Sí, me parece que al director, David R. Ellis, se le metieron las serpientes en los calzones y lo mordieron allí donde no brilla el sol. No se me ocurre otra explicación para que haya hecho este pedazo de porquería.
La idea de serpientes atacando un avión tiene cierta originalidad, pero está totalmente desaprovechada en este film. Un argumento bastante poco convincente, actuaciones mediocres (sobre todo del protagonista, que dice dos o tres palabras en toda la película), un desarrollo predecible y truculento y un final absolutamente estúpido, componen esta cinta puramente comercial en la que sobran los gritos y algunos toques de drama barato de culebrón (palabra muy adecuada para esta película) televisivo.
De los demás actores, que son casi desconocidos, es esperable, pero evidentemente Sam Jackson necesitaba los dos cobres que le pagaron por hacer esto, de lo contrario no hubiese aceptado.

Vale que el argumento es tonto y poco creíble, pero ver a Samuel L Jackson soltando frases lapidarias a diestro y siniestro es LA LECHE

La película empieza siendo un thirller policíaco para derivar en seguida al cine de catástrofes con bichos a lo "Alien". El desarrollo recuerda un poco a la comedia negra "Piraña", sólo que aquí en lugar de voraces peces se trata de agresivas y escurridizas serpientes. En este caso la puesta en escena es menos gore pero adolece de falta de ingenio. Se queda en algo amorfo, insulso y sin ninguna intriga que pueda despertar algún interés. Cine barato de serie B. Totalmente prescindible.

La sinopsis inicial nos emplaza a un mafioso chino que, para deshacerse de un testigo, llena un avión de serpientes venenosas para matarlo. Leyendo solo esto, viendo lo histriónico y absurdo que es (el mafioso) y la sucesión de personajes cliché que se presentan en los primeros 20 minutos uno no puede dejar de pensar: estoy ante una troleada en toda regla, me lo voy a pasar genial de lo mala que va a ser esta película. Nada más lejos de la realidad.

A pesar de un planteamiento de cine regulero pero muy disfrutable el director estaba sentado en su casa un día y pensó: quiero hacer una película de muertes asquerosas y absurdas, ¿y cómo lo puedo hacer? Pues metiendo serpientes en un avión.

En el momento en el cual empieza a acontecer la sucesión de mordeduras el filme se vuelve un espectáculo grotesco, asqueroso y excesivamente gráfico, dejándote un mal cuerpo y una sensación de que se está repitiendo lo mismo una y otra vez.

Por supuesto, las serpientes son las más listas del mundo y pueden sabotear partes sensibles del avión a voluntad pero, en el momento en el cual se crucen con un protagonista, estas se vuelven inofensivas y, en algunos casos, invisibles (porque desaparecen).

No quiero hacer perder el tiempo más de lo que debiera, así que entraremos en un spoiler muy sencillo o, en esta clase de casos, un "de nada" en toda regla.

Incluso con una mirada humorística, Serpientes en el Avión es tan mala como suena. Desgraciadamente no estamos ante uno de esos casos de ser una película tan mala que da la vuelta y es buena. David R. Ellis no acaba de abrazar el humor y se toma demasiado en serio, y acaba por desaprovechar a un Samuel L. Jackson que empieza luciendo bien, aunque sólo sea por esperar alguna salida de tono, pero que acaba tornándose hasta aburrido, y muy mal tienes que hacerlo para que Samuel L. Jackson no brille en una película así.

Es demasiado mala como para considerarse una comedia, pero no tanto como para alcanzar ese nivel de las Sharknado y derivadas. Ni para ver una película ni para reírse de ella.