No voy a negar que por un momento pensé si tanto halago y nominación era únicamente por la espléndida interpretación del Cumberbatch y los bonitos paisajes magistralmente retratados por Ari Wegner. Y también qué pintaba Kodi Smit-McPhee en todo si su participación, aunque llamativa, era bastante circunstancial considerando la historia que estaban desarrollando. O sea todo bien, pero necesitaba algo más contundente para no hacerla bolsa al final del visionado.

Y es en ése momento cuando la película, que claramente se toma su tiempo en preparar casi en detrimento del ritmo, por fin comienza a soltar toda su artillería de manera vertiginosa.

No puedo hacer más énfasis en como ésta película juega muy bien con algo llamado SUTILEZA y que parece que se ha perdido en el Hollywood actual donde absolutamente todo tienen que confirmarlo en tu cara y nada puede quedar a la interpretación o lectura del espectador (de ahí que algo tan redundante, blanco y negro, e inútil como Don't Look Up se está volviendo una especie de culto apocalíptico).

Si, es pretenciosa, porque aparenta algo que no es. No es un western, no es un drama, no es un thriller. Es un tedio. La factura técnica y actoral es impecable, pero su historia y desarrollo, es fallida.

No se siente el drama que impulsa a sus protagonistas a actuar de la manera en la que lo hacen. No profundiza en nada y tiene que ser el espectador el que se monte su propia película. Y para eso no hacen falta dos horas.

Película sintomática del cine que, es triste, se hace hoy en día.

Tiene un guión desequilibrado en cuanto a la atención que presta a los personajes, y una dirección que se embelesa con paisajes y detalles superfluos, mientras cuenta algo que no se sabe qué es, porque va dando constantes bandazos. Además, la estructura es episódica pero eso no sirve para nada. Si acaso, para hacer la película aún más lenta.

Pero... Eso sí, ese pedazo guión lo escribe una mujer, que además también es la directora. Y no una cualquiera. La otrora directora de el piano, retrato de una dama, en carne viva, entre otras.

Y entonces llega esa plataforma televisiva, la panacea del cine del siglo XXI, para distribuirla y reventar el mercado. Y para rematar, lluvia de premios internacionales, y nominaciones en los Oscars. Porque sí. Porque es la moda.

Ojalá esta moda pase, cuanto antes. De ilusión también se vive.

Qué ganas tengo de que la pandemia se acabe del todo para volver a ir de festivales y descubrir Cine auténtico. Espero que el poder de las plataformas deje espacio para otras miradas.

Y si no, siempre me quedará el Cutrecón. MAS CUTRECONES Y MENOS OSCARS Y GOYAS!!!!

Película de las que dejan al espectador letárgico y somnoliento, de las de mirar el reloj debido a la escasez de contenido y bostezos entre toma y toma que intenta de forma estéril mostrarnos una historia profunda, la cual se queda en el mera orilla intentando mostrar músculo haciendo uso de una fotografía que no camufla el sinsentido de dos horas sin que pase nada, a la próxima me veo Torrente.

Fotografía y puesta en escena soberbia. Actuaciones y construcción de personajes sublime. Música más que apropiada guiando y jugando con el espectador según su antojo. Ambientación logradísima. Ritmo tedioso pero adecuado. Entonces... ¿qué falla?

Al terminar la cinta tenía estas múltiples sensaciones de acabar de ver una gran película, que sin embargo, no me había gustado nada. Tras darle vueltas, creo que el problema radica en que la historia contada carece de interés. Contiene temas interesantes y bien tratados por parte de la directora, como son la homosexualidad reprimida y la venganza. Pero todo acaba siendo una historia insulsa y pobre.