Después de ver esta producción te lo pensaras dos veces antes de comerte un pulpo, un calamar, una sepia o cualquier pariente lejano.

Parece que la fórmula de humanizar animales triunfa desde los orígenes de la animación. Sinceramente, hay pocas cosas que se adapten mejor que animación+animales humanizados. Lo mejor de todo esto es que no nos hemos acostumbrado a ello a pesar de que ha sido toda la vida así, y cada vez que sale una producción de este estilo se nos pasa por la cabeza un "oh, que originalidad". En el fondo estamos viendo lo mismo de siempre, y quizá sea el momento de demandar algo más que un simple "que bonito es". Y este sentimiento llega en el momento adecuado, cuando son muchas las voces que reclaman mayor respeto y admiración por el cine de animación, no como cine de animación, más bien como arte al nivel de cualquier otra película.

Oktapodi es un "wannabe Pixar". Tenemos animación muy acertada y a un ritmo más que frenético, con música de violines que acompaña y fuerza una sonrisa permanente, que dura los tres minutos de la producción pero que no se cambia, ni para bien ni para mal. Oktapodi es una película muy vacía, tan solo un buen plato visual pero carente de ingredientes y variedad. Si nos paramos a buscar el mensaje de este cortometraje, es directamente nulo.

Ameno para la vista pero carente de personalidad. Una buena animación sin más, perfecta para aquellos que piensen que la belleza está en el exterior.