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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Intriga Adrián Doria, un joven y exitoso empresario, despierta en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante. Acusado de asesinato, decide contratar los servicios de Virginia Goodman, la mejor preparadora de testigos del país. En el transcurso de una noche, asesora y cliente trabajarán para encontrar una duda razonable que le libre de la cárcel. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
83/22(28/04/17) Entretenido y muy juguetón thriller es esta segunda realización del barcelonés Oriol Paulo, que como ópera prima “El cuerpo” (2012) se destapa como un artificioso producto que juega hábilmente a ser un trilero que enseña mucho pero engaña y tramposea más, ello con un guión propio que se convierte en un puzle alambicada donde las piezas variando e forma dependiendo del punto de vista, retozando con retorcidas mentiras, medias verdades, y continuos giros que al principio juegan a su favor para atrapar al espectador pero a medida que estos tirabuzones se rizan más y más se pierde coherencia y se gana en agujeros narrativos, con ello inutiliza el magnetismo que había provocado. Un relato con efluvios a cine negro donde hay cabida para los ingredientes propios del género: Mucha amoralidad, codicia, falsedades, hipocresía, femme fatale, venganzas, intrigas, chantajes, manipulaciones, muertes, fatalismo, sobornos, en un desarrollo donde nada parece ser lo que se ve. Tiene claras referencias en Hitchcock (el falso culpable o no), Kurosawa (“Rashomon”), o Juan Antonio Bardem (“Muerte de un ciclista, 1955, por lo de la muerte accidental provocada por el auto de un par de amantes), siendo un coctel no original peros si bien presentado y evolucionado, resultando un film ameno que te atrapa en su trilerismo con un ritmo sostenido donde no para suceder acontecimientos que cambian la perspectiva del relato.

Acusado de un asesinato del que se declara inocente, el exitoso empresario Adrián Doria (Mario Casas) contrata los servicios de Virginia Goodman Ana Wagener), la mejor preparadora de testigos del país. En el transcurso de una noche, ambos trabajarán para encontrar una duda razonable que le libre de la cárcel. Tendrán importancia en el relato Laura Vidal (Bárbara Lennie), amante de Adrián o Tomás Garrido (José Coronado) un mecánico con el que se cruza Laura.

La cinta en su minimalismo maneja sus recursos de modo que consigue involucrar al espectador en esta montaña rusa donde la verdad es mareada hasta hacerla vomitar en la cantidad de revueltas que sufre, haciendo que nos sintamos atraídos por saber cuál es la única veracidad, ello sabiendo que hasta el final no la tendremos, siendo encima agasajados por un giro inesperado (al menos en mi inocencia, giro arriesgado que si se destapa el truco, la esencia del clímax se arruga bastante), provocando que tengamos que componer nuestras propias teorías que hábilmente son destruidas por el travieso guión.

Un relato que superficialmente nos habla hasta donde podemos llegar para proteger nuestra artificiosa felicidad, que líneas morales somos capaces de atravesar, ello en un contexto de amoralidad. El discurrir del metraje es surcado por la oscuridad de unos personajes de ambigüedad ética, que se mueven en un universo edificado cual castillo de naipes de mentiras. Todo en un avance con buenos y ágiles momentos de tensión, con notables diálogos, con enfrentamientos intensos, ello con fluidez estimable entre los flash-back y el interrogatorio en el presente, forjando virtuoso ejercicio de cómo la verdad es solo cuestión del punto de vista.

Estos elementos son maniobrados de modo esmerado por un avezado Oriol Paulo ingeniándose con la cámara y el montaje para dar al espectador un tablero de misterios que le cala, dosificando primorosamente los flash-back, acentuando el equilibrio narrativo, sin atropellarse y dejando tiempo a la reflexión para lo que vemos. El realizador maximiza lo que es el corazón del film, el tour de forcé entre abogada y acusado, un juego del gato y el ratón donde los dos esconden sus bazas, mienten, y estrangulan la realidad de modo artero, sintiéndonos dentro de la acción y con ello alejados de tener que pensar en algunos agujeros de la trama.

Taras: El principal es que de tanto retorcer y retorcer las diferentes versiones se pierde fuerza narrativa, el exceso siempre es malo, de tanto crear nuevas “verdades” se puede perder la conexión con el espectador; Adolece de un mínimo de profundidad de los personajes, meros arquetipos; Por supuesto está el probable defecto de que si te paras un poco a pensar los cimientos de barro que tiene su entramado le verías las costuras y disfrutarías menos de este divertimento; No suma un Mario Casas penoso, con una vocalización nefasta, con una expresividad nula, y eso que últimamente había crecido en la interpretación, pero aquí naufraga más que el Titanic; Ejemplo de los agujeros en la trama es el hecho que busquen a un tipo desaparecido en coche en una zona con un pantano, y sin embargo la policía indaga en estos embalses, es de cajón, hay más.

Bárbara Lennie cumple bien en rol cargado de ambigüedad al estar descrito por el filtro retorcido del protagonista. José Coronado está correcto en un papel un tanto plano. Hay algún intérprete más relevante del que hablaré en spoiler.

La puesta en escena dota de gran nivel cine noir el metraje, con un notable diseño de producción de Balter Gallart (“Los ojos de Julia” o “El cuerpo”), rodándose en localizaciones de Terrassa, Barcelona, Vizcaya y el hermoso Vall de Núria (Girona), esto visualizado por la fotografía de Xavi Giménez (“El maquinista” o “Ágora”), está en tonos apagados, colores suaves apagados, con cielos grises, induciendo al estado de ánimo tristón del relato, con bonitas tomas aéreas. Se añade la música de Fernando Velázquez (“El orfanato” o “Lo imposible”) de resonancias suaves acompañando con armonía la acción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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