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Voto de Javi McClane:
7
Drama En 1969 se celebró uno de los juicios más populares de la Historia de Estados Unidos, en el que siete individuos detenidos durante una manifestación en contra de la guerra de Vietnam fueron juzgados tras ser acusados de conspirar en contra de la seguridad nacional. Su arresto se produjo a consecuencia de unos disturbios contra la policía y el juicio, impulsado por el nuevo fiscal general, fue claramente político, dando lugar a una serie ... [+]
16 de octubre de 2020
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Promocionada como una de las claras favoritas de cara a los Oscars de este año (tampoco hay mucho donde elegir, al menos de momento), estamos ante el nuevo drama y thriller de Aaron Sorkin, reputado guionista (entre sus trabajos se encuentran las maravillosas La Red Social o Algunos hombres buenos), el cual probó suerte en la dirección (después de varios trabajos en televisión) hace un par de años con Molly’s Game.

Este es su segundo trabajo tras las cámaras, exclusivo de Netflix (lo que siempre suele truncar las aspiraciones de premios para las producciones bajo su sello) y con uno de los mejores repartos del año, con una serie de rostros conocidos que no hacen más que elevar el nivel de la producción. Sorkin no tiene un pelo de tonto, eso desde luego.

Las críticas han sido muy entusiastas (93% en Rotten Tomatoes), augurando un buen recorrido para una cinta que debo reconocer que tenía bastantes ganas de visionar, ya sea por las expectativas generadas, su seductora premisa (basada en hechos reales) o simplemente por el cacareado reparto, teniendo los suficientes elementos como para captar la atención del espectador, y más en los tiempos que corren, llegando casi en el momento justo.

Y no, no estamos ante ninguna obra maestra, pero sí ante un thriller judicial rodado con mano firme, con unos actores entregados y que entretiene en sus poco más de dos horas, gracias a la manera de contar los hechos y a su afán por no perder el interés del espectador en ningún momento, introduciendo algunos elementos cómicos que le vienen como anillo al dedo a la sugerente propuesta.

La dirección de Sorkin es tan clásica como sólida, en un efectivo trabajo que jamás da lugar al bostezo (algo demasiado común en productos de estas características), jugando muy bien con los flashbacks, en unas escenas de juicio tan interesantes como fascinantes. Se nota que el bueno de Aaron domina ese terreno.

En cuanto al guion, del mismo Sorkin, se basa en un hecho real, algo que cuesta creer por el surrealismo de no pocos momentos, los cuales sí sucedieron en la vida real, invitando a la reflexión aunque dejando claro el mensaje (la corrupción y el poder absoluto del gobierno). Y es que el director y guionista se moja sin tapujo ni pudor alguno, no siendo uno de esos innumerables ejemplos donde hay grises en la historia, dejando lugar a debate. No, aquí asistimos a una de esas injustas historias que merecen ser contadas, no estando nada distanciada de la dura realidad que todavía nos toca vivir, por desgracia.

Lo que se nos cuenta se puede aplicar perfectamente a los tiempos que corren, siendo una película totalmente necesaria y que sí da en la diana, al contrario que la fallida y manipuladora Da 5 Bloods, del sobrevalorado Spike Lee, el cual quiso aprovechar la polémica del momento en su estreno, pero que es ampliamente superada por el film que nos ocupa. Las comparo por las intenciones y logros de ambas, siendo un claro ejemplo de cómo se deben hacer las cosas y cómo no. Ya veremos quién se lleva más nominaciones, si es que nominan a alguna de las dos. Una lo merece, la otra no. Elegid vosotros.

Mención especial a los apuntes cómicos, contando la historia con ritmo y garra, presentando a unos personajes tan peculiares como rocambolescos, pudiendo haber caído en el error de dramatizarlo todo en exceso, pero apostando más por la complicidad con el espectador, siendo conscientes del potencial de la historia y de sus atractivos personajes. Un acierto.

Los personajes están muy bien perfilados y desarrollados, en especial los de Baron Cohen, Redmayne o Rylance, aunque algunos quedan algo desdibujados al tener menos minutos en pantalla, habiendo unos claros protagonistas, los cuales eclipsan a otros personajes de la trama. Sí, hay muchos personajes, pero creo que todos merecían contar un poco más de su historia.

En cuanto al reparto, todos están sensacionales, destacando a rostros conocidos para el gran público como un convincente Eddie Redmayne (ganador del Oscar por su interpretación de Stephen Hawking), un (siempre) hilarante Sacha Baron Cohen (el gran Ali G, Borat o Bruno) como necesario alivio cómico, un Jeremy Strong (el protagonista de la popular Succession o secundario en The Gentlemen) demostrando una vez más que es un auténtico camaleón, un comedido Joseph Gordon-Levitt (que espero que siga la senda de trabajos de este estilo y se aparte de los subproductos que ha estado haciendo últimamente), un excepcional Frank Langella (en uno de los personajes más insufribles de los últimos años), un genial pero fugaz Michael Keaton o un impecable y (a ratos) visceral Mark Rylance (ganador del Oscar por El puente de los espías), por citar algunos. No me extrañaría en absoluto nominaciones para algunos de ellos.

En conclusión, estamos ante un interesante y entretenido thriller, con una solvente dirección, un interesante guion y con un reparto de lujo al que no se le puede encontrar ningún reproche. No es perfecta, pero tampoco es necesario, siendo una cinta judicial más que recomendable y donde todo funciona estupendamente bien. Sin lugar a dudas, una de las mejores películas del año (aunque seamos sinceros, tampoco hay mucha competencia de momento) y una de las claras favoritas en la temporada de premios. Le deseo toda la suerte del mundo. Se lo merece.

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Javi McClane
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