Un día perfecto
2015 

6,6
16.793
Drama
En una zona en guerra, en la que los cascos de las Naciones Unidas tratan de controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe ... [+]
1 de mayo de 2021
1 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres cooperantes de una ONG tienen que sacar un cadáver de un pozo durante los últimos días de la guerra de los Balcanes. Con esta excusa el director nos presenta a unos personajes entre hastiados y guasones -genialmente interpretados- en un drama social bélico con tintes de humor negro y mucha sorna. Fernando León de Aranoa acierta en su intento de dar el salto a mercados internacionales rodando en inglés y con actores de renombre, y confirma de buen grado su talento como narrador y realizador
30 de diciembre de 2023
30 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en 1996, el film está ambientada en la ex Yugoslavia, al final de las guerras yugoslavas. Un grupo de trabajadores humanitarios trabaja para resolver una crisis en una zona de conflicto armado. Ayudan a personas desafortunadas y angustiadas, mientras sometiéndose a operaciones arriesgadas y curando a los habitantes heridos. En plena guerra de los Balcanes, el equipo de trabajadores humanitarios intenta sacar un cadáver de un pozo. Alguien lo ha tirado allí para corromper el agua y dejar sin suministro a los pueblos cercanos. Por el camino, ellos tienen que tomar transcendentes decisiones en torno al humanitarismo y ayudar a los nacionales de sus vidas difíciles a través de disturbios civiles.
Fernando León de Aranoa coescribe y dirige el guión de esta conmovedora película basada tanto en su experiencia como voluntario como en la novela ¨Dejarse Llover¨ de Paula Farias, coordinadora médica de servicios de Médicos Sin Fronteras, también conocidos como ¨Médecins Sans Frontières¨ (MSF, la gran mayoría del personal son voluntarios) o ¨Médicos Sin Fronteras¨. Drama con toques hilarantes y lleno de emoción, atrapantes escenas y actuaciones sensacionales. Esta es una película con un ritmo pausado, de mucho dialogo, un satisfactorio viaje de filantropía, amor, cooperación con los más débiles, justicia y autodescubrimiento en medio de la guerra de los Balcanes. Abordando las desgracias, tragedias y sufrimientos que atraviesan los cooperadores mientras ayudan a los desfavorecidos, pero añadiendo unas gotas de humor e ironía. Se trata de una hermosa película que contiene comedia y drama (Dramedy) invitando a la profunda reflexión, aunque con un ritmo lento y que rinde homenaje a los sacrificados cooperantes y médicos que trabajan en los países en conflicto. Todos ellos coordinando las actividades internacionales comunes a los centros operativos, así como la sensibilización internacional ante posibles catástrofes humanitarias. Mostrando también algunas escenas divertidas, grandes sentimientos, emociones y provocantes imágenes. Esta atractiva película, a veces resulta lenta, depende en gran medida y pesadamente de la larga relación entre cuatro roles principales y todos ellos se ayudan mutuamente en su destino a fin de ayudar a las personas desafortunadas devastadas por una guerra brutal y sangrienta. Desarrollada en la sensibilidad y la inteligencia, Un día perfecto (2015) cuenta cuestiones éticas y morales con gran sentido de ductilidad y en estilo del humor negro. Mientras tanto los obstinados cooperadores y médicos amplían el acceso a la atención médica independientemente de la raza, religión, credo o afiliación política. El reparto es francamente bueno y ofrece interpretaciones de primer nivel, tales como: Benicio Del Toro, Tim Robbins, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Sergi López, Ben Temple.
Esta interesante film estuvo bien dirigido por Fernando León Aranoa. Siendo ganador del Goya 2016 al mejor guion adaptado; Premio Feroz Mejor Director Fernando León de Aranoa y se estrenó con éxito en la proyección pública durante la Quinzaine des Réalisateurs 2015 en el Festival de Cannes. Fernando León De Aranoa nació el 26 de mayo de 1968 en Madrid, donde rueda habitualmente sus películas. Fernando empezó a trabajar en el cine en los años 90, rodando cortometrajes y escribiendo guiones, y ha realizado ó escrito algunas buenas películas, normalmente dramas. Es un buen escritor y director, conocido por Familia (1996), Princesas (2005), Barrio (1998), Amador (2010), Sabina (2011), Loving Pablo (2017), La Peste (2018), El Buen Patrón (2021) y su mejor película Los Lunes al Sol (2002). Calificación: 6/10.
Fernando León de Aranoa coescribe y dirige el guión de esta conmovedora película basada tanto en su experiencia como voluntario como en la novela ¨Dejarse Llover¨ de Paula Farias, coordinadora médica de servicios de Médicos Sin Fronteras, también conocidos como ¨Médecins Sans Frontières¨ (MSF, la gran mayoría del personal son voluntarios) o ¨Médicos Sin Fronteras¨. Drama con toques hilarantes y lleno de emoción, atrapantes escenas y actuaciones sensacionales. Esta es una película con un ritmo pausado, de mucho dialogo, un satisfactorio viaje de filantropía, amor, cooperación con los más débiles, justicia y autodescubrimiento en medio de la guerra de los Balcanes. Abordando las desgracias, tragedias y sufrimientos que atraviesan los cooperadores mientras ayudan a los desfavorecidos, pero añadiendo unas gotas de humor e ironía. Se trata de una hermosa película que contiene comedia y drama (Dramedy) invitando a la profunda reflexión, aunque con un ritmo lento y que rinde homenaje a los sacrificados cooperantes y médicos que trabajan en los países en conflicto. Todos ellos coordinando las actividades internacionales comunes a los centros operativos, así como la sensibilización internacional ante posibles catástrofes humanitarias. Mostrando también algunas escenas divertidas, grandes sentimientos, emociones y provocantes imágenes. Esta atractiva película, a veces resulta lenta, depende en gran medida y pesadamente de la larga relación entre cuatro roles principales y todos ellos se ayudan mutuamente en su destino a fin de ayudar a las personas desafortunadas devastadas por una guerra brutal y sangrienta. Desarrollada en la sensibilidad y la inteligencia, Un día perfecto (2015) cuenta cuestiones éticas y morales con gran sentido de ductilidad y en estilo del humor negro. Mientras tanto los obstinados cooperadores y médicos amplían el acceso a la atención médica independientemente de la raza, religión, credo o afiliación política. El reparto es francamente bueno y ofrece interpretaciones de primer nivel, tales como: Benicio Del Toro, Tim Robbins, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Sergi López, Ben Temple.
Esta interesante film estuvo bien dirigido por Fernando León Aranoa. Siendo ganador del Goya 2016 al mejor guion adaptado; Premio Feroz Mejor Director Fernando León de Aranoa y se estrenó con éxito en la proyección pública durante la Quinzaine des Réalisateurs 2015 en el Festival de Cannes. Fernando León De Aranoa nació el 26 de mayo de 1968 en Madrid, donde rueda habitualmente sus películas. Fernando empezó a trabajar en el cine en los años 90, rodando cortometrajes y escribiendo guiones, y ha realizado ó escrito algunas buenas películas, normalmente dramas. Es un buen escritor y director, conocido por Familia (1996), Princesas (2005), Barrio (1998), Amador (2010), Sabina (2011), Loving Pablo (2017), La Peste (2018), El Buen Patrón (2021) y su mejor película Los Lunes al Sol (2002). Calificación: 6/10.
5 de mayo de 2025
5 de mayo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que, como un espejismo en mitad del páramo, nos interpelan no tanto por lo que narran, sino por el modo en que eluden hacerlo, por las omisiones que siembran en su discurrir narrativo. Un día perfecto, la última incursión fílmica de Fernando León de Aranoa, se inscribe precisamente en esa estirpe de obras que renuncian a la cómoda categorización genérica para orbitar, cual satélite errante, en la ambigua constelación donde confluyen el drama sin solemnidad, la comedia sin estridencia, el mensaje sin proclama.
Que León de Aranoa haya elegido la guerra de los Balcanes como telón de fondo —en una época en que las conflagraciones del presente asaltan a diario los noticiarios, desbordando la retina y la conciencia del espectador— podría parecer, en su apariencia más superficial, una decisión extemporánea, un desvío anacrónico del foco. Mas el propio cineasta, con una convicción casi testamentaria, nos recuerda que las guerras, todas las guerras, comparten una misma lepra moral: la primera baja en el campo de batalla no es el soldado ni el inocente, sino el sentido común, que se desvanece como un espejismo a la primera detonación. La ubicación en los Balcanes es, pues, más una vivencia autobiográfica que una anécdota contextual; una geografía de la memoria más que un mapa de actualidad.
Rodada en inglés, armada con los nombres relucientes de Benicio del Toro y Tim Robbins, y basada libremente en la novela de Paula Farias, Un día perfecto se articula como una road movie insólita, una odisea burocrática donde la épica es sustituida por el trámite, donde los héroes son cooperantes lidiando con el grotesco y prosaico empeño de extraer un cadáver de un pozo contaminado. Lo que en otras manos hubiera sido metáfora sobrecargada o sainete histriónico, en las suyas se convierte en un relato contenido hasta la extenuación, una película que parece mirar su propio conflicto desde la linde, temerosa de adentrarse en el lodazal de la conmiseración.
Porque si algo caracteriza esta cinta es su esquiva templanza: está bien contada, sí, pero le falta ese fulgor que incendia el alma; huye del maniqueísmo con una elegancia casi académica, pero acaso por ello se torna fría, distante, ajena. Tiene a su alcance escenas, detalles, resquicios por donde podría infiltrarse la emoción más lacerante, y sin embargo rehúye esos caminos con la obstinación de quien teme caer en la trampa del sentimentalismo. Es, en definitiva, una película honrada, honrada hasta las últimas consecuencias, pero que no alcanza a ser brillante; como un buen artesano que lima con esmero su pieza sin atreverse a abrazar la imperfección sublime del genio.
Ni drama ni comedia; ni acción ni parábola. Esta película es, ante todo, una tierra de nadie, un territorio donde los géneros se confunden y neutralizan, donde la indefinición opera a la vez como virtud y como rémora. Hay momentos en que su austeridad narrativa deviene despojamiento fecundo, dejándonos ante la desnudez misma de la condición humana; y hay otros en que, víctima de su propia cautela, la película se contrae, se repliega sobre sí misma, como si su pudor la empujara a no alzar demasiado la voz. Y, sin embargo —y esto es lo más revelador—, al final el resultado persiste en la memoria con una suerte de gravedad sigilosa, como un murmullo que resiste al olvido, como una verdad tibia pero irrevocable.
Quizá porque Un día perfecto nos habla, en última instancia, de esa intemperie moral donde el heroísmo no es otra cosa que un acto obstinado de sentido común, y donde el absurdo, más que una nota de humor, es la atmósfera misma que envuelve a quienes intentan reparar las grietas del mundo con las manos desnudas.
Que León de Aranoa haya elegido la guerra de los Balcanes como telón de fondo —en una época en que las conflagraciones del presente asaltan a diario los noticiarios, desbordando la retina y la conciencia del espectador— podría parecer, en su apariencia más superficial, una decisión extemporánea, un desvío anacrónico del foco. Mas el propio cineasta, con una convicción casi testamentaria, nos recuerda que las guerras, todas las guerras, comparten una misma lepra moral: la primera baja en el campo de batalla no es el soldado ni el inocente, sino el sentido común, que se desvanece como un espejismo a la primera detonación. La ubicación en los Balcanes es, pues, más una vivencia autobiográfica que una anécdota contextual; una geografía de la memoria más que un mapa de actualidad.
Rodada en inglés, armada con los nombres relucientes de Benicio del Toro y Tim Robbins, y basada libremente en la novela de Paula Farias, Un día perfecto se articula como una road movie insólita, una odisea burocrática donde la épica es sustituida por el trámite, donde los héroes son cooperantes lidiando con el grotesco y prosaico empeño de extraer un cadáver de un pozo contaminado. Lo que en otras manos hubiera sido metáfora sobrecargada o sainete histriónico, en las suyas se convierte en un relato contenido hasta la extenuación, una película que parece mirar su propio conflicto desde la linde, temerosa de adentrarse en el lodazal de la conmiseración.
Porque si algo caracteriza esta cinta es su esquiva templanza: está bien contada, sí, pero le falta ese fulgor que incendia el alma; huye del maniqueísmo con una elegancia casi académica, pero acaso por ello se torna fría, distante, ajena. Tiene a su alcance escenas, detalles, resquicios por donde podría infiltrarse la emoción más lacerante, y sin embargo rehúye esos caminos con la obstinación de quien teme caer en la trampa del sentimentalismo. Es, en definitiva, una película honrada, honrada hasta las últimas consecuencias, pero que no alcanza a ser brillante; como un buen artesano que lima con esmero su pieza sin atreverse a abrazar la imperfección sublime del genio.
Ni drama ni comedia; ni acción ni parábola. Esta película es, ante todo, una tierra de nadie, un territorio donde los géneros se confunden y neutralizan, donde la indefinición opera a la vez como virtud y como rémora. Hay momentos en que su austeridad narrativa deviene despojamiento fecundo, dejándonos ante la desnudez misma de la condición humana; y hay otros en que, víctima de su propia cautela, la película se contrae, se repliega sobre sí misma, como si su pudor la empujara a no alzar demasiado la voz. Y, sin embargo —y esto es lo más revelador—, al final el resultado persiste en la memoria con una suerte de gravedad sigilosa, como un murmullo que resiste al olvido, como una verdad tibia pero irrevocable.
Quizá porque Un día perfecto nos habla, en última instancia, de esa intemperie moral donde el heroísmo no es otra cosa que un acto obstinado de sentido común, y donde el absurdo, más que una nota de humor, es la atmósfera misma que envuelve a quienes intentan reparar las grietas del mundo con las manos desnudas.
9 de septiembre de 2015
9 de septiembre de 2015
15 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola. Creo que no desvelo nada, si digo que la trama de la película es encontrar una cuerda: sí, de las de atar.
Encontrar una cuerda: este es todo el argumento y la trama de la película.
Los protagonistas hacen cosas para intentar encontrar una cuerda.
Creo que con esto se dice todo. Pero aún hay más:
Esto es verdad 100%, os lo juro: estaba en la cola del cine, y un tío detrás de mí me vio la entrada. Al momento me dice: "Te vas a aburrir con esa película. Fíjate que yo la fui a ver pero me salí del cine", me dice. Yo le miro y le respondo: "Bueno no sé, ya veremos. La verdad que entre toda la mediocridad que echan, pues escogí esta que parece de lo menos malo". Luego nos picaron las entradas y cada uno se fue a su sala. Lo que no me imaginaba entonces es que el tío la clavó: o sea tras estar 1 hora me tuve que salir del cine: sencillamente ya no aguantaba más y menos para tragarme los 40 minutos que faltaban.
Espero que te haya servido de referencia. Tú haz lo que quieras: si quieres ir a verla pues adelante. Aunque como has leído, para mí es una absoluta tomadura de pelo de película y una pérdida de dinero y tiempo. Compruebo sin embargo que la gente que ha comentado antes que yo, ponen a esta película poco menos que de magnífica. Cosas de la vida que uno no entiende... Saludos a todos.
Encontrar una cuerda: este es todo el argumento y la trama de la película.
Los protagonistas hacen cosas para intentar encontrar una cuerda.
Creo que con esto se dice todo. Pero aún hay más:
Esto es verdad 100%, os lo juro: estaba en la cola del cine, y un tío detrás de mí me vio la entrada. Al momento me dice: "Te vas a aburrir con esa película. Fíjate que yo la fui a ver pero me salí del cine", me dice. Yo le miro y le respondo: "Bueno no sé, ya veremos. La verdad que entre toda la mediocridad que echan, pues escogí esta que parece de lo menos malo". Luego nos picaron las entradas y cada uno se fue a su sala. Lo que no me imaginaba entonces es que el tío la clavó: o sea tras estar 1 hora me tuve que salir del cine: sencillamente ya no aguantaba más y menos para tragarme los 40 minutos que faltaban.
Espero que te haya servido de referencia. Tú haz lo que quieras: si quieres ir a verla pues adelante. Aunque como has leído, para mí es una absoluta tomadura de pelo de película y una pérdida de dinero y tiempo. Compruebo sin embargo que la gente que ha comentado antes que yo, ponen a esta película poco menos que de magnífica. Cosas de la vida que uno no entiende... Saludos a todos.
26 de diciembre de 2015
26 de diciembre de 2015
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi los protagonistas me dije, "guau, Olga Kurylenko y Mélanie Thierry, dos de los pivones más impactantes del panorama cinematográfico actual juntas, esta tengo que verla". Pero la amiga Mélanie sin el maquillaje apropiado pierde mucho, y Olga está tan flaca que parece una mesa de planchar. Menudo palo.
Tim Robbins tiene un personaje bastante plano, y Benicio del Toro está en plan Bruce Willis, esto es, empieza la peli estándo quemado, y acaba la peli estando aún más quemado.
Toda la trama va de sacar el cadáver de un gordo de un pozo, para así poder volver a potabilizar el agua para los vecinos de la zona. Mientras buscan cómo sacarlo, se va pincelando la historia con subtramas muy menores para que aprendamos lo vil y precaria que es la vida en la guerra y la posguerra.
El final de la peli es bastante poético, eso hay que admitirlo, e incluso divertido, por qué no, pero no es suficiente recompensa para soportar el resto del soporífero metraje.
Tim Robbins tiene un personaje bastante plano, y Benicio del Toro está en plan Bruce Willis, esto es, empieza la peli estándo quemado, y acaba la peli estando aún más quemado.
Toda la trama va de sacar el cadáver de un gordo de un pozo, para así poder volver a potabilizar el agua para los vecinos de la zona. Mientras buscan cómo sacarlo, se va pincelando la historia con subtramas muy menores para que aprendamos lo vil y precaria que es la vida en la guerra y la posguerra.
El final de la peli es bastante poético, eso hay que admitirlo, e incluso divertido, por qué no, pero no es suficiente recompensa para soportar el resto del soporífero metraje.
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