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Defiendo mi vida

Cine negro. Intriga Amargado después de estar en la cárcel por un robo que no cometió, Joe Bell pronto vuelve a prisión, en una cárcel con plantación. Su amor por la hija del capataz les lleva a un enfrentamiento entre ellos, lo que hará que el viejo capataz muera de un ataque al corazón. Joe y Mabel se fugan porque piensan que nadie creería a un tipo como él. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
21 de diciembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me explico la baja nota que tiene este film. Reconozco que lo vi con reparo al ver que aquí era puntuado por debajo de 6. Pero el reparto y el equipo que participaba me animaron. Max Steiner en la música y en la fotografía James Wong Howe ya son garantía de calidad. Y por supuesto John Garfield. La historia no es nueva, la hemos visto más veces en el cine: un hombre inocente es condenado por error, no tiene justicia, y esta situación parece formar parte de su destino. Lo que tiene este film más asentado es el romance entre Garfield y la maravillosa Priscilla Lane, pues está extraordinaria: una actuación impecable, pocas veces se habrá visto tal embeleso en la pantalla, tanta dulzura y frescura que derrochan las escenas en las que aparece.
La película posee un gran ritmo, peca a veces de ingenuidad, otras de situaciones poco consistentes, pero todo esto se puede pasar, ya que lo que interesa es la relación amorosa entre los protagonistas, y cómo va evoluiocnando, y esas maravillosas gentes que se cruzan en su camino. Pues este film tiene toques y momentos de Capra: a pesar de parecer un"noir" por la temática (aunque en 1939 quizá aún es temprano para este concepto), el film es una especie de drama romántico más bien. Nombro a Capra porque veremos al menos dos personajes extraordinarios que se cruzan en la vida de estos enamorados fugitivos, más salidos de un cuento, llenos de alegría y optimismo, lo que otorga momentos de gran alegría y casi de comedia. Pronto todo vuelve a la tragedia del destino del fugado, pero al final veremos un juicio donde todo cobra sentido. Ritmo, romance, belleza, es una película que merece mucho más crédito, y recomiendo a los amantes de la edad de oro del cine que la vean sin prejuicios: sin ser una obra maestra, yo he disfrutado muchísimo y ha llegado a emocionarme con algunas escenas magníficamente llevadas, con gran sensibilidad y sentimiento
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Arthemispower
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30 de diciembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un momento en esta cinta impregnada de un inopinado romanticismo en el que la dulce Mabel le dice al duro Joe: "Es lo que siempre había soñado, encontrar a alguien con quien hablar." Nos puede parecer poca cosa pero si ella es maltratada por un padrastro borracho y él acaba de pasar año y medio en la cárcel de forma injusta, una apacible conversación con alguien que en lugar de despreciarte te ama, puede concebirse entonces no como una mera rutina sino como un bálsamo capaz de sanar las heridas del alma, aunque ésta haya sido pisoteada con saña e indiferencia.
Así las cosas, la pareja protagonista (memorables interpretaciones de Garfield y Lane) inicia la huida. Su fachada, es decir, lo que se expone y se ve a primera vista, revela una hechizante dulzura en Mabel y una rudeza de colegial en Joe. Sin embargo, en su interior, la resistente, dura y tenaz es ella; el blando de corazón, noble y valiente es él. Mabel cree a pies juntillas en un futuro digno; Joe, aun descreído, nunca pierde su honestidad. Por lo tanto, ese "Defiendo mi vida" que da nombre a la película se convierte en un "defiendo mi integridad" (y no me refiero al físico) por parte de la atribulada pareja.
Seiler envuelve algunas escenas con un halo de romanticismo fascinante. Es cierto que en ocasiones lo anula de manera abrupta. Pero cuando lo deja fluir, extenderse, acariciar o susurrar, es una bocanada absolutamente mágica y purificadora. Lo hace dos veces. Primero, en la prodigiosa secuencia de la despedida en la carretera (duelo de miradas acorde a los virtuosos cambios de plano) y, más tarde, en la habitación de un hotel. Ocultos entre luces y sombras, el persistente rótulo de neón emite señales en blanco y negro mientras los enamorados se abrazan, apasionada, casi dolorosamente, y se escucha el dulce susurro: "Sabía que no serías capaz de robar".
el chulucu
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19 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gato escaldado del agua fría huye.

Eso es John Garfield en esta preciosa y esperanzadora fábula. Que, para mí, de eso se trata, no tanto un film de cine negro o intriga sino un cuento moral, cálido y romántico, engarzado en una historia de drama social con la Depresión como telón de fondo.
Garfield es un gato callejero, arisco y desconfiado. Razones tiene para estarlo. Acaba de cumplir una condena de once meses en prisión por un robo que no cometió y todo por involucrarse en prestar ayuda a la víctima.
La próxima vez no parará a hacerlo. Se buscará la vida y no rendirá cuentas a nadie, ni a la justicia, ni a la sociedad ni al mundo que le ha dejado de lado. Si tiene que golpear, golpeará primero, si tiene que escupir será el primero en hacerlo. Y si ocurre algo a su alrededor, aunque él no tenga la culpa, echará a correr como alma que lleva el diablo.
Y la sociedad de la era de la Depresión no se mostraba muy misericordiosa con los gatos callejeros. Garfield no tardará en verse otra vez metido en problemas, los vagabundos no estaban bien vistos, había una ley contra ellos y cualquier gato que osara asomar sus patas por el lado bueno de la sociedad era echado sin contemplaciones o condenado a trabajos forzados al servicio de la comunidad.
Priscilla Lane entra en su vida y será la única que consiga derribar las defensas del felino pero esto sólo le va a suponer huir con él hacia ninguna parte. No podrá convencerle de ningún modo de que deje de correr y de huir de la sociedad. -O huyes conmigo o te bajas aquí-.
Y mira que con lo que se encuentra el gato a partir de ahí en su camino, no son patadas ni escupitajos, sino más bien amabilidades y bondades. Pero al gato arisco le va a costar horrores desprenderse de su rudeza, limar sus garras y volver a confiar (es conmovedora también, la escena en la que Garfield, por fin, se confiesa ante su jefe Hale o cuando se da la vuelta en la tienda de alimentación) y va a necesitar toda la ayuda que puedan prestarle, a pesar de sí mismo, tanto su ángel de la guarda (Lane), que tendrá que tomar una decisión drástica, como los amigos, que sí confían en él, aunque él ya no crea en nada ni en nadie más.
Una magnífica película muy bien realizada, de corte romántico, humanista y bastante moralista, soberbiamente interpretada por la pareja protagonista y por los secundarios que son muy buenos y que nos regala una historia de amor hermosa, pura, incondicional y redentora, con un mensaje que se quiebra un poco en la escena final del juicio al querer introducir el inevitable discurso proamericano sermoneador que resulta falso y sobrante. Un juicio un poco menos emocional y más basado en las evidencias que demostraran su inocencia le habría quedado de maravilla, la película no necesitaba de la moraleja redundante de apelar a la solidaridad y ayuda a los desvalidos. Con apelar a la simple y llana justicia bastaba.

Una nota excesivamente baja veo yo en esta página para este film que se conduce sin fisuras. ¿Estamos ciegos o qué?.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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