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Entre la espada y la pared

Drama Debido a sus enfermizos celos, el comandante de la armada Charles Storm, ha condenado a su mujer a una vida tan desgraciada que acaba echándose en brazos de un apuesto teniente. Cuando Charles se entera, se despierta en él el deseo de venganza. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
29 de diciembre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno que siempre encuentro en estas cintas precode (las realizadas entre el periodo de 1930-1934), es la audacia que demostraban al atreverse a presentar escenas de lo más insólitas, tramas poco convencionales y mezclas de géneros de lo más variopinto, (al margen de su calidad artística que casi siempre eran mejorables),convirtiéndose así en el periodo más extraño, fascinante y extravagante de toda la Historia sin discusión.
La historia comienza como un melodrama al uso en aquel entonces , de corte bastante teatral e interpretaciones algo exageradas subrayando el drama.

En mi tierra hay un refrán en euskera que resume concisamente el conflicto principal de la película, -"Kalean uxo, etxean otso".
Traducido literalmente al castellano significa -"En la calle paloma, en casa lobo".
Huelga decir que esto es atribuible a todos aquellos hombres que en público se presentan como buenas personas, pacíficas, simpáticas y sociables y a los que todo el mundo aprecia, mientras que tras los muros del hogar se convierten en verdaderas bestias, maltratadores de manual, psicópatas en potencia.
Esto es exactamente lo que se nos va a mostrar aquí.
Charles Laughton, en su debut cinematográfico, va a encarnar a esa paloma-lobo. Un celoso patológico hasta la médula, capitán de un submarino, tiene un gran crédito de respetabilidad en sociedad y todos le quieren, al contrario que a su joven esposa (Tallulah Bankhead), cuya reputación su marido ya se ha encargado de enfangar, presentándose como víctima de una esposa lujuriosa e infiel.
Ni qué decir tiene, las pruebas de sus sospechas ya se encarga él mismo de encontrarlas existan o no existan, castigando a su esposa por ello y a todo hombre relacionado con ellas.
Uno de los damnificados será Cary Grant (en un breve papel donde ya da muestras de su galanura), teniente de su navío, cuya carrera será destruida tan sólo por haber dado muestras de amistad para con su esposa.
Tallulah Bankead trabaja bien su papel de mujer maltratada. Melancolía, tristeza, aislamiento. Se encuentra sola en una sociedad que la desprecia. Su marido ha hecho un buen trabajo impidiéndole conservar cualquier amistad.
Es por eso que, cuando conozca a otro hombre (Gary Cooper, vaya reparto, ¿eh?), terminará arrojándose a sus brazos sin conocer que se encuentra ante el nuevo teniente subalterno de su marido, que se pone bajo sus órdenes en sustitución al anterior.
Y a partir de aquí es cuando yo empiezo a quedarme estupefacto.(spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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25 de diciembre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor, los celos y el desamor poseen un lenguaje susurrante y lleno de sobreentendidos (también equívocos) que a veces adopta la forma de coraza y otras veces apenas es capaz de sobreponerse a la menor dificultad.
C. Laughton electriza la pantalla con su rotundidad interpretativa, T. Bankhead exhibe sus insinuantes artes felinas de seductora implacable mientras recibe la oportuna réplica de los galanes G. Cooper y C. Grant cuyo fascinante halo termina de componer un reparto de auténtico lujo.
Guión muy bien trenzado e impecable dirección por parte de M. Gering que encuentra el punto justo de equilibrio entre las emociones y la acción.
ABSENTA
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26 de diciembre de 2016
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película arranca con un planteamiento conflictivo clásico: un celoso (y lunático como iremos descubriendo) marido desconfía de cada hombre que se acerca remotamente a su mujer. Dichos celos no solo le están enloqueciendo a él, sino que están minando y destruyendo el sincero amor de su esposa. Además de crear una imagen de ella ante la sociedad injusta y falsa, a base de rumores infundados que él mismo propaga. Charles Laughton interpreta al psicótico marido, capitán de un submarino preparado para zarpar en la costa de Oriente Medio; y Tallula Bankhead (su triste mirada le va como anillo al dedo al personaje) encarna a la sufrida esposa.

La brutalidad del capitán arroja una noche a su mujer (hastiada y maltratada indignamente por la locura de su marido) a los brazos de un joven desconocido. Ambos amantes pasan una noche de amor (y lo que surja) en la elipsis habitual que obligaba el decoro cinematográfico de la época; al amanecer, ella se despide misteriosamente, sin haberle confesado al apuesto teniente (Gary Cooper) que era una mujer casada. Pero el destino caprichoso que gobierna toda tragedia hará de las suyas. Al día siguiente se presenta el nuevo teniente en casa del capitán y, ¿adivináis quién es? Ya está montado el jaleo. Los celos del maniático marido encontrarán un nuevo objetivo; pero esta vez sí ha sucedido lo que su enferma mente siempre imagina…

La paradoja del marido celoso que acaba provocando la infidelidad de su mujer la encontramos ya en Cervantes y su novela ejemplar "El curioso impertinente". Es un tópico llevado también en muchas ocasiones al teatro clásico. Toda la película es bastante teatral, de hecho. Las interpretaciones de Tallula Bankhead y el genial Charles Laughton (uno de los mejores actores de la historia del cine de todos lo tiempos) son fantásticas. El personaje que construye Laughton es ciertamente sensacional: un simpático y querido capitán, respetado por todo el mundo, que esconde una terrible obsesión que le lleva a la locura más cruenta. El buen humor y la cordialidad del personaje público desaparecen cuando se queda a solas con su esposa y el afable capitán se transforma en un monstruo cínico y cruel. La gestualidad, el tono de voz y las extravagantes carcajadas con las que viste Laughton al personaje son inolvidables. La mejor definición la expresa el teniente Sempter (Gary Cooper) cuando descubre que se ha acostado realmente con la mujer de su admirado nuevo capitán: “Es un hombre genial y patético al mismo tiempo”.

La película está plagada de diálogos estupendos. Como muestra, un botón. El teniente Sempter siente curiosidad por la dama que acaba de conocer huyendo en la noche y aprovecha (¿por qué no?) para tirarle los trastos a lo Gary Cooper:

- (Teniente) ¿Qué quiere usted?
- (Esposa) Me gustaría no haber nacido.
- ¿Por qué?
- (Silencio). Adiós.
- ¿Va a dejarme así?
- Creo que sí.
- ¿Y a dónde irá?
- No lo sé.
- Yo también voy allí…
- No soy buena compañía…
- Me arriesgaré.
- No soy de esas…
- Lo sé. No soy estúpido.

El segundo acto del filme es delirante y grandioso. Transcurre en el interior del submarino, donde el loco capitán pretende cometer una venganza absolutamente espantosa.

“Entre la espada y la pared” (por cierto, ridículo título en comparación con el original, “Devil and the deep”) es una película colosal, con uno de los giros argumentales más sorprendentes que recuerdo y unas interpretaciones sobresalientes. Por cierto, Cary Grant apenas aparece unos minutos al principio de la película, aunque su papel permite avanzar la enfermiza personalidad del capitán en una escena teatral magnífica. Aquí me planto porque tengo unas ganas de spoiler que no me aguanto más.

Película formidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JMJátiva
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