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50 primaveras

Comedia. Drama Aurore Tabort está separada, acaba de perder su empleo y recibe la noticia de que va a ser abuela. A sus 50 años su vida parece estar estancada, pero cuando se encuentra por casualidad con un antiguo amor de su juventud, se produce un cambio en Aurore, y se niega a admitir que esa podría ser la ocasión perfecta para empezar una nueva vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2017
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente el cine francés da gusto. Vi esta película en la simpática, como dicen los franceses, ciudad de Montpellier. La sala estaba casi repleta para un film que trata sobre la llegada de un mujer a los cincuenta años. La mayoría de los asistentes eran mujeres de edad madura.

Se respiraba un ambiente agradable ante un film también agradable lleno de humor. Como casi todos las películas francesas de los últimos años el film parece banalizar asuntos serios a base de humor y de un punto de vista aparentemente intranscendente, pero es un cortina de humo para algo más profundo. No esperemos dramones o historias desgarradoras; tampoco, quizás, historias muy profundas. Esperemos, en todo caso, un film amable al tiempo que digno.

En la historia que se nos cuenta asistimos a los conflictos con los que tiene que lidiar la protagonista, Aurore, que llega a los cincuenta y que pierde su trabajo de camarera, ve a su hija irse de casa, va a ser abuela de otra hija, y reencuentra un amor de instituto, para ser más exactos de liceo. Todo ello interpretado por una magnífica Agnes Jaoui, que es la salsa de la película; ella y su alocada amiga.

No pude entender todo el film, mi francés no da para tanto, pero a pesar de ser esencialmente una obra dialogada, la fuerza de las imágenes es tan poderosa que en muchas ocasiones suple a las pérdidas ocasionales de los diálogos, lo que es todo un mérito. En definitiva, un film muy recomendable.
Luigi
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2 de agosto de 2017
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película los tópicos alrededor de las mujeres se repiten, y por ello una temática femenina acaba siendo tratada con un tinte machista. No todas las mujeres de 50 años tienen sofocos, ni esto les impide desarrollar su vida de forma normal. La madurez no convierte a la mujer en una histérica ni en una sensible. Tampoco el embarazo vuelve ñoñas ni bobas a las madres jóvenes, ni absurdas a las abuelas, ni el enamoramiento ciegas a las adolescentes. Se parte de clichés, y cuando surge un tema interesante y real como es la lucha de una mujer por sacar adelante a sus hijos se trata de forma banal . No destaca ninguna actuación , el guión es flojo y la utilización de una preciosa canción en una simpática escena es un mero truco para provocar la nostalgia del espectador por lo que el tiempo nos quita, tema más que repetido y utilizado en películas sobre temática familiar.
Nora1980
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5 de agosto de 2017
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace pocas semanas se estrenaba la película francesa de Emilie Deleuze “Jamais contente”, a la que en España se le añadió el nombre de “Aurora” en el título. Esto ha imposibilitado que “Aurore”, que es su título original, no se estrene como “Aurora”, en una clara alusión no solo al nombre de su protagonista, si no a lo que se pretendía, el “nuevo amanecer” de una mujer en crisis que entra en su quinta década de vida, por lo que este film, dirigido por Blandine Lenoir, finalmente, entre nosotros se conoce como “50 primaveras”, quizás un título algo más tópico, pero que al despistado espectador (y sobre todo espectadora) le puede dar más pistas de lo que se nos va a hablar, como por ejemplo, en la década de los setenta, se estrenó aquella rareza, desgraciadamente no del todo lograda, dirigida por Milton Katselas y protagonizada por Liv Ullman junto a Gene Kelly que se llamó “Cuarenta quilates”, sobre la crisis de una mujer que entra en sus cuarenta años de vida.

Y por eso aludía no solo a los posibles espectadores, si no sobre todo a las espectadoras, que en un 90% eran las asistentes a la proyección, porque, por desgracia, así como abundan películas de súper héroes, animación o acción, no abundan títulos cuya temática se centre en la mujer. El cine actual debería darse cuenta de que es un filón a explotar ya que es un sector rentable y que está ávido de material, pero no con films fallidos y horripilantes, como por ejemplo, “Women”, de Diane English, cuyo feminismo actúa como efecto inverso convirtiéndola en un canto a la caspa y al machismo. Tanto en la mayoría de películas como en telefims no acaban por rematar lo que deberían haber sido películas estupendas sobre mujeres y, con la suficiente habilidad de no ceñirlas a este público, si no que entre sus defensores se encuentren personas de todo tipo de sexo, convicciones y, ante todo, con gran pasión por el cine, que es lo que importa.

“50 primaveras” empieza bien, o mejor dicho, con muy buenas intenciones: Aurore Tabort (cuyo apellido de soltera es Plou), aunque divorciada, sigue sin encontrar su verdadera identidad ni hueco en la sociedad. No tiene suerte laboral, la menopausia ocupa un primer plano en su vida, su faceta amorosa es inexistente y, para colmo, una de sus dos hijas la va a convertir en abuela, cosa que tampoco le agrada. Este personaje lo lleva a cabo una gratificante y notable Agnès Jaoui, brillante directora y guionista que aquí se limita a la actuación, bueno, y en una breve escena a cantar, porque Jaoui es muy completa y también canta, pero todo ello hecho sin alardes de pretender lucirse, sin llamar excesivamente la atención, siempre con una naturalidad que se agradece y por ello, dicho sea de paso, se convierte en lo mejor del film.

Lo que sigue en su guión son ciertos devaneos y repeticiones, si exceptuamos algunos “gags” que funcionan o una escena en particular muy curiosa de ver, como la del restaurante donde las camareras cantan el célebre “Lakmé”, de Léo Delibes y donde sus actores sin texto pero apoyándose en las miradas, lo dicen todo. Pero en al final, en gran parte, la cagan sus guionistas Gaget, Michel y la propia directora, Lenoir, optando por el final más fácil, traicionando, bajo mi punto de vista, las intenciones de las que partían y convirtiendo a Aurore en una mujer dependiente y que por encontrar pareja sería de lo más conveniente. Creo que su actitud en una niñata caprichosa o perdida podría ser válida, pero le viene muy pequeña esta resolución a este personaje. Los personajes secundarios, sobre todo los masculinos, están desaprovechados y el film, en definitiva no termina de cuajar.

Pero lo importante es que, aún sin ser la notable película que podía haber sido, se queda como un entretenimiento al menos interesante por ciertos factores, como por la comentada labor de su protagonista, la utilización de su música o ese tono, aunque convencional, de no edulcorarlo en ningún momento más de la cuenta.

Ya que muchos críticos utilizan la palabra “refrescante” para justificar que se han entretenido con un zurullo entre los estrenos con que se nos acosan en verano, al menos para mí, y antes que cualquier subproducto “comercialoide”, se lo aplicaría antes a esta película que a otras que parecen que son defendidas por imperativo legal de sus empresas o porque les han comprado el comentario. Si muchas de las mierdas que estrenan en verano se estrenaran en invierno, ¿dejarían de ser “refrescantes”? ¿Se las defendería de igual manera? Creo que les costaría más trabajo engañarnos, y al menos “50 primaveras”, aunque se estrenara en otra estación, seguiría conservando su posible integridad.
Maggie Smee
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8 de agosto de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película delicada, aguda y contagiosamente vitalista, agridulce y con un guión inteligente. Aunque aparentemente pueda parecer una comedia hay un tono, un ritmo, algunas escenas, miradas y gestos que nos llevan mucho más allá de lo que, a simple vista, vemos en pantalla. La actriz francesa Agnès Jaoui lleva todo el peso de la historia y lo hace de una forma realista y natural, espontánea, fresca, sin melodramas, sin estridencias ni exageraciones.
El film nos permite pasar de la carcajada a la sonrisa, del humor inteligente al irónico, de las lágrimas a la empatía de una forma sutil y delicada. Algunas escenas son de una gran delicadeza e inteligencia emocional.
Hay también una reivindicación del papel de la mujer madura en la sociedad, del paso de la madurez a la “vejez”, de la dignidad de saber envejecer dignamente, orgullosas de nuestro cuerpo, más o menos maltratado por el tiempo y su desgaste.
A veces tierna, a veces divertida, a veces incorrecta, a veces subversiva, a veces inteligente y emocionante, siempre refrescante y optimista.
Qué más podemos pedir para salir de la sala diciendo: ¡Qué bien lo hemos pasado! ¡Cuánto hemos disfrutado! ¡Cuántas cosas, aparentemente pequeñas pero fundamentales, hemos aprendido!
siriki
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31 de julio de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos llega en pleno verano y con una ola de calor, una fresca película francesa, es el segundo largometraje de Blandine Lenoir tras la aclamada” Zouzou”. Es una comedia cálida, divertida y trabajada sobre una mujer de 50 años en pleno proceso de cambio y con una gran interpretación de Agnès Jaoui.

La película nos cuenta la historia de Aurore que tiene motivos para esta asustada, ha agotado sus provisiones de ovocitos y la menopausia ha irrumpido en su cuerpo, con sus continuos sofocos, su trabajo de camarera cambia por completo cuando llega un nuevo jefe, apasionado por el espíritu juvenil, su hija mayor Marina le anuncia que pronto será abuela, y la pequeña, Lucie planea seguir a su novio y mudarse a Barcelona. Y como su marido se marchó a rehacer su vida en otro lugar hace bastante tiempo, a Aurore le atormenta la soledad de la casa, el paro, un desierto sentimental y las perspectivas poco halagüeñas del envejecimiento.

Toda esta fase de crisis y miedos tendrá un respiro cuando vuelva a reencontrarse con un amor de juventud. A partir de ese momento Aurore descubre las bondades del amor de madurez. Y del sexo. Del sexo con y sin compromiso, del saber qué es lo que quiere y cómo lo quiere, sin la incertidumbre y los dramas del melodrama juvenil.

La directora que también firma el guion, ha realizado una comedia tierna, entretenida y asequible. Toca temas como la menopausia o la discriminación laboral y reflexiona sobre el papel de la mujer pasados los cincuenta.
La cinta gira en todo momento en torno a Agnès Jaoui, con una interpretación muy bien llevada y se nota que se encuentra en su salsa en este papel de mujer madura. El resto de actores ya tienen un papel más secundario.

Lo mejor: Es una comedia para pasar un rato agradable
Lo peor: Se podía haber sacado algo más al guion
LASO83
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