Carta de una mujer desconocida
Romance. Drama
Pekín, 1948. Una cruda noche de invierno, un hombre vuelve a casa atravesando una ciudad destrozada por la guerra. Allí le espera una carta escrita por una mujer antes de morir. En ella le habla de la historia de su amor por él, una pasión que ha durado toda una vida y que no ha disminuido con el tiempo, pero de la que él nunca ha sabido nada. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2008
18 de noviembre de 2008
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Podemos abstraernos de nuestros esquemas occidentales? Esta es la pregunta clave. Porque si no podemos abstraernos repetiremos incesantemente, como hacen otros críticos, ¿Porqué no le confesó su amor? ¿Porqué tuvo un hijo que nunca conocería a su padre?. Años 30. Shangai. Filosofías orientales. ¿Recuerdan? Una China convulsa. Vientos de guerra. El amor infantil, el juvenil, el maduro... Un perpetuo ramo de rosas blancas.
Destapemos nuestra sensibilidad. Dejemos que se impregne de esta historia, aunque la sintamos lejana desde la óptica de nuestro mundanal ruído donde prima lo directo, el pan pan y la verdad sin tapujos. Pero estamos en Asia, en la China inmensa y profunda. Milenaria. Las mismas verdades con distintos vestidos, con gasas y encajes, con siete o setenta velos en contraposición a los Ruiz de la Prada occidentales. No se aceptan preguntas solo sentimientos.
Llama poderosamente la atención la capacidad de Xu Jinglei como actriz, como directora y como escritora, pero sobre todo para hincar alfileres en nuestras fibras más íntimas, esas que la occidentalidad nos ha atrofiado. Y lo hace tanto desde la palabra, esa voz en off que transmite resignación y un cierto fatalismo como desde las imágenes. En ese sentido la escena final llena de complicidades es absolutamente maravillosa.
En una película en la que hay que emigrar desde valores materiales a principios inmateriales, la música se me antoja absolutamente fundamental. Y en este sentido, las melodías de cuerda son imprescindibles compañeros de viaje. La ambientación y la fotografía también muy conseguidas.
Cuando el cine actual, especialmente el americano, en su carrera por las taquillas y los beneficios, va dejando la calidad en la cuneta, el cine asiático ha recogido el testigo y consigue, a base de obras como esta, que nos reconciliemos con el cine y que este sea un instrumento con una única finalidad: Emocionarnos.
Destapemos nuestra sensibilidad. Dejemos que se impregne de esta historia, aunque la sintamos lejana desde la óptica de nuestro mundanal ruído donde prima lo directo, el pan pan y la verdad sin tapujos. Pero estamos en Asia, en la China inmensa y profunda. Milenaria. Las mismas verdades con distintos vestidos, con gasas y encajes, con siete o setenta velos en contraposición a los Ruiz de la Prada occidentales. No se aceptan preguntas solo sentimientos.
Llama poderosamente la atención la capacidad de Xu Jinglei como actriz, como directora y como escritora, pero sobre todo para hincar alfileres en nuestras fibras más íntimas, esas que la occidentalidad nos ha atrofiado. Y lo hace tanto desde la palabra, esa voz en off que transmite resignación y un cierto fatalismo como desde las imágenes. En ese sentido la escena final llena de complicidades es absolutamente maravillosa.
En una película en la que hay que emigrar desde valores materiales a principios inmateriales, la música se me antoja absolutamente fundamental. Y en este sentido, las melodías de cuerda son imprescindibles compañeros de viaje. La ambientación y la fotografía también muy conseguidas.
Cuando el cine actual, especialmente el americano, en su carrera por las taquillas y los beneficios, va dejando la calidad en la cuneta, el cine asiático ha recogido el testigo y consigue, a base de obras como esta, que nos reconciliemos con el cine y que este sea un instrumento con una única finalidad: Emocionarnos.
18 de agosto de 2007
18 de agosto de 2007
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película no me ha gustado no ha sido porque la compare con la anterior e inolvidable adaptación de Max Ophüls, ni porque reniegue de las historias de amor que te encogen el alma (al contrario, me encantan), sino porque percibo en ella un absoluto distanciamiento con lo que está contando, un tratamiento narrativo de la relación que, quizás por un enfoque de guión equivocado, arranca de un plumazo a tan apasionada historia de amor de lo que más falta le hace: la emoción. Según la cuenta Jinglei, la historia no conmueve, no me toca la fibra sensible salvo en algún plano aislado; me deja indiferente.
El motivo principal: olvida el hecho de que el amor es cosa de dos y deja de lado la figura masculina, a la que no sólo no llegamos a conocer, sino de la que tampoco lograremos vislumbrar el efecto que en ella provoca el descubrimiento de tan velado y latente amor. Tampoco ayuda demasiado a prender de emoción y verosimilitud la narración el hecho de escoger para el papel masculino protagonista a un tipo tan poco atractivo físicamente como es Jiang Wen (un casting torpón, imagino). Por lo demás, la película es bonita de ver, pero carente de alma y agilidad, incapaz de mostrar la evolución de sus personajes de forma creíble y fluida, preocupándose más por filmar bonito que por estar a lo que se tiene que estar: a cuidar de sus criaturas para hacerlas interesantes y, quizás, inolvidables. Una lástima, pues al final sólo queda una aburrida, apagada corrección, cálida por fuera, fría por dentro.
Lo mejor: algunos solitarios momentos de belleza.
Lo peor: no conmueve, e incluso aburre en varias partes de su metraje.
El motivo principal: olvida el hecho de que el amor es cosa de dos y deja de lado la figura masculina, a la que no sólo no llegamos a conocer, sino de la que tampoco lograremos vislumbrar el efecto que en ella provoca el descubrimiento de tan velado y latente amor. Tampoco ayuda demasiado a prender de emoción y verosimilitud la narración el hecho de escoger para el papel masculino protagonista a un tipo tan poco atractivo físicamente como es Jiang Wen (un casting torpón, imagino). Por lo demás, la película es bonita de ver, pero carente de alma y agilidad, incapaz de mostrar la evolución de sus personajes de forma creíble y fluida, preocupándose más por filmar bonito que por estar a lo que se tiene que estar: a cuidar de sus criaturas para hacerlas interesantes y, quizás, inolvidables. Una lástima, pues al final sólo queda una aburrida, apagada corrección, cálida por fuera, fría por dentro.
Lo mejor: algunos solitarios momentos de belleza.
Lo peor: no conmueve, e incluso aburre en varias partes de su metraje.
5 de junio de 2006
5 de junio de 2006
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amar a otra persona es querer la felicidad de esa persona por encima de deseos y anhelos propios, ser generoso por mucho que tus actos sean contra natura en estos tiempos que corren. Una historia de amor y generosidad maravillosa. A destacar tambien la banda sonora.
17 de febrero de 2008
17 de febrero de 2008
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó pero me pareció que podía dar mucho más de sí.
El problema que le veo a esta película es que las premisas de las que parte son un poco débiles, poco asentadas, de modo que el resto del metraje lo pasas mirando con cierto escepticismo lo que te explica. Si a eso le añadimos que parece querer emular el buen hacer de Wong Kar Wai pero no lo consigue, nos encontramos con una historia interesante, pero un poco fría y con poca enjundia.
Es difícil describir el sentimiento, pero Wong Kar Wai en "In the mood for love" nos ofreció un recital de cómo mostrarlo muy finamente en un contexto muy similar. Al adolecer de esa mano maestra para reflejar ese amor subterráneo que fluye bajo la aparente normalidad de la protagonista, el resultado final es un tanto descafeinado, con un sentimiento mucho más contenido del que podría haber dado de sí.
Ah, siento hablar tanto de Wong Kar Wai, pero es que me encanta.
El problema que le veo a esta película es que las premisas de las que parte son un poco débiles, poco asentadas, de modo que el resto del metraje lo pasas mirando con cierto escepticismo lo que te explica. Si a eso le añadimos que parece querer emular el buen hacer de Wong Kar Wai pero no lo consigue, nos encontramos con una historia interesante, pero un poco fría y con poca enjundia.
Es difícil describir el sentimiento, pero Wong Kar Wai en "In the mood for love" nos ofreció un recital de cómo mostrarlo muy finamente en un contexto muy similar. Al adolecer de esa mano maestra para reflejar ese amor subterráneo que fluye bajo la aparente normalidad de la protagonista, el resultado final es un tanto descafeinado, con un sentimiento mucho más contenido del que podría haber dado de sí.
Ah, siento hablar tanto de Wong Kar Wai, pero es que me encanta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como si fueran curvas que van encontrándose en ciertas tangentes (qué poética es la matemática, hehe), los personajes coinciden a lo largo de la historia hasta en cuatro contextos diferentes: la guerra China-Japón, la revolución comunista, etc.
Marcada por el primero de los encuentros, el personaje que interpreta Xu Jinlei anhela cada uno de esos nuevos encuentros, si bien para él (Jiang Wen) siempre son nuevos, no pilla que es la misma. Esa espiral termina con lo que nos explica al principio de la película: tras la muerte del hijo de ambos, ella decide quitarse la vida, no sin antes enviarle una carta en la que narra cada uno de sus encuentros.
Marcada por el primero de los encuentros, el personaje que interpreta Xu Jinlei anhela cada uno de esos nuevos encuentros, si bien para él (Jiang Wen) siempre son nuevos, no pilla que es la misma. Esa espiral termina con lo que nos explica al principio de la película: tras la muerte del hijo de ambos, ella decide quitarse la vida, no sin antes enviarle una carta en la que narra cada uno de sus encuentros.
2 de octubre de 2007
2 de octubre de 2007
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tíos me ha tocado esta película. La escena final es una puta obra maestra, una lección de como terminar una historia. Viendo tantas películas buenas estropeadas por simplemente no saber terminarlas, me arrodillo e inclino sinceramente ante tanta brillantez, sutilidad, perfección, emotividad.
Toda la peli es preciosa. Pero preciosa de verdad. Xu Jinglei, esa muñequita, no lo puede hacer mejor. El guión, la dirección, todos los aspectos técnicos (esa impresionante fotografía), la música perfectamente acoplada, complementando sin tacha a toda la historia. Esos 3 minutos finales que, de verdad verdadera, llegan al alma. La historia, "lo que se cuenta", es tan bonito, tan redondo, tan verdad. Y esa voz en off: "siempre te he amado aunque tu nunca lo supiste".
Joder, una obra maestra. Vedla, pasareis un muy buen rato.
Toda la peli es preciosa. Pero preciosa de verdad. Xu Jinglei, esa muñequita, no lo puede hacer mejor. El guión, la dirección, todos los aspectos técnicos (esa impresionante fotografía), la música perfectamente acoplada, complementando sin tacha a toda la historia. Esos 3 minutos finales que, de verdad verdadera, llegan al alma. La historia, "lo que se cuenta", es tan bonito, tan redondo, tan verdad. Y esa voz en off: "siempre te he amado aunque tu nunca lo supiste".
Joder, una obra maestra. Vedla, pasareis un muy buen rato.
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