Rosario Tijeras

Escalofriante e impactante cuando se llevan al muerto de fiesta.

Lo que interesa es la relación de ella con los dos hermanos. La primera elección suele ser equivocada casi por imperativo, como si existiera la necesidad de cometer un error para así darse cuenta, aprender de él: como si por naturaleza el ser humano estuviera programado para pasar por unas fases establecidas, una obligación a la que nos tiramos de cabeza: equivocarse y sufrir, para después con la experiencia obtenida resarcirse de la mala elección con otra más acertada. Una preparación a la que nos somete la vida de forma ineludible.

Ella en un principio escoge al más llamativo y masculino, por decirlo así. La época de las noches de pasión se ve superada y donde antes había fulgor y atracción no queda nada, solo un vacío sufrido, al que no se puede encontrar remedio.

El personaje de Unax Ugalde es la introversión y la timidez, pero cuenta a su favor con el plus de la delicadeza y su condición de ser sentimental, que llena a la mujer (de la consabida mala vida y ominoso pasado, expuesto como por decreto, sin matices ni profundización que la conviertan en un personaje memorable). Ella no sé fijó en él en un principio, a priori atrae lo equivocado, quizás, la fachada exterior, lo que de modo inmediato despierta la pasión, tan intensa como finalmente transitoria. Es como si fuera imposible, dentro del largo prólogo antes de 'estar con él', escapar, rehuir, aunque el subconsciente te lo diga de alguna manera (la eyaculación de ella tras hablar con Unax, estando aún con el otro).

Dicho esto, exceptuando las escenas de las que se pueden extraer estas impresiones, la película me pareció desdibujada y aburrida. El metraje pretende ser voluptuoso, pero sus acercamientos de carácter dramático no me terminan por decir gran cosa: la mayoría de las escenas si bien tampoco las encuentro horribles pero sí insustanciales.