La ciencia-ficción es una etiqueta que despierta cierta fascinación, por las posibilidades que abre a la hora de reescribir la realidad y matizarla de cualquier forma imaginable. Hablo de aquella que plantea opciones, y que no se limita a dejar suelto a un monstruo que vaya eliminando a miembros del reparto. Partía así el nuevo filme de Andrew Niccol de una idea soberbia pero lamentablemente el creador de la fantástica "Gattaca" (1997) no ha sabido rematarla, convirtiendo lo que inicia como un filme con tintes de sátira política (sin apenas humor directo) en una cinta de acción y escapatorias. Pasa así de "Brazil" a "Bonnie and Clyde", con referencias en segundo término como "Robin Hood", sin conseguir extraer lo mejor de éstas y dando como resultado un filme tristemente irregular.

"In Time" nos lleva a un futuro en el que la moneda de cambio es la propia vida. Los segundos, minutos, días y años de cada persona se usan y se recargan a voluntad, falleciendo la persona en el momento en el que su tiempo (literalmente) se acaba. Planteamiento fácilmente trasladable a la realidad cambiando la unidad económica que no llega más lejos porque Niccol prefiere hacer esta historia "llevadera" y no profundizar en sus posibilidades (algo que en una cinta comercial actual parece no poder coexistir) pasando de un primer acto muy interesante a la nada, al entretenimiento como fin último, desdibujando el discurso previo y abrazando el lado obvio del asunto. Curioso porque en varios momentos del guión aseguran que el protagonista "tiene prisa"; y lo mismo pasa con el realizador. La película recuerda así a "La isla" de Michael Bay (en cuanto a posibilidades desaprovechadas y la división de sus actos), aunque el caso es aquí más grave porque del señor Niccol, en esta materia, hay que exigir un poco más.

Una buena idea ejecutada con torpeza aunque "In Time" no aburra ni un segundo gracias a la labor de su reparto, acertado sobre todo en el caso de los dos protagonistas. La presencia de la morbosa Amanda Seyfried justifica de sobra el tiempo invertido en el visionado (la corta aparición de Olivia Wilde también), así que al menos se puede salir del cine con algo en lo que pensar. Lástima que el film no termine siendo todo lo que pudo y se conforme con cumplir y nada más. Potencial lo había, un equipo apropiado también. Pero estamos en 2011 y en la 'meca del cine' las cosas hay que masticarlas y simplificarlas. Total, para pasar el rato sin darle mucho al coco. Afortunadamente tampoco es ese tipo de película con grandes ambiciones que encima se permite insultar al espectador posicionándose (en teoría) por encima de él, como ocurría con la amentable "Gamer" de Gerard Butler.