ver.
Es más insinuada que explícita en los excesos lo que da cuenta del cuidado al elaborarla, pero en un momento cae en un inevitable pozo donde sólo el ruido del cargador de un arma logrará sacar del sopor al espectador. Siendo acotada (hora y media) puede hacerse más larga de lo que merece, ya que pese a que promete surrealismo podría resumirse en "Tú x mí" de Christina y Los Subterráneos.
Rachel Korine y Ashley Benson promedio, Selena Gómez con gusto a poco y sin desencasillarse, Vanesa Hudgens dispuesta a todo. James Franco demuestra que está al nivel cuando se lo proponen y en cuanto a la estética, aunque reiterativa cumple el objetivo de crear una tendencia, una atmósfera, que aunque algo forzada permanece en el espectador.
"Spring breakers", es el sueño de vacaciones para siempre a cualquier costo en la época de la vida donde parece que hay menos que perder, y por si fuera poco en medio de la superficialidad adolescente americana. Un dejá vú de curvas casi culpables de ver entre irregularidad en escena, difícil de juzgar pero con más pros que contras.
Recomendación:
Un experimento under astutamente escondido en el circuito comercial. Interesante.
22 de julio de 2013
22 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si acaso entregar una definición de SB, diría que se trata de una película fundamentalmente "superficial", incluso cínica. Superficialidad radical que se demuestra desde la primera escena: aquellos jóvenes norteamericanos, con su felicidad alcoholizada y narcótica, aparentemente felices, bellos y sexualiados al extremo. El placer aqui y ahora. La música house resuena, bajos, bajos violentos, instintos, carne, y vacío. La primera escena a velocidad ralentizada, nos comunica sin más rodeos este afán hedonista. La temporalidad de un placer que es pura sensación. Detener la vida, para vivirla intensamente en un mundo acelerado. La pregunta es ¿Qué es vivir la vida --más aun la propia vida--?.
SB no da respuestas, no juega grandes tesis, sino que describe y nos expone con radicalidad a un horizonte absurdo y vacío de respuesta, a este cuestionamiento infantil, y lamentablemente hegemónico. Probablemente la disposicion a observar con esta pregunta como trasfondo (la gran pregunta, pesada, y reiterativa que las protagonistas se hacen a sí mismas hasta el absurdo), pueda definir las posiciones de una evaluación.
Asimismo, con probabilidad, aquellos más conservadores desecharán con rapidez el efectismo de Korine. Hay momentos de belleza, de interpelación visual, aunque se tiene la sensación contante de que lo visto, ya lo he visto antes (y mejor). El punto interesante de SB es que su relevancia se juega en una observación fuera del cine. Ahora, no cabe duda que utiliza eficazmente los recursos para comunicar su sentido: la superficie.
La trama, el guion, la narracion nunca se desarrolla a plenitud. La historia no se desenvuelve. Nos quedamos con la sensación de que aún no nos podemos enganchar a lo que les sucede a estas niñas envueltas en este conflicto irreal, y ya todo ha terminado. Nos quedamos en la superficie. Nos quedamos. Nos quedamos. Detenidos. Esperando si de todo esto, de esta locura visual, de este vacío voluptuoso, alguna cosa podemos conseguir. Y no, no conseguimos nada. De eso se trata. No conseguimos más de lo que esperamos, de lo que podríamos esperar. Es eso lo relevante, el gran punto a favor de la película.
Mención especial merece que la historia se construye con estas protagonistas salidas de Disney. Estas niñas bellas, representatntes del exito, ultra famosas y adineradas. Construidas para las cámaras. Notable también la escena del piano, las capuchas y Britney, una exageración muy bien pensada.
Con todo, SB es --al menos-- interesante
SB no da respuestas, no juega grandes tesis, sino que describe y nos expone con radicalidad a un horizonte absurdo y vacío de respuesta, a este cuestionamiento infantil, y lamentablemente hegemónico. Probablemente la disposicion a observar con esta pregunta como trasfondo (la gran pregunta, pesada, y reiterativa que las protagonistas se hacen a sí mismas hasta el absurdo), pueda definir las posiciones de una evaluación.
Asimismo, con probabilidad, aquellos más conservadores desecharán con rapidez el efectismo de Korine. Hay momentos de belleza, de interpelación visual, aunque se tiene la sensación contante de que lo visto, ya lo he visto antes (y mejor). El punto interesante de SB es que su relevancia se juega en una observación fuera del cine. Ahora, no cabe duda que utiliza eficazmente los recursos para comunicar su sentido: la superficie.
La trama, el guion, la narracion nunca se desarrolla a plenitud. La historia no se desenvuelve. Nos quedamos con la sensación de que aún no nos podemos enganchar a lo que les sucede a estas niñas envueltas en este conflicto irreal, y ya todo ha terminado. Nos quedamos en la superficie. Nos quedamos. Nos quedamos. Detenidos. Esperando si de todo esto, de esta locura visual, de este vacío voluptuoso, alguna cosa podemos conseguir. Y no, no conseguimos nada. De eso se trata. No conseguimos más de lo que esperamos, de lo que podríamos esperar. Es eso lo relevante, el gran punto a favor de la película.
Mención especial merece que la historia se construye con estas protagonistas salidas de Disney. Estas niñas bellas, representatntes del exito, ultra famosas y adineradas. Construidas para las cámaras. Notable también la escena del piano, las capuchas y Britney, una exageración muy bien pensada.
Con todo, SB es --al menos-- interesante
2 de agosto de 2013
2 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
...mal acaba.
Conocidísimo refrán que avisa sobre el comportamiento que se debe seguir en la vida. En oposición al mismo se recomienda seguir los caminos de la honradez y la templanza. Una vida dedicada al crimen, a la infamia o al vicio acaba en la pena, la deshonra o la muerte. De una vida desordenada resulta un final desastrado.
Esto es aplicable a los personajes de Spring Breakers. También recuerdo el refrán "Dios los cría y ellos se juntan" cuando me pongo a ver la película.
Hay dos maneras de tomarse Spring Breakers:
- de manera inmadura. Utilizar la película para "divertirse" con sus colorines, su música y su desmadre en la historia, como acompañamiento a la ingesta de bebidas alcohólicas y drogas.
- o de manera analítica y madura. Sabiendo interpretrar que se trata de un cuento moral contemporáneo al estilo, y como fue en su día, La naranja mecánica.
Lo más llamativo de la cinta es su fotografía, que sigue lo visto en My blueberry nights, es decir, iluminación a base de luces de neón, colores fosforescentes en los filtros, en el vestuario y en los escenarios. Aunque en My blueberry nights hay un uso sin igual de las luces de neón que hacen único al film, por eso hay que salvar las distancias.
La música es bastante buena, y la canción que acompaña a los títulos de crédito finales es atractiva y pegadiza; se titula Lights y está interpretada por Ellie Goulding.
Detrás de un desarrollo argumental lleno de desmadre, excesos y delincuencia, hay un fondo moral que su guionista y director ha colocado con sabiduría. Además sabe narrar la historia dándole un sentido algo poético, que, curiosamente se asemeja a lo que hace el cineasta Terrence Malick, cuando, por ejemplo, Spring Breakers y To the Wonder están en las antípodas la una de la otra. El sentido poético y serio está cuando un personaje reflexiona y hace comentarios sin que le veamos hablar, colocando en su lugar imágenes diversas que nos sitúan globalmente, generalizando y uniéndolo todo.
Para acabar, también hay mucho cachondeo en la peli. Cómo no reírse, o al menos ver con simpatía, cuando el personaje llamado Alien, interpretado por James Franco, enseña su habitación a las chicas pasando revista a todo lo que tiene; "tengo esto, tengo lo otro, tengo, tengo, tengo,..." Y es que eso es él, tiene pero no sabe ser.
Hay quien tiene tanto que solo posee cosas materiales; y hay quien es muy rico es su ser, en su persona y valores.
Conocidísimo refrán que avisa sobre el comportamiento que se debe seguir en la vida. En oposición al mismo se recomienda seguir los caminos de la honradez y la templanza. Una vida dedicada al crimen, a la infamia o al vicio acaba en la pena, la deshonra o la muerte. De una vida desordenada resulta un final desastrado.
Esto es aplicable a los personajes de Spring Breakers. También recuerdo el refrán "Dios los cría y ellos se juntan" cuando me pongo a ver la película.
Hay dos maneras de tomarse Spring Breakers:
- de manera inmadura. Utilizar la película para "divertirse" con sus colorines, su música y su desmadre en la historia, como acompañamiento a la ingesta de bebidas alcohólicas y drogas.
- o de manera analítica y madura. Sabiendo interpretrar que se trata de un cuento moral contemporáneo al estilo, y como fue en su día, La naranja mecánica.
Lo más llamativo de la cinta es su fotografía, que sigue lo visto en My blueberry nights, es decir, iluminación a base de luces de neón, colores fosforescentes en los filtros, en el vestuario y en los escenarios. Aunque en My blueberry nights hay un uso sin igual de las luces de neón que hacen único al film, por eso hay que salvar las distancias.
La música es bastante buena, y la canción que acompaña a los títulos de crédito finales es atractiva y pegadiza; se titula Lights y está interpretada por Ellie Goulding.
Detrás de un desarrollo argumental lleno de desmadre, excesos y delincuencia, hay un fondo moral que su guionista y director ha colocado con sabiduría. Además sabe narrar la historia dándole un sentido algo poético, que, curiosamente se asemeja a lo que hace el cineasta Terrence Malick, cuando, por ejemplo, Spring Breakers y To the Wonder están en las antípodas la una de la otra. El sentido poético y serio está cuando un personaje reflexiona y hace comentarios sin que le veamos hablar, colocando en su lugar imágenes diversas que nos sitúan globalmente, generalizando y uniéndolo todo.
Para acabar, también hay mucho cachondeo en la peli. Cómo no reírse, o al menos ver con simpatía, cuando el personaje llamado Alien, interpretado por James Franco, enseña su habitación a las chicas pasando revista a todo lo que tiene; "tengo esto, tengo lo otro, tengo, tengo, tengo,..." Y es que eso es él, tiene pero no sabe ser.
Hay quien tiene tanto que solo posee cosas materiales; y hay quien es muy rico es su ser, en su persona y valores.
15 de agosto de 2013
15 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay gente que no ha sabido con lo que iba a encontrarse. También Hay que decir que ciertamente Spring Breakers no es una película convencional. Cualquier espectador medio queda en shock nada más ver su despampanante prólogo, en el que las escenas subidas de tono son las que imperan, y además las que lo harán en todo su metraje. No nos vamos a andar con rodeos, hay más ubres que en un certamen de ganadería bovina. Pero es que antes de ver la película hay que poner en situación, entrar en el contexto en el que se ha producido Spring Breakers, porque sino posiblemente no entendamos nada.
El problema es que en pleno Siglo XXI aún hay gente que necesita que le den cualquier imagen masticada. No hay tiempo para la lírica, y mucho menos para las metáforas. Spring Breakers es una destrucción de todos los clichés posibles que otras películas como por ejemplo Project X (2012) nos enseñaba. Que es una parodia de la fiesta continua a la que millares de jóvenes aspiran lo ve cualquier que tenga medio cerebelo, pero claro, vivimos en el país que vivimos y eso sería pedir demasiado. Otra cosa es que uno acepte o no el juego que propone Harmony Korine, el director de la película, pero eso es otro tema muy distinto. Guste o no, Spring Breakers es una película de autor.
Sí, porque la película la dirige Harmony Korine, así que tener un poco de información antes de enfrentarse con Spring Breakers no estaría nada mal. La gente que no es capaz de ver la sátira detrás de la película es porque seguramente tampoco conoce al director, una personalidad que siempre ha dirigido proyectos que no entran precisamente en los estándares comerciales de lo que podríamos entender como producción típica de Hollywood. Precisamente, la elección de las actrices no es más que una burla que realiza Korine, no sólo hacia el sistema, sino hacia los propios espectadores (la directora debe vanagloriarse de los inocentes padres atraídos por sus hijos que se creían que esta era otra película más para ver a sus idolatradas estrellas juveniles componer otra película absurda más). Korine, recordemos, es el director de películas como Gummo (1997) o Julien Donken- Boy (1999) obras con un poderoso magnetismo que se alejan totalmente de lo que uno podría esperar como cine convencional.
La película parodia precisamente uno de los conceptos que cada dos por tres aparecen por la cartelera y que ha inundado de manera abrasiva las mentes de la juventud contemporánea, la fiesta perpetúa. La sociedad actual, urbana, reprime constantemente los instintos con el manido que se ha de hacer, que hemos de hacer (Selena Gómez es por eso la primera joven en marcharse) con lo que cada vez más el ser humano se encierra en sí mismo y no libera sus tensiones. Tampoco recuerda en el calendario las fiestas que antes tenían las sociedades antiguas para rememorar estos actos de liberación, con lo que entre el deber y el ocio, se ha forjado una nueva fiesta que aparece repetidamente en las películas Hollywoodienses, especialmente las dirigidas a un público más joven. Desde American pie y cualquiera de la saga, o Resacón.Las respuestas son múltiples. El ser humano busca la gran fiesta, la mitifica (como admiten las protagonistas de nuestra película hacia el final del metraje) y la sueña. En la película es el único motor que hace que nuestras protagonistas vayan por unos caminos tan peligrosos. Korine plasma todo esto en un cóctel bestial en que las imágenes pueden impactar a los espectadores más recatados. Sí, sexo y drogas, aunque poco rock’n roll. Más bien la selección de la música del director está pensada para las grandes listas de éxitos de hoy, en las que el rock poco pinta ya.
El problema de la película, es que la parodia y el análisis únicamente se dirige en este sentido, y no hay una profundización. Lo que vemos es lo que hay, y lo que en un planteamiento podría resultar atractivo, se acaba convirtiendo en unas ganas irremediables de cometer asesinatos contra nuestras protagonistas. Sí, los diálogos son estúpidos a propósito, ¿pero dónde está la gracia? Todo funciona acorde con el planteamiento, con lo que el espectador tiene que tragarse unas actuaciones más que ridículas (y es que las princesas Disney desde luego no valen absolutamente nada como interpretes) . La película parodia lo imbécil pero acaba convirtiéndose en lo que pretende criticar u analizar. Más o menos como sucedía en la película Idiocracia, de Mike Judge. Ambas se pasan de listo para lo poco que ofrecen. Si no la has visto pero te imaginas de que va, aciertas. Eso es lo que hay en la película. Nada más.
Se nota en la propia dirección de la directora, que nos ofrece un auténtico festival de imágenes que se acercan al más puro estilo videoclip actual. La MTV pero en cine. Sí, la propuesta es cool, pero el resultado desigual. Y así es toda la película, poco hay más que rascar entre millares de imágenes eróticas, distorsiones propias de un novel del cine, diálogos que le ponen a uno de mala uva y personajes totalmente estúpidos.
Por supuesto uno ha de respetar la opinión de otro que valore Spring Breakers, siempre que haya entendido el sentido de la película y valore la propuesta de Harmony Korine. No es mi caso porque hacer Spring Breakers no es que fuera fácil, es que estaba tirado.
http://neokunst.wordpress.com/2013/08/10/analisis-filmico-spring-breakers/
El problema es que en pleno Siglo XXI aún hay gente que necesita que le den cualquier imagen masticada. No hay tiempo para la lírica, y mucho menos para las metáforas. Spring Breakers es una destrucción de todos los clichés posibles que otras películas como por ejemplo Project X (2012) nos enseñaba. Que es una parodia de la fiesta continua a la que millares de jóvenes aspiran lo ve cualquier que tenga medio cerebelo, pero claro, vivimos en el país que vivimos y eso sería pedir demasiado. Otra cosa es que uno acepte o no el juego que propone Harmony Korine, el director de la película, pero eso es otro tema muy distinto. Guste o no, Spring Breakers es una película de autor.
Sí, porque la película la dirige Harmony Korine, así que tener un poco de información antes de enfrentarse con Spring Breakers no estaría nada mal. La gente que no es capaz de ver la sátira detrás de la película es porque seguramente tampoco conoce al director, una personalidad que siempre ha dirigido proyectos que no entran precisamente en los estándares comerciales de lo que podríamos entender como producción típica de Hollywood. Precisamente, la elección de las actrices no es más que una burla que realiza Korine, no sólo hacia el sistema, sino hacia los propios espectadores (la directora debe vanagloriarse de los inocentes padres atraídos por sus hijos que se creían que esta era otra película más para ver a sus idolatradas estrellas juveniles componer otra película absurda más). Korine, recordemos, es el director de películas como Gummo (1997) o Julien Donken- Boy (1999) obras con un poderoso magnetismo que se alejan totalmente de lo que uno podría esperar como cine convencional.
La película parodia precisamente uno de los conceptos que cada dos por tres aparecen por la cartelera y que ha inundado de manera abrasiva las mentes de la juventud contemporánea, la fiesta perpetúa. La sociedad actual, urbana, reprime constantemente los instintos con el manido que se ha de hacer, que hemos de hacer (Selena Gómez es por eso la primera joven en marcharse) con lo que cada vez más el ser humano se encierra en sí mismo y no libera sus tensiones. Tampoco recuerda en el calendario las fiestas que antes tenían las sociedades antiguas para rememorar estos actos de liberación, con lo que entre el deber y el ocio, se ha forjado una nueva fiesta que aparece repetidamente en las películas Hollywoodienses, especialmente las dirigidas a un público más joven. Desde American pie y cualquiera de la saga, o Resacón.Las respuestas son múltiples. El ser humano busca la gran fiesta, la mitifica (como admiten las protagonistas de nuestra película hacia el final del metraje) y la sueña. En la película es el único motor que hace que nuestras protagonistas vayan por unos caminos tan peligrosos. Korine plasma todo esto en un cóctel bestial en que las imágenes pueden impactar a los espectadores más recatados. Sí, sexo y drogas, aunque poco rock’n roll. Más bien la selección de la música del director está pensada para las grandes listas de éxitos de hoy, en las que el rock poco pinta ya.
El problema de la película, es que la parodia y el análisis únicamente se dirige en este sentido, y no hay una profundización. Lo que vemos es lo que hay, y lo que en un planteamiento podría resultar atractivo, se acaba convirtiendo en unas ganas irremediables de cometer asesinatos contra nuestras protagonistas. Sí, los diálogos son estúpidos a propósito, ¿pero dónde está la gracia? Todo funciona acorde con el planteamiento, con lo que el espectador tiene que tragarse unas actuaciones más que ridículas (y es que las princesas Disney desde luego no valen absolutamente nada como interpretes) . La película parodia lo imbécil pero acaba convirtiéndose en lo que pretende criticar u analizar. Más o menos como sucedía en la película Idiocracia, de Mike Judge. Ambas se pasan de listo para lo poco que ofrecen. Si no la has visto pero te imaginas de que va, aciertas. Eso es lo que hay en la película. Nada más.
Se nota en la propia dirección de la directora, que nos ofrece un auténtico festival de imágenes que se acercan al más puro estilo videoclip actual. La MTV pero en cine. Sí, la propuesta es cool, pero el resultado desigual. Y así es toda la película, poco hay más que rascar entre millares de imágenes eróticas, distorsiones propias de un novel del cine, diálogos que le ponen a uno de mala uva y personajes totalmente estúpidos.
Por supuesto uno ha de respetar la opinión de otro que valore Spring Breakers, siempre que haya entendido el sentido de la película y valore la propuesta de Harmony Korine. No es mi caso porque hacer Spring Breakers no es que fuera fácil, es que estaba tirado.
http://neokunst.wordpress.com/2013/08/10/analisis-filmico-spring-breakers/
19 de agosto de 2013
19 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admitámoslo, "Spring Breakers" es una película facilona, con una historia que roza lo absurdo y un público objetivo muy marcado. Sin embargo, Korine ofrece una cadencia y una estructura especiales para la historia, cargándola de segundos sentidos y de contrastes interesantes. Es un gran trabajo para una película mediocre.
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