No me ha gustado nada. Al cabo de una hora he mirado en el móvil cuanto llevaba en el cine y no podía creer que todavía faltase la mitad de la película. He tratado de pensar en lo fresquito que se estaba en la sala dada la ola de calor actual, pero nada, me he aburrido igualmente de lo lindo.
Vaya por delante que no me suele gustar la mezcla de géneros de acción y comedia, y menos de esta forma que considero forzada y simplona. Al público general parece que le ha encantado aunque a mí eso me trae sin cuidado, me parece una puta mierda de campeonato. Es un pastiche de lo peor de Tarantino y Ritchie mezclado con otros ingredientes que no voy ni a enumerar de la fatiga que me da volver a recordar este gran truño bala. Y mira que hay peliculones que se desarrollan en trenes, pero esta ridiculez no da la talla.
Brad Pitt fenomenal, que sí, no da tanta pena como el mostro de Michael Shannon haciendo el mamarracho. Y lo de Bugs Bunny lo de siempre, latino pues narco y me lo cepillo rápido.
Mi pareja la disfrutó mucho en cambio, así que no voy a seguir soltando bilis sobre lo que yo considero un insulto a la inteligencia y al buen gusto. Disfruto del cine más comercial pero en este caso me hubiese bajado en la primera parada del trenecito porque me he aburrido con avaricia, y esto es lo peor que se puede decir de un cine con semejantes pretensiones.

Delirante en el mal sentido. Un pastiche que se atraganta, con ese rollo wtf ya muy visto y lo de la personalidad múltiple que da una fatiga espantosa. El marco egipcio es de un orientalismo mal entendido kitsch a más no poder.
Ojo, que no tengo nada en contra de los ingredientes del cocktail si después está rico, pero no es el caso, Caballero TURRA.
No he pasado del tercer episodio y no creo que lo haga, a pesar del cariño de infancia por este personaje explotation total de Batman.

Jean Smart es ese tipo de actriz que te parece haber visto en mil pelis o series, pero no eres capaz de decir ni uno de sus títulos. Maravillosa actriz, destaca como protagonista en esta serie. Y da gusto verla, y ganas de disfrutar de más mujeres de su edad como protagonistas, porque ponen en sus interpretaciones una verdad ya incontestable que les ha dado su experiencia vital.
Aquí ya entro en el terreno personal pero creo sinceramente que las mujeres son mejores actrices que los hombres. Puede parecer una generalidad pero me sorprendió leer la misma opinión en escritos de grandes directores teatrales y teóricos de la interpretación como Peter Brook o Adolfo Marsillach.
Hacks es un regalo en ese sentido, sus dos protagonistas harán todo lo posible por emocionarnos haciéndonos reír, llorar y lo que haga falta. Porque menudas son ellas.
Sí, le pongo pegas también a todo: es previsible, a veces demasiado buenrrollera (más mala leche aún sería ya cumbre) e incluso cursi y por momentos repetitiva. Pero yo compro, me quedo con todo lo bueno que es mucho, y eso que no soporto la stand up comedy. Ojalá no decaiga (voy por el cuarto capítulo de la segunda temporada) porque esta celebración de la vida de estas dos mujeres da gusto disfrutarla como si fueses una más, y por muchos años.

Hay películas que son un personaje, o una actriz, que no siempre es lo mismo, que se convierten en la película como tal. Sin su presencia sería otra obra distinta. Este es el caso con Sophia Loren.
No la había visto nunca y me ha gustado mucho, deja un poso con recorrido, hay imágenes bellas, sugerentes y terribles, incluso al unísono, que se te quedan grabadas en la retina. Cine de altura, un retrato de una época que Vittorio De Sica refleja con ternura y crudeza. Una fotografía de escándalo que ilumina a una actriz brillante en el papel de su vida.
Y mucha magia en lo que el director decide mostrarnos y cómo la hace, como es habitual en su cine. Lo que vemos y lo que está pasando, la inmortalización de momentos cotidianos naturales llenos de vida, una mirada necesaria en la historia del séptimo arte.

Lo tiene todo para gustarme este neo-noir ambientado en Japón con trama periodística de por medio. Pero no, me aburro bastante y no me aporta ni importa demasiado. Y las imágenes me cautivan por la cultura retratada que me fascina, no por una mirada original o al menos fresca, todo esto ya me lo conozco de sobra y me lo han contado mejor. La narración no consigue engancharme, la veo algo torpe y tediosa, sin gancho en definitiva.
Poco más que decir después de 6 episodios, la terminaré llegados a este punto por curiosidad, mala no es.
Destaco el casting, esos físicos hipnotizantes de los actores nipones (sobre todo los yakuzas), con gestos contenidos, sobrios, cargados de una violencia interior que parece a punto de estallar en cualquier momento. Maravilloso Shô Kasamatsu, el yankee en cambio me da mucha pereza.