Acudir al cine del polifacético artista bengalí Satyajit Ray (1921-92) es ser testigo gozoso del don del que gozan solo algunos elegidos y que se eleva por encima de lo que pueda aprenderse en las escuelas de cine. Su movimiento de cámara al incio del film es de una exquisitez pasmosa heredera de la esencia del cine silente donde las imágenes en tan solo unos minutos ya nos cuentan el quién el cómo y el por qué de su personaje central, una mujer de clase privilegiada en la India durante el Raj británico, un espíritu libre que vive atrapado escudriñando la vida en la distancia a través de las rendijas de su jaula dorada. La utilización de fotogramas fijos en su tramo final es un hallazgo, una genialidad, que no solo potencia el drama de lo que está ocurriendo sino que es todo un acto reverencial al nucleo mismo del cine.

Basada en la novela "Nastanirh" (el nido roto) de Tagore, gran influencia de Ray, sobre el que el director había realizado un documental en el 61 por encargo del gobierno para celebrar el centenario de su nacimiento. Los encuadres y la fotografía del perenne e impagable en la filmografía de Ray, Subrata Mitra son, no ya para quitarse el sombrero, sino el craneo.

A la mansión (el uso del espacio otra maravilla) donde languidece Charulata llega el espíritu afín de Amal un joven apuesto con ambiciones literarias primo de su marido, Bhupati un hombre de mayor edad que a pesar de amar a su esposa no ve más allá del periodico político que regenta. Con Amal la auténtica Charulata empezará a florecer como artista y como mujer al mismo tiempo que el conflicto entre las pasiones de los personajes en un rígido estatus social que el director denuncia en favor de la figura femenina de Charulata.

Es muy interesante la hipótesis de que la historia se basaba en el propio Tagore y su cuñada que se suicidó poco después de que Tagore se casara, lo cual añadiría mayor sentido dramático al final que plantea Ray.

"Charulata" está considerada como cumbre de la filmografía de Satyajit, que en sí misma es una cordillera muy elevada y el propio director la señaló como uno de sus mejores trabajos. Kurosawa (otro que tal baila), amigo de Ray lo tenía claro: " No haber visto el cine de Ray significa existir en el mundo sin haber visto el sol o la luna".

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