Agnese Ascalone, es una preciosa muchacha de 15 años, cuya hermana, Matilde, tiene un novio que a ella la atrae. A Peppino también lo atrae la chica y aprovechando un día en que su novia se queda dormida, asedia a Agnese y la seduce. “El secreto de mi culpa fue abandonarme a la lujuria” confesará en una suerte de diario la chica… Arrepentida luego de haber escrito eso, rompe la hoja y la bota en el sanitario, pero en el piso queda un trozo de ésta, su madre lo encuentra y lo que se alcanza a leer es justo esa comprometedora frase.

De esta manera comienza una desternillante y efectiva comedia con la que el director, Pietro Germi, recrea una muy difícil época para la mujeres en donde las leyes las hacían los hombres, las aplicaban los hombres, beneficiaban a los hombres… y las jodían a ellas. ¡El maldito patriarcado! Apréciese ese divertido toque western, con música de Ennio Morricone incluida, que tienen algunas escenas.

Existían dos leyes lamentables que empezaron en Italia, y no sé en cuantas otras partes de Europa, y luego las replicaron algunos países americanos con menores o mayores consecuencias. ¡Aquí tenemos “expertos” en replicar los mayores atrasos del viejo continente! A los decretos les cambiamos el ‘vosotros’ por ‘ustedes’ y “Publíquese y cúmplase”.

La primera de estas leyes era el Delito d’Onore, con la que se aceptaba tácitamente que ‘la mujer es propiedad del hombre’, y si éste la sorprendía en un acto de infidelidad, podía matarla, asesinar a su amante o a ambos a la vez, y como el crimen era ‘con ira justa’, solamente se le condenaba a penas entre 3 y 7 años; y la segunda ley hablaba del Matrimonio Riparatore, mediante la cual, los delitos de secuestro y/o violación se declaraban nulos en el mismo momento en que el victimario aceptara casarse con su víctima… y casi siempre era el padre de la chica el que presionaba el matrimonio dizque “para salvar el honor de la familia”.

En cierto momento, será el cura del pueblo el que diga a, Vincenzo Ascalone, el padre de Agnese, una frase rotunda que, como es de esperarse, no la atenderá: “El matrimonio no es la forma de reparar un error. Para reparar un error no se debe cometer otro peor, celebrando un matrimonio que no da garantía alguna de afecto y verdadera unión”.

Un matrimonio a la fuerza será un fracaso la gran mayoría de las veces. Por mi profesión pude conocer muchos de estos casos y las razones para vivir mal eran de este talante: “Jamás he podido perdonarle lo que me hizo”… “Él solo me gustaba, pero quererlo ¡nunca!, me asquea que me haga el amor”… “Yo no la quiero, me casé obligado, y me aguanto por la niña que tuvimos”… “Me casé porque amenazó con suicidarse y me daba miedo que lo hiciera”…

El guion de, <<SEDUCIDA Y ABANDONADA>> -firmado por Pietro Germi y Luciano Vincenzoni con la colaboración del dúo, Age-Scarpelli- está deliciosamente dosificado con muy precisos rasgos de humor mediante los cuales se deja, clara y suavemente plasmados, los desafueros de una sociedad que repetía rancios paradigmas sin que mediara un análisis serio y responsable. El hombre imponía y la mujer…

El elenco es inmejorable. Magníficos, Saro Urzì (Vincenzo), Stefania Sandrelli (Agnese), Aldo Puglisi (Peppino), Lando Buzzanca (Antonio), Leopoldo Trieste (el Barón) y Umberto Spadaro (El abogado), entre otros.

Adenda: ¡Qué bueno hubiera sido ver lo que pasaba en el hogar de, Agnese y Peppino, tres meses después!