Obra maestra de la filmografía británica, imprescindible para los aficionados a cualquier género.
Jim Sheridan critica duramente la actuación del gobierno británico con los conocidos como “los cuatro de Guilford”, inocentes de origen norirlandés que fueron capturados y utilizados como cabezas de turco para frenar la indignación popular.
Fría denuncia que, lejos de caer en una búsqueda de la pena romántica y lacrimógena, documenta de forma emocionante esta oscura mancha en la historia de la justicia que es por desgracia repetida a diario en todo el mundo.
El actor Daniel Day-Lewis que representa al primer protagonista, Gerry Conlon y el actor Pete Postelthwaite que representa al segundo protagonista, Giussepe Conlon padre del anterior, muestran una conflictiva relación padre-hijo eje, junto al conflicto político, de toda la trama de la película.
Sus tensiones serán las de todos los espectadores durante el film y reflejarán la situación política del momento gracias a los antagónicos caracteres de ambos.
A lo largo de la película los actores van evolucionando y estrechando vínculos de una forma que sobrepasa todas las expectativas, ningún corazón se mostrará indiferente a este drama humano que nos recuerda lo vulnerables que somos todos a las decisiones de quienes ostentan el poder incluso formando parte de los privilegiados países de Europa Occidental.
La película cuenta con innumerables escenas de brutal crudeza en las que la tortura, la traición y la injusticia consiguen acribillar nuestros sentimientos. Pese a ello, una belleza literaria cargada de concienciación y de dolor inundan las más de dos horas de film. Debemos recordar que el guión de la película está basado en la novela del propio Gerry Conlon "Proved Inocent".


La realidad es que sales convencido de que los protagonistas no son meros actores sino los auténticos interpretados, sin duda gracias al talento inigualable de Daniel Day Lewis a la hora de creerse a sus personajes y meterse en su papel. Nadie podría haberlo superado en esta película. Con él sentiremos uno a uno todas las actitudes, estados y frustraciones de Gerry Conlon, desde el pasotismo pasando por la sensación de hallarse perdido en lo más oscuro de lo más profundo del infierno, al compromiso acérrimo con la causa que les ocupa y con la lucha antisistema.

Le pongo sin duda, matrícula de honor.

El adaptadísimo vestuario, el gran trabajo de maquillaje y, en segundo plano, peluquería consiguen, junto con una magnífica escenografía, trasladarnos a todos hasta el s. XV.

Pese a lo bien representada que se encuentra la soberbia así como el deseo de poder de los protagonistas, uno no puede sino enamorarse de ellos, especialmente de la historia entre César y Lucrecia, donde el director se encarga de dejar amplio espacio a la libertad de interpretación de la historia subyacente al espectador.

Machismo, egoísmo, crueldad y pasión son las notas predominantes y continuas en este drama histórico que, como producción genuinamente española muestra el sexo como algo natural, necesario y positivo tanto para hombres como para mujeres.
Sexo a raudales en todas sus manifestaciones: miradas provocativas, lascivas, desesperadas, roces despistados, abrazos que expresan más que cariño, lujuria, fornicación, infidelidad. Muy a pesar de los aficionados al cine X pocos actos explícitos y siempre medianamente recatados. Es una película con auténtico erotismo, de ese que nos gusta a nosotras.

Magnífica actuación del despiadado y ambicioso César (Sergio Mencheta) que demuestra su capacidad de “meterse en el personaje”.
Brillante también la actuación de Lluis Homar en su papel de Rodrigo Borgia y Alexander VI. Frío y calculador derrocha ambición y soberbia. Consiguió su cargo comprando a sus compañeros. Horroriza con sus silencios porque siempre maquina algo terrible. Nunca da nada a cambio de nada.
Lucrecia (María Valverde) es representada como una niña buena, un simple instrumento en manos de su padre y hermanos.
Paz Vega encuentra sus dotes artísticas totalmente desaprovechadas y realiza un papel menos que secundario.
Eloy Azorín deja que desear en su interpretación de un personaje que de por sí no resulta muy interesante.

El presupuesto de 10 millones de euros, parece no resultar suficiente del todo; ello se hace plausible en algunas escenas como batallas épicas representadas con unos pocos jinetes y menos caballos. En cualquier caso, bien disimulado.

Como de costumbre es más una historia de amor que una película histórico-bélica.

Impactante film de concienciación social que muestra lo triste de la realidad de muchas comunidades del mundo mediante una dura crítica al sistema policial brasileño, el cual ve manchado su historial continuamente por culpa de la corrupción.
Crítica también al Estado Brasileño por su permisividad con el tráfico de drogas, los homicidios y demás dramas sociales que se hacen plausibles en esta película.
Una palmadita en la espalda para el trabajo informativo de los periodistas que ayudan con sus publicaciones y emisiones a dar transparencia a la sociedad y evitan que pueda continuar haciéndose oídos sordos ante tanto dolor.
Gran reconocimiento a quienes arriesgan su vida por las causas justas y, sobretodo, a quienes toman el camino correcto aunque sea el más difícil.

Es interesante el juego con los colores calientes y vinculables a la tierra, rojos, naranjas, marrones y amarillos, marcan esta película transmitiendo sentimientos ardientes y en explosión en una tierra árida y dura. La tierra, a mi parecer, simboliza lo que está más abajo, la miseria. De este modo en las escenas de la playa, en la que todo es positivo (amistad, fiesta, amor...) predominan los azules, que simbolizan lo mejor, lo que está más arriba y por supuesto la libertad.
Lo visceral se impone en todo momento a lo racional, aunque de esto pueda a ratos escaparse Buscapé, nuestro protagonista con ideales y ansias de libertad y superación.

Mucha sangre que en ningún momento resulta excesiva. A mi parecer muy realista.

Vestuario realiza muy bien su trabajo. Todos los personajes, incluidos los secundarios, emplean una vestimenta acorde con su carácter. Incluso podemos observar en Benné como ésta cambia a la par que su conducta.

La historia no se olvida pues de su riqueza creativa y juega con flashback’s y forward’s

Basada en hechos reales, no deja de transmitir angustia al ver lo dura que puede llegar a ser la vida cuando grupos de presión y poder dominan tu ciudad. La ley del silencio es lo menos malo a lo que puedes aspirar.
Todos sabemos lo manipulables que somos las personas y lo relativo de la libertad que disfrutamos, pero estas imágenes te ponen la piel de gallina.
¿Por qué nuestras vidas son tan baratas?
Resulta tan difícil elegir y pensar por uno mismo cuando no has tenido la oportunidad de conocer tus opciones. ¿Qué se les puede criticar a esos niños?

Recomiendo, como siempre, la VOSE.