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Un rostro sin pasado

Thriller Johnny el guapo (Mickey Rourke) es conocido por este nombre debido a la terrible deformación de su cara. Está en prisión, donde paga por un robo en el que sus cómplices lo dejaron tirado asesinando, además, a su mejor amigo. La policía le propone salir, a cambio del nombre de los criminales, pero Johnny se resiste. Tiene su propio código moral y, además, sería un blanco inconfundible por su aspecto. Un cirujano plástico le ofrece la ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
14 de noviembre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una gran película de venganzas, dirigida por el gran Walter Hill de La presa y Forajidos de leyenda, el que parecía que iba a mantener viva la antorcha del maestro Peckinpah y que por desgracia salvo Limite 48 horas, mas Los protectores y Deadwood para televisión, nos ha dado más decepciones que alegrías, será por que sus devotos, entre los cuales me encuentro siempre esperamos mucho de este macho-director. Tenemos a Mickey Rourke que ni pintado para este papel y a la rubia más sensual de los últimos tiempos, Ellen Barkin en todo su esplendor en una película con mucha ALMA y PULSO. A mi juicio película de culto sin ningún lugar a dudas.
tiznao
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27 de marzo de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Johnny el guapo Walter Hill se hundía irremediablemente en la mediocridad. La película, que también supuso el comienzo del declive de Mickey Rourke como actor, es una vulgar cinta de acción en la que unos atracadores dan un golpe y abandonan a uno de ellos cargándondole el muerto. El cabeza de turco es Rourke que interpreta a un personaje con un rostro totalmente deformado que acaba en prisión. Allí la policía le propone ventajas penitenciarias si delata a sus compañeros. Sin embargo, nuestro héroe se resiste a quedar como un chivato y no acepta. Entonces un prestigioso cirujano se ofrece a rehacerle el rostro mediante cirugía plástica. Rourke acepta y la operación se completa con éxito. Esto le permitirá iniciar una nueva vida alejado del crimen con otro empleo y una chica, sin embargo, enseguida se da cuenta de que su pasado no se borra tan fácilmente y tendrá que enfrentarse a él.

El guión cuenta una historia sugestiva pero es muy esquemático no desarrolla bien los personajes no les da profundidad son demasiado unidimensionales. La historia entretiene pero daba para más. Al final le doy un aprobado porque seguramente si no la dirigiera Walter Hill sería peor.

El reparto del filme es muy bueno pero la mayoría de ellos están desaprovechados, sobre todo, el policía encarnado por Morgan Freeman que supongo que en aquella época estaría más centrado en Paseando a Miss Daisy que otra cosa. Ellen Barkin está muy sexy haciendo de ladrona malhablada, mientras que Lance Henriksen es el jefe del grupo de ladrones aunque su papel es bastante flojo y le da pocas opciones de lucimiento. Forest Whitaker es el hábil cirujano que devuelve la belleza a Rourke y Elisabeth McGovern es la mujer con cara angelical que acaba enamorándose del protagonista.

Es curioso comprobar como el rostro de Mickey Rourke se ha desfigurado con los años fruto de los abusos con la cirugía estética y las palizas que le daban cuando boxeaba. Si decidiera hacer un remake de esta película en la actualidad no tendrían que maquillarle demasiado con ese aspecto de Gadafi que se le ha quedado.
Harold Angel
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15 de junio de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hijo de una prostituta yonqui y de un padre que nunca conoció, Johnny Sedley (Mickey Rourke) nació con el rostro deformado y sin lugar a donde ir, sino era en reformatorios y prisiones. Su vida de perdedor no le ha apartado del ambiente de los bajos fondos de Nueva Orleans y solo confía en su amigo Mikey (Scott Wilson). Cuando éste le propone participar en un golpe para poder mantener un, Johnny acepta con la complicidad de estar a su lado. Pero los dos no cuentan que la participación de una pareja de delincuentes Sunny (Ellen Barkin) y Rafe (Lance Henriksen) puede complicar las cosas cuando deciden matar, llevarse el botín y cargar la culpa a Johhny que, una vez detenido y condenado se le propone la oportunidad de reinsertarse con una nueva identidad gracias a la reconstrucción de su rostro.

Walter Hill (The Warriors) es de esos cineastas especializados en un género en concreto: en su caso el thriller y la acción, pero que a lo largo de su trayectoria ha ido estrenando producciones que cada vez más han ido a la baja. Uno de sus fracasos más estrepitosos fue “Johhny Handsome”, redefiniendo el anti-héroe que a la vez que busca de venganza intenta recuperar su dignidad debido a una malformación física (en un proceso poco creíble de reconstrucción que si no se recurre a la ciencia-ficción, es porque se trata de un thriller casi al cien por cien). También es inevitable sus alusiones a la “Bella y la Bestia”, cuando la secretaria interpretada por Elizabeth McGovern (en un intento de Hill de recuperarla del olvido irreversible) se enamora de él.

Pero algo falla en la forzada interpretación de algunos de los secundarios. De Mickey Rourke, en su papel principal, es incuestionable que le van las caracterizaciones relacionadas con la suciedad, la rudeza, la dureza y la mala leche de quien antaño fuera uno de los cachorros de Michael Cimino y Francis Ford Coppola, pero a Ellen Barkin no convence como mujer fatal y a Lance Henriksen se excede en su caracterización de malo malísimo. Así como Morgan Freeman le podía haber dado más empeño en su papel de policía desconfiado. Tal vez sean los puntos débiles que llevaran un poco la película al lastre.

Pero es una película que no decepcionará a los fans del género gracias a su excelente ambientación, sórdida en la Lousiana atestada de antros de striptease y delincuentes de poca monta,… Ingredientes adecuados con la añadidura de una soberbia banda sonora compuesta por Ry Cooder, autor de “Paris Texas”.
Natxo Borràs
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22 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por lo bueno que es Ellen Barkin. La bellísima diva que ya compartió cartel con dioses de la interpretación como Al Pacino en 'Melodía de seducción' (1989) o Jack Nicholson en la muy infravalorada 'Ella nunca se niega' (1992) se erige en esta película de Walter Hill en una femme fatale de considerable envergadura, aunque por desgracia nunca fue especialmente recordada, cosa que por su parte no es de extrañar teniendo en cuenta el fallido derrotero que acaba tomando el filme

Y es que al personaje de la rubia estadounidense, el mayor atractivo del filme se la termina sacando muy poco partido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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19 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Johnny, apodado irónicamente "El guapo" por la deformidad de su cara, es un ladrón que acaba mal tras un último golpe, al verse traicionado por algunos de sus compañeros de tarea. A partir de aquí, y gracias a un cirujano convencido de la reinserción de los delincuentes, al protagonista se le brinda la oportunidad de corregir las deformidades de su cara, que le afectan tanto en la respiración como en la forma de hablar. Su nuevo rostro podría ser la primera piedra de cara a un futuro honrado y estable, donde incluso haya lugar para el amor. Pero los planes de Johnny son muy distintos...

He seguido la filmografía de Walter Hill ya que soy aficionado a este cine áspero, con personajes poco respetables, historias oscuras y acción cruda y muy violenta. Sin embargo, esta "Johnny el guapo" se queda a medio gas. La historia se desarrolla de una manera excesivamente convencional, desaprovechando por completo un reparto bastante bueno e ideal para esta clase de roles. Mientras uno ve la película no siente que ningún personaje, especialmente el protagonista, evolucione ni se plantee dilemas ante su situación, donde tiene que elegir entre la venganza o la redención y construcción de un nuevo futuro.

Lo interesante de la historia reside en cómo una persona podría redimirse y adaptarse a la sociedad. El nuevo rostro de Johnny, finalmente, no es más que una máscara bonita sobre alguien a quien le resulta prácticamente imposible pensar en el futuro sin desprenderse de un turbio pasado. Desgraciadamente, esta idea no se desarrolla con demasiado interés.

Destacaría los papeles de Ellen Barkin y Morgan Freeman, siendo este último un poli bastante cínico y de vuelta de todo, mostrando un carácter poco habitual en posteriores papeles de este actor.

Tampoco puede dejarse de lado mencionar la ironía surgida con el aspecto de Mickey Rourke. Años después, su rostro en la vida real poco se aleja del visto al comienzo de esta cinta.

Resumiendo, estamos ante una película muy del montón que puede decepcionar a quien espere determinadas características citadas unos párrafos atrás. Una pena.
Pedro_MG
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