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España España · Santiago de Compostela
Críticas de Magui Paredes
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de noviembre de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la misma forma que Joseph Mankievicz inicia la historia del personaje de Ava Gardner en La condesa descalza así hace Michael Haneke para introducirnos en la vida del personaje que interpreta Emmanuelle Riva en esta historia de Amor: un camino que hay que ir descubriendo para llegar a un aparente final que ya concemos desde un primer momento.

En el transcuros de este camino, la maestría de Haneke crea suspense dentro de la cotidianeidad que puede haber en la casa de cualquier pareja de ancianos. Todo ello, posiblemente, porque nuestra mente tiende a crear espectativas de lo que va a suceder y de ello se aprovecha el director que introduce en varias ocasiones momentos descriptivos aparentemente inocentes, neutros y ajenos al eje principal. Un salón en penumbra, un recibidor en el que a veces se cuela una paloma o una cocina recogida y con su mesa mesa esperando a volver ser usada son lugares en los que la cámara se recrea para que el espectador disponga de sus momentos interpretativos o de angustia.

Antes de entrar a la sala sabemos que vamos a ver una historia triste por lo que nos avanza su sipnosis pero realmente no es así. Asistimos a una historia de Amor con un final que yo desearía para mi o para cualquier ser querido, una historia en la que el amor es sinónimo también del término Dignidad.

Por todo ello solo puedo decir: felicidades, Michael Haneke, por volver a emocionarnos y sorprendernos y por todos los premios que ya has conseguido o que mereces que te otorguen con esta historia de Amor.
Magui Paredes
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9
16 de noviembre de 2011
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo tuve la oportunidad de ver esta joya del cine francés en Cineuropa, el ciclo de cine que organiza todos los años el Ayuntamiento de Santiago de Compostela y que es una ventana maravillosa para disfrutar de este cine que no proyectan en las salas convencionales.

Considero que es admirable la combinación de registros y estilos que el director consigue plasmar en esta creación: se expone la crudeza no solo de la crisis económica que estamos viviendo ahora sino también de la crisis moral que nos lleva invadiendo durante mucho tiempo ya que creo que evidencia de una forma muy astuta como prejuzgamos a los personajes y situaciones que el director nos muestra para terminar replanteándonos hasta que punto nuestros fundamentos eran ciertos.

A todo esto hay que añadir una considerable dosis de humanidad, de ironía y de autocrítica la cual yo veo en el momento que el protagonista prefiere aprender suajili antes que aprender inglés por considerarlo la lengua de los colonos. Yo estuve de vacaciones en París y este sentimiento lo pude sentir allí así, exactamente igual que en la película.

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Magui Paredes
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10
25 de enero de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un claro ejemplo de como se aprecia más lo que da la vida cuando se teme perder o cuando ya se perdió.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Magui Paredes
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9
29 de abril de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que otras heroínas del universo almodovariano como Pepa Marcos, Leo Macías, Becky del Páramo, Manuela Cóleman Echevarría, Vera Cruz, Magdalena Rivero, etc. Julieta Arcos se enfrenta a su propio y complejo mundo interno en un intento de poner orden en una vida por la que ya transita como “vaca sin cencerro”.

Julieta se desnuda ante el público bajo unas circunstancias que, a mi modo de ver, Almodóvar encaja perfectamente bajo el análisis que Vicente Miguel Batalla (Sigmund Freud: el psicoanálisis. Trabajo de historia de la psicología) describe del siguiente modo:

“Freud llegó a la conclusión de que el inconsciente era como un gran depósito de recuerdos que cada persona relegaba al olvido, por ser demasiados penosos para permanecer en la conciencia. Además si el número y la intensidad de recuerdos que se acumulaban en el inconsciente llegan a ser muy grandes puede producirse una presión exagerada, una tensión. Esto puede producir distintas anomalías psíquicas de distinta gravedad como complejos, histerias y muchas más.”

Es ahí, en ese inconsciente, donde duermen los recuerdos que atormentan el alma de la protagonista y que el director encauza hacia un sentimiento superior que sintetiza toda esa tensión que Julieta experimenta: la culpa.

Del mismo modo que un pintor impresionista plasma en el lienzo pinceladas aparentemente inconexas que podrían dar un paisaje marino de la localidad gallega de Redes Pedro Almodóvar perfila estos recuerdos con su particular técnica para definir este concepto abstracto y universal que no tiene ni sabor ni olor como el éxito del cual gozaba Huma Rojo en Todo sobre mi madre, al cual ya estaba acostumbrada y era como si no existiera. Y si hay que alejarse unos metros de un cuadro impresionista para poder ver con claridad las formas que embellecen la localidad gallega en esta obra hay también que dejar un margen de tiempo para comprender esa culpa y darle unas respuestas.

Estas respuestas son difíciles de encontrar hasta para la propia protagonista que tiene que recurrir a la escritura como medio o tal vez como terapia psicológica para reconciliarse con un pasado que estaba latente hasta un determinado momento de su vida:

“Coger lápiz y papel, o un teclado, y convertir los sentimientos en palabras es para muchos un alivio emocional, sobre todo cuando se han vivido episodios traumáticos. La escritura sirve en ciertos momentos de la vida como terapia. Esto no es nuevo, numerosos estudios realizados en las tres últimas décadas lo demuestran. Psicólogos y psiquiatras incorporan la redacción como método de alivio emocional de sus pacientes. Pero una investigación reciente de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) ha constatado que escribir ayuda, además, a acelerar la cicatrización de las heridas físicas.” (Alejandro Agudo: “Lápiz y papel, mercromina par las heridas”, El País, 31/07/2013)

Por otra parte y para añadir una mayor intensidad al cromatismo de esta obra número 20 de la filmografía almodovariana, el maestro vuelve a ingresar en el complejo mundo de las tensas relaciones entre una madre y una hija que ya había estudiado en Tacones lejanos con el enfrentamiento entre la famosa cantante Becky del Páramo y su hija presentadora de informativos Rebeca Giner.

El personaje que interpreta Victoria Abril culpa a su madre, el personaje de Marisa Paredes, por la humillación de hacerla sentir constantemente una actriz secundaria en la historia de su propia vida y es esta madre la que termina asumiendo circunstancias ajenas a ella para superar su propio pecado por el cual se siente culpable del daño que he causado a todos los que estaban a su alrededor.

En el caso que nos ocupa los motivos que desencadenan el pecado central de la obra son distintos pero no por ello menos importantes. Almodóvar, a través del lápiz y papel de Julieta, deja entrever de una forma muy sistemática la ausencia de comunicación entre el personaje interpretado por Emma Suárez/Adriana Ugarte y su hija Antía Feijóo con el acertado aporte de intriga de Marian, el curioso personaje que podríamos definir como una señora Danvers a la gallega interpretado por la genial Rossy de Palma.

Y todo ello da cuerpo a este concepto abstracto de la culpabilidad con la especial mano que el director manchego aporta a sus personajes femeninos que se escapan tanto de los tintes melodramáticos que Amanda Gris imprimía en sus novelas de la colección Amor verdadero como de los estereotipos a los cuales es muy fácil caer a la hora de crearlos y dotarlos de un alma llena de incógnitas que hay que despejar con la reflexión propia de las obras que superan un determinado nivel de calidad.
Magui Paredes
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8
29 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la misma forma que el doctor Fausto indaga en las entrañas humanas para buscar el habitáculo del alma, Alexandr Sokurov mueve su cámara por las entrañas de un siglo XIX cargado de miserias envueltas en una fina tela de lirismo. Es ahí donde, a mi modo de ver, radica la aportación de Sokurov a esta historia mercantil en la que el protagonista vende su alma: la carga alegórica del discuros que nos acerca a la época en la que vivió Fausto, que nos ayuda a comprender mejor las razones de sus acciones y que nos deja esos espacios abiertos para que el espectador se implique en los hechos narrados y llegue a sus propias conclusiones.

Lo mejor: la belleza de la fotografía, de los encuadres, de las perspectivas que adopta la cámara,... a la hora de dibujar las diversas connotaciones de los espacios por los que se mueve Fausto con su particular guía.

Lo peor: la duración del film. Creo que 134 minutos resultan excesivos para contar la historia de Fausto con el discurso que Sokufov emplea ya que hay momentos en los que el espectador puede caer en el hastío. Yo vi Fausto en el cine y pude comprobar como sobre 10 personas que estaban cerca de mi se fueron en mitad de la proyección.
Magui Paredes
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