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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia Un submarino ruso encalla en un tranquilo lugar de la costa de los Estados Unidos. La tripulación desembarca para pedir ayuda, pero los habitantes del pueblo los toman por invasores. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no haya mucha gente que recuerde el nombre de, Nathaniel Benchley (1915-1981). Su nombre lo conocí hace varias décadas, como el autor de la novela, “Welcome to Xanadu” (1968) en la que estuvo basada una modesta película que me impactó sensiblemente por aquellos años, titulada “Sweet hostage” (Dulce secuestro) en la cual un chico con trastornos mentales rapta a una joven con la que terminará teniendo un emotivo romance. La protagonizaban, Martin Sheen y Linda Blair, y fluía en la historia una sensible carga sentimental que logró llegar al alma del adolescente que era yo, entonces.

Supe después que, Benchley, celebrado autor de numerosas y aleccionadoras historias para niños (“Un fantasma llamado Fred”, “Sam el minutero”, “El pequeño lobo”…), era el padre de Peter Benchley, el famoso autor de “Jaws” (Tiburón), novela que Steven Spielberg convirtiera en un bombazo cinematográfico; y desde hace rato deseaba ver, <<QUE VIENEN LOS RUSOS>>, la comedia satírica y arriesgadamente pacifista que dirigiera el canadiense Norman Jewison, basada en su novela, “The off-islanders”, publicada en 1961.

A Benchley, se suma en este filme otro nombre relevante, el de William Rose, el excelente guionista de verdaderas joyas como, “The Ladykillers” e “It’s a Mad Mad Mad World”, entre otras, quien hizo una adaptación donde se resalta de nuevo lo descocada y guerrerista que es esta sociedad, pero cediendo luego el paso a la esperanza de que podamos un día coexistir pacíficamente los unos con los otros, sin importar lo que hayamos sido, sino lo que ahora somos y podemos llegar a ser.

Los personajes del filme de Norman Jewison, nos tocan con su calidez; con esa inocencia malinterpretada por el miedo; y con ese deseo rebelde de aflorar la agresividad reprimida, pero más aún de sentir que pueden vivir en paz con aquellos que, por razones políticas, creían sus enemigos.

El reparto es de primera línea: Carl Reiner (actor, escritor, productor y director), resulta magnífico como Walt Whitaker (mezcla de Walt Disney y de Tom Sawyer), el padre buenazo y medio despistado, que se siente tan a plenitud con su familia en aquel chalet de Glaucester, que no se imagina que pueda ocurrir nada negativo. Paul Ford, es el obstinado patriota, Fendall Hawkins, dispuesto a darse duro con los rusos como líder de la milicia cívica. Alan Arkin, en su primer rol protagónico, resulta tan conmovedor como John Philip Law, escépticos, ambos, de estarse echando encima a tantos enemigos por el simple hecho de necesitar un barco para poder irse como llegaron. ¿Y Luther (mi apreciado Ben Blue) si será capaz de traerse a Napoleón? Hermosa la manera como se recrea la propagación de los chismorreos; como se va formando una tormenta en un vaso de agua… y como se va desmontando todo aquel gran lío, más motivado por el fanatismo y el miedo que por cualquier otra cosa.

“Este es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegría y amor, obtendremos abundancia y alegría para todos... y entonces, este momento habrá valido la pena”. (Deepak Chopra)

Título para Latinoamérica: <<¡AHÍ VIENEN LOS RUSOS!>>
Luis Guillermo Cardona
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