Boarding Gate

Una trama arquetípica del cine negro más clásico. La mujer fatal que, como indicaba Raymond Chandler, sólo debe irrumpir en la trama para poner en peligro cuanto le rodea. Sólo que aquí Asia Argento da cuerpo a una mujer fatal que es más víctima que verdugo. Que arde en los peligros que crea. Que cae víctima, abnegada mantis religiosa, de aquellos de los que, seduciendo, se enamora.

Y sin embargo, un guión enrevesado, que siempre se complica de más innecesariamente, que nunca se explica, da al traste con un film que acaba siendo anodino, que nos despega de la suerte de su protagonista, que decepciona al venir firmado por un realizador del que tantas referencias de interés (más que obras, por cierto) nos llegan...

Olivier Assayas no es en absoluto agradable en “Boarding Gate”. Tampoco lo era en “Demonlover” con ese cyber-thriller con dosis de sexo que no convenció a nadie. Ambas poseen enlaces laberínticos comunes en los temas que retratan. El cartel es lo que es: Asia Argento mostrando sus bragas, ‘vendiendo’ su sexo y empuñando un revolver. Sexo y violencia.

Atrapada en puentes aéreos, en una ciudad desconocida, en caminos sin salida que finalmente permiten múltiples posibilidades. “Boarding Gate” es una anti-thriller o un laberíntico thriller erótico que no lo es. Todo en ella es contradicción: redes de drogas y piratería. Desde ese corporativismo que esconde una red de engaños, prostitución, espionaje y asesinatos premeditados y completamente fríos (incluso servidos a domicilio) pasando por ese orden irracional de sucesos y lugares. Podemos estar en cualquier sitio y puedes ser cualquier persona: nada es real.

Asia Argento es una femme fatale que se convierte en heroína. Los villanos pueden serlo. Los que eran amigos pueden ser enemigos. El dinero ha corrompido todo. Como thriller es impreciso, como juego psicológico y erótico entre una pareja es vago, pero, sin embargo, funciona por su atmósfera y desasosiego.
Londres, París, Hong Kong en transporte aéreo de mercancía humana. Todo es lo mismo y lo mismo siempre ha sido todo. Sobrevivir a toda costa es un leitmotiv argumental siempre intenso y manido aunque con un cameo de Kim Gordon y banda sonora de Sonic Youth, ¿se puede pedir más?

Una joven italiana establecida en Londres, escapa a Hong Kong para huir de dos turbulentas relaciones con un magnate de las finanzas y con un asesino a sueldo que planea matar al primero.

Sandra (Asia Argento), una ex prostituta italiana, se encuentra atascada en una relación fogosa pero sin futuro con un financiero londinense en decadencia, Miles Rennberg (Michael Madsen), mucho mayor que ella.

Tras deshacerse de él, se ve forzada a escapar a Hong Kong, donde una atractiva pareja de “dealers de droga” le ha ofrecido documentación y dinero para ayudarla.

El amante de Sandra, un chino americano llamado Lester Wang (Carl Ng) servia de intermediario en la negociación de un contrato con Miles ya que, tanto Sandra como Lester, querían comprar un club en Pekín y rehacer allí su vida.

Se dan cita en Hong Kong donde Lester desaparece y Sandra cae en una trampa que le tiende Sue Wang (Kelly Lin), la mujer de Lester.

La película genero por venta de taquillas la cantidad de $503,984.

“Boarding Gate” es posiblemente el thriller erótico más frío de la historia del cine, defraudo las expectativas de aquellos que esperaban ver acción a tenor con su cartel y su argumento. Su director, Olivier Assayas, básicamente siguió el mismo estilo y temática de otra de sus películas, “Demonlover” (2002).

Assayas consigue en "Boarding gate" tener al espectador siempre atento ante un film de llámalo intriga, por ratos cine negro, llámalo thriller si se quiere, que triunfa más en sus formas que en su contenido, aunque tampoco es manco en esto último. Me explico, es un largometraje denso, de los que despistan, trazan rutas dificiles de seguir pero que va cobrando poco a poco una forma total compacta, hermosa, sobre todo en base a su dirección, a las imágenes que presenta y a la poderosísima interpretación (tal vez la mejor que haya hecho nunca) de Asia Argento, perfecta para el papel. El director galo vuelve a confíar el rol principal a una mujer con fuerza, enérgica y deshace las dudas que crearon esos dos segmentos tan decepcionantes que incluyó tanto en "Paris je t'aime" como en "Chacun son cinema". Assayas está quedando como referente para cinéfilos un tanto al márgen de los convencionalismos, sus films no se estrenan en España desde aquel desganado pase en la oscuridad de "Demonlover" y yendo más atrás desde "Finales de agosto, principios de septiembre". Es una lástima, esperemos que el efecto Binoche rompa la maldición con "L'heure d'été". Aquí, en "Boarding gate" hay momentos de corte casi teatral (gran y larga escena la de Madsen y Argento) y luego un film con toques de Melville, con la rapidez y buen hacer en la composición de un Paul Greengrass. En fín, una buena película para dejarse fascinar unos 100 minutos de nada.

No sé como calificar esta peli, si como emético -verbigracia, algo que hace vomitar- o laxante. Sea lo que sea, te hace arrojar cosas del interior, por ejemplo, la esperanza de recuperar el maltratado cine negro, el deseo de pasar un buen rato con una buena historia, ver a actores que no están esclavizados de sus muecas - para muestra, Madsen- o ver a actrices en formación haciendo un buen trabajo-. Nada de eso se puede arrojar porque el efecto de la peli es más de superficie. El más listo, abandonará la sala de proyección a los 15 minutos. ¿La música? por mucho Sonic Youth, el compositor no sabe en qué película está y parece un pato mareado con las atmósferas que debe crear. No hay mal que por bien no venga: después de arrojar -por arriba o por abajo- viene un buen sueño..... qué mejor hipnótico que esta desconchada película......