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Flux Gourmet

Comedia. Drama Ubicado en un instituto dedicado al espectáculo culinario y alimentario, un colectivo se ve envuelto en luchas de poder, venganzas artísticas y trastornos gastrointestinales. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
30 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mathew Herbert es un músico de electrónica minimalista coetáneo del propio Strickland. En el cambio de milenio desarrolló un manifiesto (PCCOM) que perfectamente podían haber suscrito el trío musical de Flux Gourmet. Todos los sonidos que nutrian sus discos debían de ser orgánicos y no salir jamás de ningún instrumento conocido. Bodily functions (2001) es un lp compuesto enteramente con sonidos sacados del cuerpo humano.
La militancia sonica de Herbert es grotescamente burlada por el director inglés. Su película, dividida en tres partes, responde como una partitura a una serie de movimientos, leitmotivs o fugas que nos transportan al particular universo de Strickland. Un estado de duermevela donde no parece estar pasando nada relevante, habitado por seres que caminan y hablan como si estuvieran completamente solos, a la deriva, sujetos a sus caprichosos instintos, entregados a sugerentes fetichismos.
La propia forma de la película adopta de manera brillante los recursos del cine de los setenta. Colores desvaidos y lavados; teleobjetivos en acción aunque en este caso sin abusar de bruscos zooms; profundidad de campo escueta y precisa; y la utilización de suaves paneos que relacionan acciones, personas y objetos. Recursos que le permiten incidir en ese aspecto hipnótico que desea transmitir.
No es fácil acceder a su universo, nunca utiliza un manual de ayuda, el espectador se las tiene que arreglar solo intentando descifrar sus imágenes y sus textos. Flux Gourmet juega con nosotros desde el inicio. Nos preguntamos por el tipo de sanatorio/balneario en el que están ingresados los protagonistas, de que se están curando, en que consisten las terapias que rozan las intervenciones gestalt con los procedimientos new age. Pero Flux Gourmet también es una performance de sangre y excrementos donde el gore, el canibalismo y la coprofagia se encuentran con el Passolini de "Saló" o el Grenaway de "El cocinero su mujer y su amante". No contento con todo ello además Strickland mediante el personaje del periodista documentador arrebata de los documentales sobre bandas musicales la figura de la entrevista particular a los miembros del grupo. Son ellos los que confiesan al eficiente y sometido reportero sus más secretos anhelos. La voz del flatulento periodista griego siembra la trama, en su idioma nativo, con percepciones sometidas a su propio malestar, el Flux del título. Intenta, en vano, poner algo de coherencia dramática en semejante desaguisado.
Las actuaciones de esa banda sin nombre son lo más interesante de la película. Algunas parecen sacadas del accionismo vienes de los sesenta. Siempre terminan en orgias caleidoscopicas que el pobre reportero observa con distancia obligado a documentar sin poder participar. Un poco como le sucede al propio espectador, una especie de placer constantemente vedado que ya forma parte del característico estilo de este extraño creador.
LoGoRo
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7 de octubre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de Peter Strickland. Solo esto ya os tiene que poner en guardia. Su peculiarísima manera de hacer cine, tanto en la dirección como en el guion, tiene sus adeptos y sus detractores. Lejos queda Berberian Sound Studio (2012), un film que levantó grandes elogios por parte de la crítica, no siendo muy bien recibida, al mismo tiempo, por el público. Mucho nos tememos que con Flux Gourmet pasará algo parecido aunque en esta ocasión, Strickland, se monta una historia delirante muy alejada de la realidad. No abandona ese aire kafkiano que hace que nos preguntemos continuamente si lo que estamos viendo tiene algún sentido.

Stones, un empleado de origen griego que trabaja para una rica millonaria mecenas de las artes, nos va narrando su particular vía crucis gastrointestinal. Al mismo tiempo un grupo artístico, que hace unas peculiares performances sonoro-culinarias y que ha conseguido entrar en el afamado instituto, se ve envuelto en una lucha de poder que hacen peligrar su trabajo.

La pregunta del millón sería: ¿Merece Flux Gourmet estar entre las mejores películas de este 2022? Vamos por partes. A los amantes del cine del director británico les puede parecer una obra interesante, arriesgada, delirante y redonda. A los detractores una producción algo autocomplaciente, insulsa, grandilocuente y ridícula. Vamos, que son dos extremos muy antagónicos, pero mucho nos tememos que en el medio solo encontraremos arena, como en el Sáhara.

Al tratar un tema totalmente inventado, tenemos la obligación, dicho esto como castigo no como alabanza, de hacer el esfuerzo de creernos todo lo que se nos muestra. Esto que habitualmente funciona a las mil maravillas en films de aventuras/acción, trasladado a una forma de hacer cine, en principio seria, se convierte en un castigo demasiado duro para el espectador. Desde luego tenemos que destacar esta apuesta hecha sin miedo, de manera franca y, no pondría la mano en el fuego, honesta. Se trata, en nuestra opinión, de una burla al esnobismo que rodea el mundo del arte, sobretodo audiovisual. Un lugar donde pueden aparecer propuestas sacadas de los mismísimos infiernos.

Os estaréis preguntando donde está el terror en todo esto. Bueno, para seguir con la corriente de la cinta, os lo tenéis también que imaginar. Es un terror oculto, aquel que enfrenta a las personas en la psique y aquel que subyace tras unas imágenes rodadas con mucho mimo y con alguna que otra crítica social.

En las interpretaciones nos encontramos con un poco de todo. Para empezar contamos con Gwendoline Christie (In Fabric, Juego de Tronos) que no solo destaca por su físico y excelente actuación. Atentos a su vestuario, demencial. Seguimos con Fatma Mohamed (Berberian Sound Studio) como líder de un grupo “musical-culinario”. Otra de las componentes es Ariane Labed (Assassins Creed). El único integrante masculino de ese trío es Asa Butterfield. Del resto del elenco destacar a un Makis Papadimitriou con alguno que otro problema gástrico y a Richard Bremmer, un maleducado mad doctor.

Lo dicho, es un poco arriesgado recomendar Flux Gourmet, no porque sea una mala película si no porque se nos hace imposible saber a qué lado de la balanza pertenece cada uno. De todas maneras destacar la arriesgada propuesta y lo interesante de su desarrollo.

https://www.terrorweekend.com/2022/10/flux-gourmet-review.html
TerrorWeekend
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9 de octubre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Flux Gourmet" me ha divertido y aburrido a partes iguales, una obra extraña que entiendo acaba siendo una propia sátira del arte dentro del propio arte cinematográfico.

Una película visualmente muy trabajada y con performances que nunca antes habrás visto y que seguramente, no te habrás planteado de su existencia. Aún así, cuesta entrar y mantener la atención en casi sus dos horas de duración ya que contiene altas dosis de conversaciones durillas de seguir y más a altas horas de la noche. Cierto es que tiene un sentido del humor bastante particular que me ha resultado simpático aunque acabe estirando de más sus propias bromas.

Muy fan de sus dos anteriores trabajos "Berberian Sound Studio" y "In Fabric", pero "Flux Gourmet" pese a sus curiosas escenas no creo que vuelva a introducirme en ella de nuevo.
El Dino Cinefilo
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13 de octubre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Los ingredientes que funcionan

Quiero empezar hablando de lo que para mí es lo mejor de Flux Gourmet. Es mi primera incursión en el cine de Peter Strickland, y quizás no haya sabido sacarle todo el jugo a sus temas, pero lo que sin duda me ha gustado es el humor que maneja. Nunca había escuchado tantos chistes de pedos sonar tan sofisticados como en esta película, y eso es un punto a favor. Lo otro con lo que me quedo es con Gwendoline Christie y sus alucinantes "outfits". De verdad, esta mujer llena la pantalla con su presencia cada vez que aparece, y es un plus verla en versión original y disfrutar de su maravillosa voz y dicción.

Richard Bremmer (que interpreta al Dr. Glock) es también otro de los atractivos de Flux Gourmet. Su personaje da muchísimo repelús y él es magnífico al saber transmitir esa sensación de desagrado de una manera tan perfecta.

*Demasiados condimentos, poco sabor

Pasemos ahora a lo que no me ha convencido tanto. En parte me gusta el concepto de esa residencia destinada a lo que llaman "colectivos culinarios". Sin embargo, la historia me ha acabado resultando insulsa, como un precioso plato de cocina de vanguardia que al comerlo te deja con hambre.

Peter Strickland juega con las imágenes y los sonidos, pero lo que tenía mucho potencial se acaba convirtiendo en un festival de ruidos y locuras que hace que las performances se hagan más largas que la sobremesa de una comida familiar.

*¿Repetimos?

Aunque este primer encuentro con Peter Strickland no ha sido tan bueno como esperaba, eso no me quita las ganas de seguir descubriendo su cine. Hay cosas en Flux Gourmet que me han llamado mucho la atención, empezando por su estilo visual, que es fascinante. También, como ya he dicho antes, me declaro fan de su humor grotesco a la par que elegante.

Mi decepción quizás también venga porque Flux Gourmet no es una película de terror en absoluto. Ni siquiera sabría introducirla en un género específico, es algo demasiado abstracto. Tal vez el verdadero terror de Strickland sí que me haga unirme a su club de admiradores.

*Conclusiones

Desde luego, lo nuevo de Peter Strickland no es un plato para todos los gustos, sino para paladares más particulares. Flux Gourmet es para los amantes de las performances y las filias más peculiares.

Escrito por Jenny Sánchez
Cinemagavia
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17 de noviembre de 2022
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Existe un debate cinéfilo muy curioso con ciertos realizadores, quizá esto sea casi tan antiguo como el propio invento de los Hermanos Lumière, pero resulta banal decidir a veces, si estamos ante un genio o un pretencioso, cuando es bastante probable que en varios casos concretos, se den las dos circunstancias.

De este pensamiento sabe mucho el británico Peter Strickland, que con apenas cinco películas, y algunos cortometrajes, ha conseguido posicionarse en ese punto, donde su cine repele tanto como llama la atención, portador de un universo muy particular, del que al menos, y en lo positivo, si se puede decir que se muestra original e intransferible.

La suerte de 'Flux Gourmet', cuya sinopsis compleja, presenta a un grupo artístico que se dedica a capturar, en un particular retiro promocionado por una mecenas bastante particular, los sonidos de los alimentos en una serie de performances ante un público escogido, es que contrario de anteriores trabajos de su realizador, resulta divertida, al menos por el conflicto entre sus personajes, que abraza ese absurdo genuino que en última instancia, pone de relieve la siempre consecuente estupidez humana.

Un trabajo independiente, que aprovecha bastante bien su escenario único, para jugar con un excelente trabajo de montaje, donde destaca especialmente la puesta en escena, minimalista pero adecuada, demostrando eso de menos es más, factores que confirman a Strickland como un realizador que no solo rueda lo que quiere, sino que también tiene en su mano una más que evidente capacidad técnica.

En contra, lo estirado de algunos de sus diálogos, que consiguen desconectar de una trama demasiado estrafalaria para generar una verdadera empatía, que permita estar atentos a las divagaciones de los personajes en todo momento, aunque hay que destacar que los actores rayan a buen nivel, se creen la historia, en un reparto coral donde no se define un protagonista, dejando prácticamente la misma cuota de participación a todos sus intérpretes implicados.

Finalmente, apetece mucho posicionarse desde un punto de vista cinéfilo, a favor del concepto sónico y escatológico que plantea 'Flux Gourmet', la mejor comedia negra de Peter Strickland hasta la fecha, un trabajo que arroja esperanza sobre sus próximos proyectos, en los que a poco que consiga pulir aún más ese gen pretencioso, puede obtener unos resultados óptimos , sin necesidad de sacrificar ni un ápice de su peculiar carácter como realizador.


- Películas del 32 Fancine: Festival de Cine Fantástico Universidad de Málaga -

< Lee ésta crítica, y muchas más, en fusionfreakweb.blogspot.com >
alcaide
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