“Le sugiero que pase menos tiempo creando alboroto entre sus compañeras de trabajo; menos tiempos en las camas de sus compañeros casados; y más tiempo intentando mejorar su bajo rendimiento en la empresa”. Ésta es la sugerencia que osa hacerle, el obtuso gerente de las minas de hierro de Minnesota, a su empleada, Josey Aimes, cuando ella consigue llegar hasta él para presentarle una serie de quejas y reclamos que nunca han sido escuchados y que aluden a los malos tratos, el irrespeto y el acoso sexual, a que se ven abocadas, cada día, las obreras que allí laboran.

Es ya largo, muy largo el tiempo, en que las mujeres vienen siendo explotadas, abusadas, y subestimadas en una sociedad atrasadamente machista que, en lo referente a equidad, respeto y valoración, todavía sigue en pañales. Pareciera que, por el simple hecho de ser esta una sociedad en su mayoría regida por hombres, el detentar el poder concediera in rerum natura, el derecho al maltrato y al menosprecio a todos los que no sean sus iguales.

Son éstas, las motivaciones que inducen a esa mujer de carácter llamada, Josey Aimes, a comenzar una fuerte y desigual lucha, para defender los derechos propios de su sexo contra el agobiante machismo que, por todos los frentes (hogar, escuela, lugares de trabajo…), pareciera a punto de asfixiarlas sin remedio.

En éste, su tercer largometraje, la directora neozelandesa, Niki Caro, logra plasmar con suma eficacia y sin triunfalismos, un hecho histórico que refleja una triste serie de situaciones que, penosamente, todavía no están superadas en la sociedad del siglo XXI. Aquí, <<EN TIERRA DE HOMBRES>>, palpita una triste realidad que, de una u otra forma, en mayor o menor grado, sigue lacerando a cientos de mujeres en el mundo que no buscan otra cosa que ganar un salario digno para poder sostenerse junto a sus familias.

Con un fuerte guion de, Michael Seitzman, quien se basara en el libro: “Class Action: The Landmark Case that Changed Sexual Harassment Law” (coescrito entre, Clara Bingham y Laura Leedy Gansler, en 1999), el filme se impone manteniendo un perfecto equilibrio que le impide caer en el feminismo radical, pues, la señora Caro hace efectiva la participación masculina, lenta y tímida, pero oportuna y necesaria para poder lograr las conquistas que ellas reclaman; y así, su película luce objetiva, centrada en unos hechos tan deplorables como ciertos, y levantando su voz sin reticencia alguna, para que, cada día, sean más las mujeres que defiendan sus derechos en contra de la injusticia, la canallada y el menosprecio.

Representando a Josey Aimes, la valerosa mujer que decide enfrentarse en solitario contra aquella jauría humana, la surafricana Charlize Theron, lleva a cabo una interpretación que debió merecerle el Oscar y demás premios para los que fue nominada. Todas las modelos del mundo deberían tomarla como ejemplo de superación, en un medio donde las pasarelas mucho degradan y muy poco edifican.

Esta magnífica película, hace lo que debe hacer el cine: conseguir que aquella luz que se proyecta desde la cabina de proyección, consiga expandirse hasta la conciencia humana.

Título para Latinoamérica: <<TIERRA FRÍA>>