Una historia de Brooklyn

Estupendo drama agridulce dirigido y escrito (en plan medio autobiográfico) por Noah Baumbach, hasta ahora solo conocido por ser uno de los sidekicks de Wes Anderson.

La película puede tener al principio un par de cosas un poco más burdas, como la diferenciación que se hace entre los dos hermanos y a qué progenitor prefiere cada uno (por ejemplo con las escenas de tenis o con lo de quién acompaña a su padre a aparcar, quizás demasiado simplista), pero luego es una descripción de personajes soberbia, que muestra como cambia la vida de cada miembro de la familia después de la separación. No en vano amasó premios al mejor guion por doquier, que incluyen los de varias asociaciones de críticos y etc, etc. Es un guion cómico y triste a la vez, emotivo y sobrio, entrañable y cruel, y que sobre todo representa a todos los personajes de una manera realista pero ácida también, mostrando sus aristas y siendo inmisericorde con todos ellos. La ambientación también es muy apropiada, sobre todo por la austera aunque cuidada estética de la película (así en plan otoñal y un poco nostálgico pero sin pasarse, que esto no es Lawrence Kasdan, por favor) y por el repertorio de canciones de la época. El papel de Jeff Daniels lo iba a interpretar inicialmente Bill Murray, y aunque Jeff Daniels esté realmente estupendo (así como Laura Linney y en general todos los demás) es una crueldad privar al mundo de lo que hubiera podido hacer Bill Murray con el personaje.

Atrasado estreno en España de una de las sorpresas y mejores películas americanas del año pasado.
De "The Squid and the Whale" lo único que no me convence nada es el título español que le han endosado, aunque no me extraña el cambio. Decir a alguien que has ido a ver "El calamar y la ballena" puede provocar una reacción inesperada y contraproducente.

Buenas interpretaciones, sobre todo de los hijos y un estupendo guión y dirección por parte de Noah Baumbach.

La historia ochentera de la separación de un matrimonio intelectualoide y la perdida de identidad de sus hijos abocados a enfrentarse con una precipitada madurez me ha encandilado. También ese enfrentamiento psicológico y calmado que mantienen "la ballena" y "el calamar" donde los únicos que pierden son sus hijos.
Inteligente y creíble. Y todo en menos de 90 minutos.

Incorpora un nuevo uso del ADN en forma liquida (creía que Todd Solondz con "Happiness" había dictado sentencia). Una justificada razón para no pisar una biblioteca en la vida o leer los libros con guantes de goma. "El nombre de la rosa" sería la otra.

Al igual que otro usuario al ver aparecer en nombre de Wes Anderson en los títulos de crédito lo he entendido todo. Me ha encajado perfectamente la historia con la canción de Pink Floyd y otros muchos detalles.
Este hombre se debería dedicar más a producir que a dirigir sus marcianas excentricidades aunque "Academia Rushmore" me gustase bastante.

Recomendable y de lo mejor del pasado lustro.

Hay miles de historias de este tipo, en Brooklyn seguro que centenares, las hay y las habrá siempre porque "Una historia de Brooklyn" es una historia de la vida, es una historia de separación matrimonial y por consiguiente, de desgarro familiar y pérdida de vínculos.

Historias de separaciones y crisis familiares también las hay a patadas en el cine. Las más destacadas que yo recuerdo son "American Beauty", "La tormenta perfecta" y esta joyita llamada "The squid and the whale".

Hubiera jurado por el desenlace de los acontecimientos, que el director Noah Baumbach era una mujer que había pasado por una crisis matrimonial, pero no, Noah no es más que un niño confundido que se hizo mayor y retrató su vida en la pantalla.

El film finaliza precipitadamente y sin avisar, queda como pendiente e inacabada, pero no es más que el proceso de la vida, todo continúa por y no puede haber un final para dejarlo todo atado.

Los hijos me han encantado, lo hacen de fábula, sobretodo el pequeño. El film tiene puntos cómicos desconcertantes con este pequeño protagonista. Lo de la cerveza y las poluciones en el colegio me han dejado alucinado. ¡Qué bueno! Y sí, es cierto, se nota el toque de Wes Anderson.

Estamos, quizás, ante la mejor propuesta que ha llegado a nuestras pantallas este año. Una película que rebosa honestidad y autenticidad por los cuatro costados. Un magnífico guión que parece sacado de las mismas entrañas del autor, al cual se le nota que pone toda la carne en el asador en este, su debut como director.

La película nos cuenta la crisis familiar que provoca la separación de los progenitores en una época (los 70) en la que aun no estaba tan normalizadas este tipo de situaciones. La mirada de Baumbach es muy irónica e implacable (especialmente con los personajes masculinos). Critica despiadadamente la insoportable pedantería de estos, utilizando un certero sarcasmo, a la vez que los personajes femeninos son retratados con algo más de sentido común, dentro del desastre general.

Porque la película nos habla de lo imperfecto del ser humano, de los errores que cometemos uno detrás de otro. Los personajes (magníficamente escritos y soberbiamente interpretados) podrían reflejar perfectamente a cualquiera de nosotros. Con todas las miserias que ello conlleva

A pesar de su mala uva general, el director también se permite momentos de innegable ternura, y en los que trata a sus personajes con algo más de benevolencia, consiguiendo un perfecto equilibrio en el retrato de esta familia.

Una pequeña película, en duración y presupuesto, pero grande en cuanto su calidad. La vida en estado puro. Y siempre con la comedia como referente. Y es que no hay nada más sano que reírse de los defectos de uno mismo.

Penetra mostrando la manipulación, el engaño, las perversiones y la falta de integridad de una familia que ha dejado de confiar en si misma. Antes de enfrentarme a ella, pensé que podría resultar uno de esos tostones intelectualoides y pedantes... Nada más lejos: Buenos diálogos, cercanos, conocidos y de gran penetración en ánimos y conciencias.
Destacan todas las interpretaciones, el ritmo y la duración de la película, inferior al que suele presentarse comercialmente.
Un pero... El final.
Absolutamente recomendable.