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Síntomas

Terror Una joven recibe una invitación de una amiga para pasar una temporada en su mansión inglesa en el campo. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
17 de febrero de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviéramos que encuadrar "Síntomas" dentro de las categorías o subgéneros del cine de terror, con toda seguridad la etiquetaríamos como film de terror psicológico, a pesar de que ese termino le quedaría siempre muy pequeño. Esta obra es mucho más que un simple thriller psicológico, aunque, únicamente considerado como tal, siempre entraría entre los mejores de la década de los 70. "Symtoms" es un film que además juega con la ambigüedad e introduce elementos que pueden ser sobrenaturales, pero, en el fondo, no deja de ser un interesante ejercicio de estilo sobre la alienación, un estudio sobre la soledad, el deseo y la paranoia realizado con una gran sutileza y exquisito tacto por un José Ramón Larraz que muestra aquí su lado más intimo y personal.

El argumento de la película es de lo mas sencillo: Una mujer solitaria que vive en una sombría mansión en mitad del bosque se enfrenta con los fantasmas que la rodean. ¿Son éstos reales o solamente están en su mente? ¿Se trata quizás de alguien que la intenta aterrorizar o es todo una pesadilla?. Es cierto que el argumento que se nos cuenta no es un alarde de originalidad. También puede que haya otras películas que profundizan más en los aspectos psicológicos de los personajes, aunque en ésta no es que se queden precisamente en la superficie, pero lo que eleva a esta cinta por encima de la media es el estilo y la óptica desde la que se narra la historia. Dotada de una puesta en escena realmente extraordinaria -con esa magnífica ambientación que tienen las películas inglesas de Larraz, aquí si cabe más acentuada todavía, y con una fotografía de una enorme belleza, especialmente significativa en los exteriores que se desarrollan en el bosque- el film no deja de asombrar visualmente, recordándonos los orígenes del realizador (fotógrafo y pintor) y sus inquietudes estéticas. El ritmo de la película es pausado, como suele ser habitual en el cine de este director, pero la narración es fluida y nunca da sensación de pesadez, ya que Larraz consigue transmitir a las imágenes un aura de misterio que envuelve y hechiza casi de forma hipnótica al espectador. Ni siquiera en la ultima media hora del film, cuando se desata la vorágine homicida, se pierde esa magia.

Las interpretaciones son todas meritorias, incluso notables, destacando Peter Vaughan por su sobriedad y eficacia. Mención aparte merece Angela Pleasence (hija de Donald) a quien ya habíamos visto en alguna muestra del género junto a su padre ("Cuentos de ultratumba"), aunque aquí es la protagonista absoluta y una de las claves de toda la película. Angela demuestra una habilidad magistral para transmitir el desequilibrio emocional de una persona, su físico la ayuda mucho, especialmente su rostro y sus ojos que saben decirnos sin palabras todo lo que hay en el interior de su alma.

Las influencias que podemos rastrear en "Síntomas" vienen sobre todo de "Repulsión", aunque se pueden encontrar ecos incluso de "Psicosis". Sin embargo, la película posee una identidad genuina y auténtica. El carácter que Larraz imprime a las imágenes, el toque estético y su visión del tema son completamente personales. Eso la convierte en una de las mejores cintas realizadas en la década, capaz de codearse con cualquier título de esos años y, por supuesto, en la obra cumbre del realizador catalán. A este respecto cabe señalar que algunos críticos ingleses la consideran una de las tres mejores películas de terror realizadas en Inglaterra por un director extranjero.

"Symptoms" fue elegida para representar al Reino Unido en el festival de Cannes en 1974 y obtuvo muy buenas críticas. Incluso para algunos era favorita a la Palma de oro, contando con el apoyo de Jack Nicholson que la consideraba una obra maestra.
hackett
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9 de enero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta asegurar nada, pero creo que si no el mejor, uno de los mejores momentos de los thrillers de terror psicológico fue el periodo que abarca desde mediados de los 60 hasta mediados de los 70, o sea 65-74, no solo las historias que eran fundamentales, sino la dirección, la fotografía, las interpretaciones, algunas más otras menos pero en su mayoría tocadas un poco por los giallos, esa mezcla de suspenso y melodrama, con toques de gore, y todas ellas en general, con una dirección sobriamente perturbadora, dio grandes obras, y sin temor a equivocarme creo que esta es una de ella
La historia de una muchacha que invita a su mejor amiga a pasar unos días en una enorme mansión en una hermosa campiña inglesa.
De a poco nos van revelando la personalidad de ambas, como la invitada es una chica abierta, liberal, amena, y la otra es introvertida, acomplejada, y rara.
También como se va cerrando ese juego del gato y el ratón, del que la invitada no tiene idea, y se va dando cuenta poco a poco.
Otra cosa es el juego, no sabemos en algunos momentos qué es real, y que producto de las alucinaciones de la dueña de la mansión.
El lesbianismo también se retrata con sutileza.
Observando luego el tipo de películas que hizo su director, es una lastima que los elementos que tan bien manejo en Sintomas, en el resto de su carrera los encausara hacia el lado más vulgar, obvio, y comercial.
Manuel
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19 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Síntomas es al suspense lo que el cine de destape al erotismo. Y en ambos géneros Larraz nunca las tuvo consigo.

Detrás de una producción cuidada, un formato estetizado y una puesta en escena aceptable se evidencia la repetición de los clichés del género, un ejercicio en principio lícito siempre que tales recursos se reutilicen con frescura y originalidad. Pero el rebuscamiento, sin más, en lo clásico no es clasicismo es rutina: puertas que se cierran, lucen que parpadean, sombras chinescas y pasos en el techo son una tramoya recurrentemente perezosa que en lugar del sobresalto suscita el bostezo.

Todo este artefacto está además al servicio de una historia que si bien cuenta con un arranque prometedor pronto revela las cartas con una trama que juega al suspense de confundir recurriendo para ello a la ambigüedad de unos personajes que están prefigurados y por tanto, sin ser muy agudo, adivinados.

Indisimuladamente, en esta historia planea la sombra rebuscada y espuria de hitos como Psicosis o Repulsión pero en “Sintomas” lejos de evocar inspiración adultera lo original. Es la diferencia entre la inventiva y el remedo. Polanski en 1965 reinventó el psicoterror con una historia sobre la psicosis de represión sexual; tres años más tarde le daba una vuelta de tuerca con la turbadora psicosis del embarazo y en 1976 remataba un giro inquietante y arriesgado con “El quimérico inquilino”. Eso es creatividad.

Al cine de Larraz le sobraba sangre y le faltaba intriga. Probablemente fue un buen técnico pero un mal cineasta. Su derrotero hacia subproductos como “Polvos mágicos” o “Juana la Loca…de vez en cuando” confirman la premonición de que su fantaterror tenía más de Fanta que de espeluznante. Fantasmas del pasado.
alvaro
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