Amor en juego

Aguda y mordaz radiografía de cómo afectan a la pareja, la desmedida pasión de uno de sus miembros por una disciplina deportiva, (todos conocemos de primera mano, casos como el que aquí se nos describe), y las consiguientes desavenencias que esta situación provocan en la convivencia.
Entretenida y divertida película, que cuenta, aparte de un divertido guion, con una Drew Barrymore, que dota a su personaje de una magnifica ternura. Recomendable.

La mejor comedia romántica de 2005, los hermanos Farrelly vuelven a la carga dejando atrás la sal gorda y apostando por los sentimientos, sin descuidar un ápice el humor y la creación de personajes carismáticos. Sobra decir que Drew simpatiza como ella sola y en este caso su partenaire es (aunque no una megaestrella aquí) de lo más gracioso, lo que da lugar a multitud de diálogos y secuencias divertidas entre esta parejita bastante de andar por casa.

Bajo el telón deportivo, se nos presenta la historia de un gran aficionado al beisbol que dedica su vida en cuerpo y alma a apoyar a su equipo, dejando de lado cualquier cita o evento con tal de ocupar el asiento de su abono anual. Una situación que puede presentarse en la vida de cualquier persona apasionada bien sea con los deportes o cualquier otra afición y que puede provocar la incomprensión de cualquier persona peculiar, bien llamada frikie.

Uno de los aciertos de la cinta reside, presisamente, en la mezcla de imágenes reales de los partidos, incluso de la presencia real de los protagonistas entre la afición y perfectamente integrados en la masa, a veces retratados cámara en mano.

Las peripecias de esta pareja son una alternativa al típico romanticismo barato, "Amor en Juego" está bien dirigida y casi mejor interpretada por esa estrella ascendente de gran olfato que es la Barrymore, capaz de empatizar con el espectador más arisco (disfrazada a lo Velma Kelly, desfigurada por un chichón o con el pelo como una fregona a causa de una gastroenteritis). Una historia de a pie con grandes dosis de humor y que nos acerca a sus protagonistas al corazón, con secuencias para el recuerdo.

Lo mejor: Drew corriendo por el césped.
Lo peor: la horrorosa portada del DVD en España.

La verdad, me sorprendió gratamente. No es una película que uno vaya a poner de ejemplo de nada, pero se deja ver muy bien. Momentos simpáticos y diálogos no demasiado trillados en este tipo de comedias la hacen agradable y sencilla.
Nunca había encontrado a Drew Barrymore tan atractiva, sale genial.
Ideal para un día sin ganas de complicaciones en el que lo único que quieras sea pasar una velada agradable y ceder unas sonrisas sin esfuerzo.

Ver a Drew Barrymore metida en una película de "chico conoce chica, surgen problemas entre ambos, pero al final lo solucionan" es algo que a estas alturas no sorprende; lo que si sorprende es ver una película de los hermanos Farrelly sin su habitual repertorio de chistes vulgares y escatológicos. Peter y Bobby trataron con esta película relatar de que manera una afición desmesurada puede desgastar una bonita relación; y aunque en esta ocasión se desprendieron de su cacaculopedopisimo tradicional, sí que siguieron incurrieron en el mayor de sus pecados: exagerar hasta límites ridículos y absurdos.

Ben es lo que podríamos llamar un buen tipo; tanto sus amigos como sus alumnos le adoran. Sin embargo, su afición desmesurada por su equipo favorito de béisbol le impide valorar el resto de las cosas. Por eso, surgen los problemas cuando conoce una chica estupenda; mientras que él quiere seguir su vida habitual centrada en el deporte del bate, ella ve que él no la ama a ella sino al béisbol.

Se trata de una comedia de las llamadas románticas en la que se repiten situaciones desmesuradamente absurdas que no dejan al espectador tomarsela en serio. Eso es una verdadera pena, porque el planteamiento de la película daba para un humor algo más dramático y ácido. No se entienden escenas a lo Ace Ventura en un personaje radicalmente opuesto al famoso detective de mascotas, tampoco se entiende ese fervor tan desmesurado, ni por supuesto la increíble proliferación de los llamados personajes bufón.

La otra gran pega del largometraje es el poco margen que le dan los hermanos Farrelly al personaje de Drew Barrymore para sacar de si misma todo lo que es capaz de sacar. En otras películas del género como la de "50 Primeras Citas", Drew llena la pantalla; en ésta se la ve muy encorsetada en su papel, sin una sóla escena en la que ella lleve la voz cantante, y con muy pocos primeros planos. El otro actor protagonista, cumplidor sin destacar especialmente.

Película bastante agradable y fácil de ver. Brilla sobre todo en su primera mitad con unas dosis de humor bastante altas y variadas. En la recta final cae un poco en lo previsible y pasteloso, pero no llega a empañar el conjunto.

Muy bien la señorita Barrymore, que enamora a la vista (sobre todo por su simpatía), aunque su pareja protagonista creo que podía haber sido mejor elegida.

Muy recomendable para una tarde aburrida, ya que dejará una buena sonrisa...

Lo mejor: Aparte de Drew, las escenas con "la familia de verano" en los partidos (variopintos y graciosos), y que no caiga en el recurso fácil de las desavenencias con los padres de ella.

Lo peor: Previsible final, aunque salvado en parte por la carrerita espontanea.