Esta película se podría entender tal vez como un homenaje a los hombres (y en menor medida mujeres) que trabajaron en la época del spaghetti western. En su mayoría especialistas y figurantes, un sub-género que llegó a congregar a actores como Clint Eastwood o Lee van Cleff.
Sin embargo personalmente sitúo a esta película cláramente dentro del mundo reconocible de Alex de la Iglesia, dios mío que pocos directores "comerciales" pueden llegar a hacer películas tan reconocibles una de otra pese a sus cambios de ubicación física. Dentro de este universo "iglesiano" (o tal vez convendría decir eclesiástico), solemos encontrar antihéroes, perdedores fagocitados por un mundo hostil, todo ello sazonado con ironía y por un "espanis-friki" muy característico que pasa por el manido prostíbulo de carretera, la pareja de la guardia "sivil" la botella de anís del mono o el display de chupachups.
"800 balas" es un producto solvente que, además de todo esto, serviría para homenajear a aquel mundo "quasi" perdido en el polvo del poniente almeriense, con una gama de personajes ecléctico como el ahorcado, el "arrastrado", etc...
Excelente Sancho Gracia y la mayoría de actores, la dirección de actores siempre es excelente en Álex de la Iglesia, muy comedido en sus pinceladas "gores", a diferencia de otras películas y como siempre igualmente, magníficas las escenas de grupo, cada vez domina mejor el plano secuencia y nos recuerda al mejor Berlanga, echando en falta por su puesto su mordacidad social, aunque la película también contiene algunos ribetes contra el capitalismo feroz (impagable la escena del "okupa" mejicano del Athlétic).
Muy vibrante y muy bien construída en general, buenas las escenas en el pueblo (en el pueblo pueblo quiero decir), con sus inserciones de gente de la localidad y muy logrado algún personaje como el cacique-empresario-alcalde. Un poco floja Carmen y muy bien el chaval.
Finalmente destacar la música que personalmente la considero una de las mejores bandas sonoras del cine español, ¿motivos?, no me faltan. Originalidad a raudales (la "peli" empieza con una versión flamenca del tema de Morricone en "El bueno, el feo y el malo"), dominio de la instrumentación magnífica, pasa por guitarras españolas hasta el bakalao, darbukas marroquíes, cuerdas de fábula y un tema central que nos recuerda a Jerome Moros en "The big Country", casí "na", además siempre acertada en el subrayado de la acción, como un guante, una preciosidad.
Recomendable.