Cuando lo que uno entiende puede confirmarse en la práctica, eso es verdad. Todo lo que trae luz es verdad; todo lo que libera es cierto. Si lo que uno argumenta sirve a los demás y no puede ser razonablemente refutado, debe asumirse por verdad … y si ésto es así, la verdad es siempre revolucionaria porque su efecto es transformador, clarificador, constructivo.

Empiezo con esta reflexión porque, la frase –en sentido contrario- que resuena al final de la película, nos quedó retumbando en los oídos al ser dicha, extrañamente, por alguien que se consideraría revolucionario por pertenecer al PCI… y por más que el director, Francesco Rosi -también un hombre progresista-, ha pretendido explicarla y justificarla, no creo que haya logrado convencer a nadie de que aquí dio en el blanco.

Pero al margen de ésto, y como él mismo lo ha dicho, su película es una muy válida “alegoría del poder”, de ese poder que degrada a los hombres hasta el punto en que no hay escape… y de paso, corrompe a los demás, como si el corrupto no quisiera caer solo en el abismo. La historia se ubica en Italia porque es la tierra que mejor conoce Rosi, pero, se puede mirar hacia cualquier lado y la fiebre de poder se padece aquí, allí y más allá.

Fielmente basada en la novela corta de Leonardo Sciascia, “Il Contesto” (El Contexto), adaptada por el propio Rosi, junto a Tonino Guerra y Lino Jannuzzi, el título que ellos eligieron, <<EXCELENTÍSIMOS CADÁVERES>>, podría apuntar a la categoría de las víctimas, ya que son jueces de la república en ejercicio; también podría aludir a las momias que ve el procurador Varga cuando, en el último paseo de su vida, recorre la cripta de los capuchinos en Palermo… pero, igualmente se podría creer -a lo “malpensante”- que dichas momias -o las víctimas actuales-, fueron ‘buenos muertos’, como dicen algunos cuando fallecen aquellos que no fueron dignos o eran sus enemigos. ¿Habrá elementos en la película para atreverse a pensar esto último? Les dejo la tarea.

El reparto resulta magnífico, encabezado por Lino Ventura a quien, Rosi, eligió expresamente por la imagen de hombre recto y de ley que ha interpretado en tantísimas películas. Un actor que desconocíamos: Tino Carraro, también lo hace muy bien como el jefe de policía; y otros nombres de gran valía como, Max Von Sydow (el presidente de la Corte Suprema), Fernando Rey (el ministro Evaristo), Alain Cuny (el juez Rasto) y Renato Salvatori (el comisario), entre otros, brindan solidez a una historia que demuestra que la corrupción empieza desde lo más alto… ¡como nunca debería ser!

La historia arranca con el asesinato de varios jueces de la república… y puesto el caso en manos del inspector Amerigo Rogas, tras sus primeras pesquisas éste lanzará la hipótesis de que el asesino debe estar entre tres hombres (un farmaceuta, un mecánico o un camionero) que fueron víctimas de largas condenas no obstante que eran inocentes, pero, en el camino otros hilos enredarán la maraña… y hasta al Partido Comunista Italiano se sentirá involucrado en la muerte de los ilustres togados.

¡Ah!, el libro de Voltaire, “Tratado sobre la Tolerancia” (1763), que el presidente de la Corte Suprema rechaza por razones muy personales, vale la pena leerse. Al exponer su personal análisis de un crimen, el escritor francés demuestra que sabía harto de principios y de moral.

Título para Latinoamérica: <<CADÁVERES ILUSTRES>>