Una ejemplo evidente, y el más logrado sin duda alguna, de la maestría e inteligencia con las que Quentin Tarantino rueda los flash-backs, ya en su opera prima, es una parte del fime que justamente da comienzo tras haber desarrollado la trama casi al completo, por haber dado el dato más relevante del film. Entonces se produce el último y definitivo flash-back. En este, un personaje de la película que ha resultado ser el topo, se encuentra con otro hombre en un bar, del cual se deduce que es un compañero del cuerpo de policía. El primero le comenta que al fin ha logrado infiltrase en el grupo criminal. Su amigo le sugiere que, para ganarse la confianza de los miembros pertenecientes a dicho grupo, utilice "la historia del retrete". Entonces de inmediato acudimos a un segundo flash-back (introducido en el primero) donde "nuestro protagonista" pregunta, nada más empezar dicho flash-back, "¿Cuál es la história del retrete?". Entonces su compañero, el mismo con el que estaba hablando anteriormente en el bar (aunque hay que tener en cuenta que cronologicamente esta escena es anterior), le explica que es una especie de anécdota ficticia, buena para relatar a la hora de ser aceptado en un grupo. También le comenta que la história trata sobre una anécdota en la que el protagonista del relato ficticio casi es descubierto al entrar con marihuana en los servicios de una estación de tren por un grupo de agentes que se encontraban allí en ese momento. A continuación, asístimos a la habitación de nuestro protagonista, supuestamente un tiempo después de que su compañero le dijera en el bar que "utilizará la historia del retrete". En esta ecena, nuestro protagonista está intentando aprenderse los detalles de la história con el fin de hacerla suya, tratando de hacerla parecer real. Tras esto, acudimos a un restaurante en el que se encuentran cenando algunos miembros del ya citado grupo de atracadores. Podemos observar como "nuestro protagonista" les está narrando la historia y, en este mismo momento, asistimos a la propia historia ficticia. Además, en esta, a su vez, la cámara, tras centrase en nuestro protagonista, lo hace acto seguido en el conjunto de policías, que también se encontraban en la supuesta historia. Asimismo uno de los agentes les esta contando a los demás una historia graciosa que le ocurrió con un tipo al que estaba apunto de detener. Este complejo ejemplo demuestra lo habilidoso que es Quentin Tarantino, sobretodo a la hora de componer la estructura narrativa de una película.
Hay que hacer referencia, también, a la mágnifica puesta en escena de la gran mayoría de acotres, de los cuales, algunos de ellos, fueron escogidos posteriormente para actuar en otros films del director. En conclusión, casi una obra maestra de un director novel por entonces (lo cuál le proporciona aún más mérito al trabajo).