Apocalipsis: Hitler invade el Oeste (Serie de TV)

De la serie "Apocalipsis", hay cuatro que para mí son sencillamente magistral y que merecen estar en la lista de los mejores documentales: La Primera Guerra Mundial, La Segunda, el ascenso de Hitler, y el de Stalin, éste último quizás en un escalón inferior.

En esta ocasión, en solo dos episodios, aunque la ficha de Filmaffinity lo reduzca a uno, ( y por cierto señores de Filmaffinity, el cartel es de la campaña en el Este," Hitler attaque à l'Est" otra miniserie muy buena y aún sin ficha en FA) se centran básicamente en la operación Amarillo, la invasión de Europa Occidental por las fuerzas de la Wehrmacht y sus 135 divisiones desplegadas en el oeste, número inferior a las de los aliados, pero, como el documental reconoce, mucho mejor comandadas. La media de edad de los mandos alemanes era en torno a los 50 años, y estaban imbuidos de las nuevas tácticas de la "blitzkrieg", mientras que el General Gamelin, el comandante en jefe francés, tenía más de 70 años y un solo teléfono en su cuartel general del castillo de Vincennes a las afueras de París.

Eso sí, al igual que en los demás "Apocalipsis", hay que pagar el peaje de escuchar y ver varias muestras del heroísmo francés aunque sea en escaramuzas desconocidas. Con todo, muy recomendable si te gusta la serie "Apocalipsis".

En apenas un mes se hace con Francia y en poco más con toda Europa Occidental y al ver este documental los héroes son Churchill, ese hombre, y el ejército francés poco más o menos, de locos, con dos cojones, más moral que el Alcoyano, unos pierden más que otros y otros ganan aunque sean vapuleados, hay que respetar todas las opiniones y cuidar regar como una planta la autoestima todos los días, vaya, para variar, la propaganda, además de que la pura narración, bastante y superficialmente ajustada a los hechos tal cual, pasaron por aquí, llegaron hasta allí, está aliñada salpicada abarrotada de obviedades (los nazis eran muy malos, pero mucho, no sabes tú cuánto, hermano, y muy inmorales y animales y criminales, tanto), enormidades (la anfetamina del terror, se/les dopaban a lo bestia, los otros iban con agua, eran los Lance que no Louis Armstrong del pelotón), tonterías a diestro y siniestro (pasa un gato negro delante de los gerifaltes ingleses, mal augurio, seguro, te pongo dos velas negras que yo soy la bruja Lola, menos bromas, arrea, nena), banalidades (mañana será un día duro, hoy ha sido terrible, dijo o mejor pensó en alto mientras se tocaba la mejilla con gesto meditativo la enfermera Mary Morris cuando acabó su turno duro aquel seis de junio de mil novecientos cuarenta a su novio Frederick Huston, tendero de permiso), complejas suposiciones (Hitler se sentía el amo rey del mundo como DiCaprio en el Titanic cuando/mientras pasaba/se paseaba por las calles vacías del París recién conquistado, claro, me lo imagino, y mi tía la solterona de Badajoz o Badalona si fuera alemana, me sacas de una duda) disparates o decalajes (comentan que las mujeres estaban aterrorizadas ante la invasión nazi y el contacto de primera mano o piel con los soldados alemanes, cabestros de tomo y lomo, y a continuación nos muestran a una de ellas tan feliz sonriendo) y la fotografía está ¿mal? pintada de vida y color.
En fin, no es nada desdeñable, pero informativamente, su mejor o casi única baza, es comparable con lo que puedes encontrar en la Wikipedia, con todos los respetos a entrambas partes contratantes, o algo similar o parecido, y el resto es pretendidamente impactante epatante, al principio, sobre todo, utilizan efectos de sonido, gong, y congelan las imágenes para tratar de poner énfasis a los hechos, que esto no es broma, que es la leche, que vamos muy en serio, y así llamar la atención del personal y... no, realmente, juguete, y quizás su otro mérito sea el de recuperar mostrar documentos audiovisuales o fotografías de la época ilustrativas, interesantes y/o curiosas.
Varsovia, Róterdam, Bruselas, París y sanseacabó, por el momento o por ahora, para abrir boca. Casi que unas vacaciones pagadas militarizadas si tenemos en cuenta la rapidez de sus conquistas y la prácticamente, pese a lo que aquí, con más pena que gloria, se venda, nula resistencia de los países invadidos.
Todo cambiaría, por supuesto, con la entrada en la Unión Soviética, del lobo la boca bien abierta, esta noche dormiremos en el infierno, con la Iglesia, y Stalin a la cabeza o máximo representante de ella, hemos topado, agárrate los machos, en el más frío crudo y largo duro invierno, Stalingado, y con los ingleses partiendo la pana y el cobre y los estadounidenses poniendo la puntilla a última hora, llevándose la gloria, y la tierra, cuando, en comparación con los rusos tan especialmente, su némesis, fueron tan poquita cosa, una nadería, hay clases, e injusticia, unos se llevan las flores y la gloria, el esplendor en la hierba, y otros la amargura y la pena, cardan la lana.
Dunkerque la película aquí mejor te la explican, sin tanta alharaca, pero un poco por encima, ¿error de cálculo de Hitler al no rematar la faena cuando la tenía a huevo, falta o ausencia de suficiente capacidad armamentística para dar abasto o la talla en todos los frentes tan abiertos como aquí apuntan, tampoco era o fue tan importante o, al contrario, fue decisivo, clave, un clamoroso fallo?, el caso es que dejó ir o marchar o no pudo impedir que de aquellas playas varadas muchos enemigos salieran vivos y coleando.