Susanna

No es habitual que los planteamientos eróticos del cine actual tengan tantas posibilidades como el de esta película. La mayoría han sido para mí fiascos con protagonistas urbanitas acomodados y aburridos. Realmente son pocos los que se atreven a mostrar, como aquí, enfrentamientos culturales entre protagonistas pobres.
Las escenas eróticas son realmente interesantes. Nunca pensé que la delgadísima Eva Santolaria pudiera ponerme tan palote.
La música es más que digna y el aspecto técnico pasa con nota aceptable.

Ahora bien, la película es fallida por varias razones. Para empezar, por un elenco irregular en el que sólo destacan Álex Casanovas, Joan Dalmau –físicamente perfecto para interpretar al mafiosete de barrio– y Rosa Gàmiz. Si te parece que alguno de ellos lo hace mal es muy posible que estés viendo la versión doblada al castellano por ellos mismos, que es de inferior calidad porque no eran dobladores profesionales.
También al guión le falta perfeccionamiento, sobre todo en la parte de Susana. El principio me parece demasiado acelerado ("–¿Quieres follártela? –Me voy a casar dentro de poco, tengo que empezar a trabajar en cuestión de minutos, no conozco a la chica de nada: ¡por supuesto!"), y también creo que habría sido más creíble hacer que la muchacha fuera de raza mora –que no necesariamente musulmana–, pues me parece realmente improbable que una chica con esas pintas se líe con un tío de familia y creencias estrictamente musulmanas. Lo del camarero gay cae en el tópico fácil y ordinario.
La historia funciona en su parte pasional, cuando se centra en la escabrosa vida de un Álex totalmente encoñado y bastante caradura.


Parecidos curiosos: a mí Álex Casanova me recuerda ligeramente a Gary Oldman; y la boca de Said Amel tiene una mueca similar a la de Arnold Schwarzenegger.

Supongamos que se pudiera puntuar una película, también en función de los pechos de la protagonista. La máxima puntuación a esta parte de la anatomía humana..., supongamos que es de tres estrellas.
El pecho izquierdo de Eva Santolaria se merece 2,5 puntos.
El pecho no izquierdo, es decir, el derecho, se merece igualmente 2,5 puntos.
La suma de los dos pechos da un aprobado justito. Un 5 para Susanna.
Pero como una película no se puede sostener sólo con dos hermosos pechos, por mucho wonderbra con que se aguante, la nota final es: la puntuación de la película (-1) + la puntuación de los senos de la Santolaria (+5). Esto da finalmente y tras muchos esfuerzos por ver la película entera y no volver a las escenas de los polvos de la Santo, un resultado de cuatro (4).
No rima con inco, ni aunque Susanna quiera.

La primera vez que tuve noticia de Eva Santolaria fue durante la serie Compañeros en la que interpretaba a una adolescentes bastante rebelde. Gracias a ella, esta chica se erigió como el icono sexual de los adolescentes de finales de los años 90. Por suerte para ella, otra serie, Siete Vidas, le brindó la oportunidad de hacer un papel distinto y alejado de toda esa ebullición de hormonas adolescentes. Desgraciadamente, y a pesar de ser muy buena actriz, no consiguió deshacerse del todo de Valle y a dia de hoy su único papel de peso en la industria cinematográfica es el que interpretó en una película que hizo dos años antes de Compañeros: Susanna. La otra gran desgracia, es que lo que más se recuerda de esa película es su desnudo integral y las escenas de sexo explícito.

Un comercial con un grave problema de ausencia de luces y a punto de casarse acepta un soborno consistente en beneficiarse sexualmente a una joven. Esa relación que en un principio estaba condenada a la efimeridad, termina convirtiéndose en una inevitable necesidad de ambos por rebozarse sobre el cuerpo desnudo del otro. Por desgracia para los dos, dicha relación se ve cortada por el ingreso a prisión del hombre a causa de unos chanchullos que realizaba para el mafioso local. Tiempo más adelante, la casualidad les hace reencontrarse. A pesar de que el hombre está felizmente casado y esperando un bebé, y de que la joven está a punto de casarse con un musulmán, deciden tentar la suerte y volver a tener esos encuentros sexuales.

Tenemos, por tanto, un interesante argumento pero que peca de plantear situaciones inconexas, poco realistas y que no aprovechan en toda su medida las posiblidades que ofrece la existencia de una mafia y de la cultura musulmana. El prometido de la joven podría perfectamente no haber sido musulman y no sólo la película no se habría resentido sino que hubiera sido más realista. La mafia tiene su importancia, pero no se la da la importancia que se le debería de haber dado. Por otro lado, se hubiera agradecido menos sexo duro y más sensualidad en las escenas calienturientas y una mejor interpretación por parte del protagonista. Lo mejor, sin duda, la recreación de los bajos fondos.

Cine negro cargado de erotismo. Sigue las pautas del cine negro con carga erótica, no es, no, FUEGO EN EL CUERPO ni INSTINTO BÁSICO, pero está muy bien resuelto, en tanto en cuanto maneja bien los barrios bajos barceloneses y los personajes que retratan son reconocibles y más que creíbles. Casanovas, como casi siempre, está un pelín suelto, no así una más que notable Santolaria que está electrizante en las escenas de sexo, abundantes, algunas atrevidas y explícitas y bien rodadas. Por encima de todos, el gran Joan Dalmau, muy convincente en su papel de hampón de barrio. Sin duda, una buena muestra del género negro y un cine español que se agradece.

Yo soy otro de esos enamorados de Valle, la chica que salía en la serie de TV de los 90 "Compañeros". No sé qué hacía para tenernos a todos locos, pero nos tenía. Quizás es que las chicas delgadas con grandes pechos tienen algo que nos vuelve locos, no sé.

Buscando información sobre la actriz, Eva Santolaria, di con esta película, famosa por sus desnudos. A pesar de que ya estaba casi convencido desde antes de verla, para mí es una película que no funciona, ni en su vertiente erótica (con esa chica hasta yo filmo mejores escenas de sexo, sinceramente) ni en su vertiente social, de representar la realidad marginal de Barcelona (moros y lumpen).

No tiene ritmo y aburre.