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España España · León
Voto de Fuman2:
8
Drama Mamma Roma es una prostituta que sueña con un bienestar pequeño-burgués. Tras la boda de su protector, se traslada con su hijo Héctor a un barrio decente, donde regenta un puesto de frutas en el mercadillo popular. Héctor es un muchacho de carácter débil e influenciable que se deja arrastrar por los amigos y se enamora de Bruna, una chica que lo inicia en los secretos del amor. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo dice Anna Magnani, la Mamma por antonomasia, a una compañera de la noche, refiriéndose a Ettore, su hijo, que holgazanea, roba y anda en malas compañías. Anna Magnani lo es casi todo en esta película de la "porca miseria", en que seres desclasados se rebozan en el lodo de la desesperación. Esa Mamma Roma es la madre, con iconografía que a veces se acerca a la representada en las iglesias. Hay un momento en que le preguntan: "¿Te dejarías crucificar por él, verdad?", y ella responde "sí, cómo lo sabes", sin dudar un momento. Mamma Roma tiene a su hijo con un chulo más joven que ella, un indeseable que luego se casa con otra, pero no por ello deja de venir a exigirla dinero cuando las cosas le van mal. Ella se ha rehabilitado, se ha hecho vendedora de hortalizas, ha comprado un piso en un barrio de las afueras; quiere que Ettore tenga un futuro "normal", dentro de los valores de la burguesía. Pero la desdicha está siempre alerta. Ettore es adolescente y está desorientado en el amor, en el sexo, en la vida. Todo es tremendamente sórdido, con la picaresca como único sistema de supervivencia. A veces llega a excesos grotescos, como cuando chantajean entre todos al dueño de una trattoria para que de a Ettore un trabajo. La estética de las imágenes es depurada, con esos solares desolados por donde trotan los muchachos como masais por una sabana triste. La música barroca contrasta con la brutalidad de lo narrado. Se respira un aire de tragedia, en el más puro sentido de fatum, del final inevitable. No se puede luchar contra un ambiente hostil que lo tritura todo. Por eso dice la Mamma: "si tuvieran dinero..." El dinero, suele decirse, no da la felicidad; pero a veces puede evitar la indignidad y el embrutecimiento. Los actores secundarios son típicamente pasolinianos: se diría que son gente de la calle, con sus caras angulosas y sus gestos amargos y esos detalles de dientes disparejos, de pelos del sobaco, de ropa ajada. Es ese realismo peculiar que nos hace olvidar que hay focos y cámaras y un director de escena, lo mismo que pasaba en "Accattone" y otras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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