Somos campeones
30 de agosto de 2018
30 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir que soy de esa clase de personas a las que no les suele hacer mucha gracia el cine español. Quizás sea porque hasta hace apenas unos pocos años no había conseguido aclimatarse al siglo XXI, o quizá sea una manía mía.
Sin embargo, admito que disfrute mucho con esta película que nos plantea un escenario francamente real, cargado de un mensaje que hace mella en el espectador sin hacerle olvidar que se trata de cine y entretenimiento. Con un guión y argumento simple, pero con unas grandes actuaciones por parte de todos y cada uno de los actores y actrices involucradas en el proyecto, la cinta arranca del espectador una cierta ternura que hacia mucho que no conseguía ninguna otra película española.
Sin embargo, admito que disfrute mucho con esta película que nos plantea un escenario francamente real, cargado de un mensaje que hace mella en el espectador sin hacerle olvidar que se trata de cine y entretenimiento. Con un guión y argumento simple, pero con unas grandes actuaciones por parte de todos y cada uno de los actores y actrices involucradas en el proyecto, la cinta arranca del espectador una cierta ternura que hacia mucho que no conseguía ninguna otra película española.
10 de octubre de 2018
10 de octubre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema humano de esta historia es brutal. Punto y final al bombo y platillo de esta película. Sobre todo porque esa gran historia está en la vida real, no en la historia que cuenta la película. Está bien y re ríes, sobre todo al principio. Pero no se van a comer un rosco en los Oscars por que es una película más, divertida y punto. Me da rabia llevar escuchando en la radio o leyendo en los periódicos lo fantástica que es esta (u otras) película y cuando te sientas a verla te decepciona. En los medios, la gente debería opinar más de fútbol y menos de cine y dejar a los críticos hacer ese trabajo. Por cierto, te pondrá del hígado la infumable e imparable banda sonora: todo el rato violines al alto la lleva sin parar ni un minuto. Es como si se hubiesen olvidad de bajar la música. Incomprensible.
14 de agosto de 2023
14 de agosto de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le sobran unos cuarenta y cinco minutos (casi toda la segunda parte), el personaje terriblemente lamentable de la mujer (metido con calzador, absurdo, intragable insufrible, grotesca esa trama abyecta, la actriz la maja tampoco lo salva, ¿lo empeora?), las transiciones (los partidos interminables) y la banda sonora entera que acogota acojona, por lo demás está tal que bien, es simpática (igualmente pesada), ellos son majetes, él es un buen actor y se acierta con la mirada sobre ellos, no así con casi todo el resto que agota, aturrulla, espanta, cansa, idiotiza, anonada.
La película es nada y eso es lo bueno, no carga, apenas sermonea (la inevitable cuota para que la gente duerma no de aburrimiento sino de paz y gloria), casi no catequiza (ni falta que le hace, va sobrada, el público ya lleva la catequesis bien aprendida de casa, con ganas de sacarla y que -se- la vean) o condesciende (padres somos todos, más que suficiente), y todo eso es, por fuerza, también lo más malo de todo, como poco se nos cae a cachos o pedazos la triste historia, no vale una reverenda mierda la pena, pobreza, carraca, feria, simpleza, ruido y furia con mermelada, canta, berrea.
Esta película no te hace si cabe mejor persona (lástima, es lo que estaba yo buscando, salir reforzado, elevado, acceder a ella, a esa categoría tan humana demasiado humana muy preciada, a santidad y benevolencia, altura de miras, misericordia, fe, caridad y esperanza), tampoco peor (suele pasar, ni quita ni pone rey, te deja como estabas, en el pelotón de los torpes, haciendo méritos, tragando quina, asimilando valores, oliendo incienso y mirra, a la espera de la carroza y la inspiración, tratando de alcanzar la olímpica altura de la moral mayoría, ese trote, dar a la caza alcance, agonía).
La película es nada y eso es lo bueno, no carga, apenas sermonea (la inevitable cuota para que la gente duerma no de aburrimiento sino de paz y gloria), casi no catequiza (ni falta que le hace, va sobrada, el público ya lleva la catequesis bien aprendida de casa, con ganas de sacarla y que -se- la vean) o condesciende (padres somos todos, más que suficiente), y todo eso es, por fuerza, también lo más malo de todo, como poco se nos cae a cachos o pedazos la triste historia, no vale una reverenda mierda la pena, pobreza, carraca, feria, simpleza, ruido y furia con mermelada, canta, berrea.
Esta película no te hace si cabe mejor persona (lástima, es lo que estaba yo buscando, salir reforzado, elevado, acceder a ella, a esa categoría tan humana demasiado humana muy preciada, a santidad y benevolencia, altura de miras, misericordia, fe, caridad y esperanza), tampoco peor (suele pasar, ni quita ni pone rey, te deja como estabas, en el pelotón de los torpes, haciendo méritos, tragando quina, asimilando valores, oliendo incienso y mirra, a la espera de la carroza y la inspiración, tratando de alcanzar la olímpica altura de la moral mayoría, ese trote, dar a la caza alcance, agonía).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mira, en todas partes cuecen habas, nadie es perfecto ni en su tierra profeta, en casa de herrero, cuchillo de palo, todas estas buenas gentes, almas de cántaro, siguen, a pesar de tanto (bueno), pecando, son, digámoslo sin tapujos, no se nos caigan prendas ni anillos de oro, los palos del sombrajo, sí, muy penosamente, machistas y homófobos, que si esta es una puta reputa a toda hora, dale que dale con la perra y la matraca, y la camisa o camisola maricona la pobre la jodía (qué culpa tendrá la bendita), hasta los ángeles, los querubines y los serafines chirrían, dan una mala nota con sus trompetas, dios no lo quiera, y cantos o canciones, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra y cierra, ya de paso, españa y la puerta que por ahí el diablo entra, incluso el cielo está empedrado de yerros, de impuros, de malos actos y peores dichos, venga, a ponerle remedio, a rezar tres o cuatro avemarías y un millón de padresnuestros pero tampoco nos cebemos que la virtud debe tener su cuidado, no sobrepasarse, no hacerse vicio, tanto va el cántaro a la fuente que se pierde.
12 de abril de 2018
12 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Javier Fesser sabe lo que es reírse de uno mismo. Es capaz de sacarle hierro a un asunto que puede ser peliagudo y despertar la bestia de las susceptibilidades. No es una película de denuncia, pero denuncia la situación de las personas con discapacidad. No es una película de mal gusto, pero tiene chistes que levantan suspicacias. En ese juego sale ganando. Esa línea no la cruza. El director amaga con lograr la cuadratura del círculo. No ahondar pero salir airoso. No interpretar pero analizar con soltura. Javier Gutiérrez llena la película, su forma de interpretar se acopla a un personaje y a una historia compleja. Sin alardes lo vive. Sin ambición nos gana. El elenco de secundarios logra tener ese punto de capacidad emotiva contenida. Son capaces de no apenar pero si alegrar en situaciones complejas y multicausales. Un guion lleno de equidad que transmite el punto exacto de tolerancia en todos sus aspectos. Lograrlo es un buen punto de inicio para el gran público.
14 de abril de 2018
14 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un prejuicio según la RAE es un juicio u opinión, generalmente negativo, que se forma inmotivadamente de antemano y sin el conocimiento necesario. Por muy modernos y de ideas avanzadas que nos consideremos, siempre hay algún prejuicio al acecho y hoy en día con crisis humanitarias como la de los refugiados, desgraciadamente parecen más de actualidad que nunca. Sin embargo, no hace falta viajar mucho para detectarlos y en Campeones (Javier Fesser, 2018) nos presentan una historia muy cercana con gente que nos podemos cruzar diariamente en el metro. Gente que sufre una discapacidad intelectual, pero que no por ello desea ser invisible para la sociedad. En ese sentido es una historia arriesgada, ya que se trata un tema sensible, pero después de disfrutar de sus dos horas de metraje se puede decir que consigue disipar muchos prejuicios instaurados respecto a las personas con discapacidad intelectual.
Una de sus primeras metas que consigue cumplir es la de presentar a unos tipos autónomos y muy capaces, para los que su discapacidad es una característica y no una limitación. Así vemos como uno de los personajes vive solo y tiene su propio trabajo y otro de ellos comparte piso con otros compañeros. Sin olvidar que desde una primera secuencia de presentamiento entre entrenador, (Javier Gutiérrez) y el equipo, vamos a ver como estos chicos hablan con un lenguaje coloquial a cerca de preocupaciones universales. Es verdad, que alguno tartamudea un poco y otros no se aclaran con el color de las camisetas, pero en definitiva están preocupados por las mismas cosas que otros chicos de barrio. Y aquí también hay que destacar el humor del largometraje, que se puede ver como un humor blanco y familiar, con dosis de las mejores comedias de enredo (genial es la secuencia de presentación entre el entrenador y los jugadores). No obstante, Fesser no evita algún golpe maestro más gamberro ya que los chicos, y en especial “la mosca cojonera”, tienen una lengua muy larga y aficionada a los tacos y a la fiesta. Porque los miembros del grupo de baloncesto Los amigos tienen una discapacidad mental, pero también unas tremendas ganas de aprovechar su viaje a Canarias, para disputar la final del campeonato, con una celebración por todo lo alto. Es difícil mantener el nivel de humor durante todo el metraje y a diferencia de otras cintas recientes, como La tribu, ésta sí que es constante en su buena dosis de comedia y moderada en sus recursos lacrimógenos. Quizás chirría un poco una melodía muy repetitiva que acompaña prácticamente cada tránsito argumental y que puede recordar a una cinta de sobremesa y se echa en falta alguna mujer más en el equipo, ya que son todos hombres y la “mosca cojonera” aparece en el segundo tramo de la cinta. Parece que los prejuicios hacia las mujeres con discapacidad intelectual tendrán que esperar a ser disipados un poco más.
Y otro de los temas que vertebra la trama es el de la normalidad. ¿Quién es normal? ¿Son menos normales los chicos o el entrenador que ha sido condenado por conducir borracho y tiene una estatura extremadamente corta? Esta pregunta la expone muy bien el director del polideportivo que va a actuar como un guía para Marco (Javier Gutiérrez), durante sus meses de condena. Un personaje, el de Marco, que presenta un arco argumental increíble, ya que en las primeras secuencias le vemos definir a los chicos de “mongólicos”, para finalmente emocionarse con sus enseñanzas. Es curioso como lo que al principio parece una terrible condena, va a ser finalmente casi un regalo para Marco, que gracias a sus meses entrenando al equipo va a conseguir un trabajo en la selección española, va a recuperar a su mujer y va a aprender a llevarse mejor con la vida. Sí, porque Marco es un tipo que tiene una relación de amor-odio con la vida. No quiere comprometerse con nada, ni con nadie y es incapaz de asumir las derrotas. Al final de su viaje, Marco se abre y reconoce que fue abandonado por su padre y que por eso no soporta perder nada. Sinceramente resulta un poco simplista esta justificación para la forma de actuar del personaje, pero no debe por ello desmerecer un guion repleto de buenos puntos de giro. El más importante de ellos es ese final con un clímax a cámara lenta que primero te desbarata todas las expectativas, para después hacerte comprender que ese partido entre Los amigos y Los enanos no se reduce a una simple victoria o a una derrota. Este grupo de jugadores que compite en el campeonato tienen unos niveles de compañerismo, esfuerzo e ilusión demasiado grandes, como para que un partido de baloncesto les vaya a amargar el día o les vaya a proporcionar el mejor momento de sus vidas.
Más en planoamericano.wordpress.com
Una de sus primeras metas que consigue cumplir es la de presentar a unos tipos autónomos y muy capaces, para los que su discapacidad es una característica y no una limitación. Así vemos como uno de los personajes vive solo y tiene su propio trabajo y otro de ellos comparte piso con otros compañeros. Sin olvidar que desde una primera secuencia de presentamiento entre entrenador, (Javier Gutiérrez) y el equipo, vamos a ver como estos chicos hablan con un lenguaje coloquial a cerca de preocupaciones universales. Es verdad, que alguno tartamudea un poco y otros no se aclaran con el color de las camisetas, pero en definitiva están preocupados por las mismas cosas que otros chicos de barrio. Y aquí también hay que destacar el humor del largometraje, que se puede ver como un humor blanco y familiar, con dosis de las mejores comedias de enredo (genial es la secuencia de presentación entre el entrenador y los jugadores). No obstante, Fesser no evita algún golpe maestro más gamberro ya que los chicos, y en especial “la mosca cojonera”, tienen una lengua muy larga y aficionada a los tacos y a la fiesta. Porque los miembros del grupo de baloncesto Los amigos tienen una discapacidad mental, pero también unas tremendas ganas de aprovechar su viaje a Canarias, para disputar la final del campeonato, con una celebración por todo lo alto. Es difícil mantener el nivel de humor durante todo el metraje y a diferencia de otras cintas recientes, como La tribu, ésta sí que es constante en su buena dosis de comedia y moderada en sus recursos lacrimógenos. Quizás chirría un poco una melodía muy repetitiva que acompaña prácticamente cada tránsito argumental y que puede recordar a una cinta de sobremesa y se echa en falta alguna mujer más en el equipo, ya que son todos hombres y la “mosca cojonera” aparece en el segundo tramo de la cinta. Parece que los prejuicios hacia las mujeres con discapacidad intelectual tendrán que esperar a ser disipados un poco más.
Y otro de los temas que vertebra la trama es el de la normalidad. ¿Quién es normal? ¿Son menos normales los chicos o el entrenador que ha sido condenado por conducir borracho y tiene una estatura extremadamente corta? Esta pregunta la expone muy bien el director del polideportivo que va a actuar como un guía para Marco (Javier Gutiérrez), durante sus meses de condena. Un personaje, el de Marco, que presenta un arco argumental increíble, ya que en las primeras secuencias le vemos definir a los chicos de “mongólicos”, para finalmente emocionarse con sus enseñanzas. Es curioso como lo que al principio parece una terrible condena, va a ser finalmente casi un regalo para Marco, que gracias a sus meses entrenando al equipo va a conseguir un trabajo en la selección española, va a recuperar a su mujer y va a aprender a llevarse mejor con la vida. Sí, porque Marco es un tipo que tiene una relación de amor-odio con la vida. No quiere comprometerse con nada, ni con nadie y es incapaz de asumir las derrotas. Al final de su viaje, Marco se abre y reconoce que fue abandonado por su padre y que por eso no soporta perder nada. Sinceramente resulta un poco simplista esta justificación para la forma de actuar del personaje, pero no debe por ello desmerecer un guion repleto de buenos puntos de giro. El más importante de ellos es ese final con un clímax a cámara lenta que primero te desbarata todas las expectativas, para después hacerte comprender que ese partido entre Los amigos y Los enanos no se reduce a una simple victoria o a una derrota. Este grupo de jugadores que compite en el campeonato tienen unos niveles de compañerismo, esfuerzo e ilusión demasiado grandes, como para que un partido de baloncesto les vaya a amargar el día o les vaya a proporcionar el mejor momento de sus vidas.
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