Adiós, muñeca

Me encantó, desde un principio, en apenas unos segundos, la imagen ya me transportó a una historia de detectives, como yo imaginaba.
Las calles, el humo, el ambiente, se llega a respirar el aroma envolvente de una ciudad llena de ruidos y crímenes.
Todo eso acompañado por un detective, interpretado por Robert Michum, que encaja a la perfección en la imagen que puede uno tener de un detective. Con comentarios irónicos, llenos de acertado humor, que incluyen en algunos momentos sus pensamientos y deducciones. Haciéndonos participes de lo que va pasando por la mente del protagonista y como va atando cabos, en busca de la resolución del misterio.
Consigue resultar ser entretenida, divertida y todo ello, manteniendo el hilo argumental de suspense adecuado.

Recientemente leyendo sobre el cine negro me enteré del personaje del detective Philip Marlowe del cual había escuchado hablar, pero nunca me había llamado la atención como para centrarme en su búsqueda. Creo que mi edad es la razón de ese desconocimiento del personaje. Pero me he propuesto encontrar las películas relacionadas con él y he comenzado con Adiós, muñeca.

Me encantan las películas de detectives e investigación, sobretodo cuando el guión gira en torno al personaje y a su investigación. Así que Dick Richards da en el clavo. Con un comienzo espectacular, donde nos introduce rápidamente en la historia, nos presenta a los personajes y con una voz en off perfectamente utilizada nos pone al día del caso. Funciona perfectamente Robert Mitchum como Marlowe, con ese estilo indiferente ante todas las situaciones, pero las cuales controla al dedillo y en especial ese tono irónico en muchos de sus comentarios, le da un aire muy natural y poco artificial.

El desarrollo va en una línea ascendente donde lo que parecía un trabajo sencillo y rápido de llevar a cabo, encontrar a una mujer, nos va llevando por una ruleta de personajes al cual más misterioso en cuanto a su relación con la chica a encontrar. La música es fantástica, cuenta mucho sin decir una palabra y muy bien seleccionada en cada momento. Cine de investigación, de intriga, con personajes muy trabajados y manteniendo la intriga hasta los últimos minutos de la historia.

Una cosa tengo clara, seguiré buscando más casos de Philip Marlowe.

Adiós muñeca es otro magnífico ejemplo de cine negro basado en una de las mejores novelas de Raymond Chandler. El veterano detective Philip Marlowe recibe el encargo de averiguar el paradero de una joven bailarina desaparecida misteriosamente.

Estupendo plantel de actores encabezados por un excelente Robert Mitchum en el papel de Philip Marlowe. Banda sonora de lujo compuesta por el gran Dave Grusin. Conseguido diseño de producción del experto Alex Tavoularis. Acertada fotografía del reputado camarógrafo John A. Alonzo y por supuesto un prodigioso guión de compleja trama y con brillantes diálogos plagados de cinismo e ironía. Como curiosidad comentar que este fue uno de los primeros trabajos de Sylvester Stallone.

De nuevo R. Chandler visita el celuloide para que P. Marlowe llene la pantalla con la presencia imponente de un R. Mitchum, taciturno, atormentado y sagaz.
En 1944 E. Dmytryk ya había realizado una versión de la misma obra -”Historia de un detective”- muy celebrada en su momento.
La película trasmite la tensión propia de un buen thriller pero no alcanza la vibrante emoción de su antecesora porque se trata de una historia compleja cuyos detalles no siempre quedan bien explicados y presenta situaciones que tienden a no quedar suficientemente aclaradas.
Pero el largometraje resulta interesante porque la figura del cínico detective posee ese atractivo especial de lo alternativo y poco convencional.

Los detectives en la primera mitad del siglo XX eran un buen recurso, especialmente para muchos maridos y esposas, para poder hacer averiguaciones sobre el comportamiento de sus respectivas parejas.

El escritor Raymond Chandler tuvo la perspicacia necesaria para sacarse de la mano un detective mítico Philip Marlowe que garantizaba el éxito en todas sus pesquisas.

Un hombre valiente, capaz de saltarse la ley si podía avanzar en sus investigaciones, de complexión fuerte, mirada profunda, frio en sus movimientos y temperamento pero capaz y decidido para asumir situaciones de riesgo, socarrón, sin tacto ni diplomacia en sus expresiones y que mejor actor para llevarle a la pantalla que el bueno de Robert Mitchum que con su apariencia física y movimientos no debía de requerir de grandes esfuerzos para asumir el papel.

Dick Richards fue el encargado de llevar a la gran pantalla uno de los casos de este personaje acostumbrado a navegar entre garitos, casas de lenocinio y ráfagas de metralleta-

Sin embargo, aunque los actores y ambientación están muy bien conseguidos, el guion resulta poco claro y demasiado inconexo para poder seguir con nitidez toda la trama con lo que la película pierde gas como lo haría un globo pinchado.