The Knick (Serie de TV)

Por completo de acuerdo con Sololon. La corrección política y el ultra feminismo rampante se cargan en la segunda temporada una serie que podría haber sido espléndida.
Si me lee alguien que vaya por los primeros capítulos le aconsejo que se quede en el final de la primera temporada. Claro que sí es espectadorA y muy de izquierdas a lo mejor prefiere seguir: disfrutará.

Primera escena. Año 1900. Vemos unos zapatos blancos y una prostituta China se acerca a dichas herramientas para pies y despierta a Clyde Owen quien ha pasado la noche durmiendo en dicho puti del barrio chino. Se despierta y coge un clásico carro de transporte tirado por caballos y le dice: "Amigo, lléveme al hospital por la calle X". El taxista le dice que irán más rápido por otra calle (raro en los taxistas, el otro día para llevarme de barajas a carabanchel pasaron por Córdoba). Clyde Owen contesta: "no busco rapidez" para poder comprobar a los 10 segundos que el buen hombre de Clyde saca una jeringuilla y se la clava en el pie drogándose cual Maradona napolitano.

Plas, plas, plas. Suelo tener un paladar exigente. Hay tipas de 10 por las que el lector promedio vendería al diablo a su madre  que no me seducen pero, colegas, esta serie ya, en menos de 2 minutos, me ha tocado la patata y hervido un puré delicioso con ella. Enhorabuena, compadres.

Y eso que debo advertiros, no me gustan las historias de médico. Me parecen unos matasanos impresentables. Preferiría que mi hija estuviera con un mono aficionado al poker que con un cirujano. Para colmo, la tv acostumbra a echar unas series que dan asco como urgencias con Jorge Clonado o la de Gregorio House. No obstante, creo que esta serie se salva por varios detalles entre los que destaco a Clyde Owen (hermano de Michael quién solo tuvo media temporada y le valió para ganar MERECIDAMENTE un balón de oro a Baúl) que hace un papelón cojonudo.

Por otra parte, el cirujanegro (soy el amo poniendo motes) consigue convertir cada segundo en que aparece en una alegoría contra el racismo.

También creo conveniente destacar las bizarras escenas que se viven en las operaciones.  Para que el lector despistado pueda hacerse una idea, las malditas operaciones son como una especie de show porno en que en vez de haber una titi tetona bailando en el centro y unos pajeros mirando, hay un par de cirujanos operando y la gente trajeada mirando sin tocarse.  Así.  Cual espectáculo porno orquestado por Pedro Almogaydovar. Muy bizarro. Además, desagradable tanta sangre, venas y porquerías varias. Por momentos he dejado de mirar la pantalla para ver mis musculosos Bíceps y no ver la asquerosidad que tenía enfrente (no hablo de mi mujer, aunque también).

El resto, es decir, cuando no sale Clitoride Oguen o cirujanigga o hay operaciones, me aburre.  Especialmente el Rajoy corrupto de turno que se queda su dinero en lugar de dárselo al hospital. Para eso no tengo que ver la serie sino el maldito destrozo que el PP ha hecho a la sanidad española con sus recortes nazis.