El horror de Amityville

Clásico que no puede faltar en un maratón de casas malditas a pesar de no encontrarse entre las mejores del subgénero. La historia es la típica, plagada de tópicos que copiarían a posteriori cintas similares, varias con mejores resultados.

Entre los puntos a su favor se pueden contar unas interpretaciones decentes, una atmósfera agobiante que consigue transmitir desasosiego mediante el arte de la sugerencia, y alguna que otra escena de esas que se recuerdan en el cine de terror. En su contra nos encontramos con un montaje un tanto chapucero con transiciones toscas y cambios de ritmo, una historia alargada en la que sobran subtramas de personajes carentes de un propósito concreto y faltan explicaciones a misterios que se lanzan al aire de forma gratuita, y un final un tanto decepcionante.

Con sus fallos y aciertos, me parece una serie b interesante y entretenida, a la par que mejorable.

Que los hechos de Amityville sean verdad, mentira o una verdad a medias (yo me quedo con la tercera opción) depende de a quién le preguntes.
Los asesinatos de los DeFeo ocurrieron, que si el hijo mayor de la familia los mató porque realmente una voz de origen sobrenatural le decía una y otra vez que los matara, lo dudo, al igual que la experiencia paranormal que vivieron los Lutz en esta casa.
Pero no lo descarto...Reconozco que creo un poco en lo paranormal.
No es que crea que sean demonios o las almas de muertos vengativos, simplemente creo en que existen cosas que se escapan de nuestra limitada comprensión. Creo en la existencia de lo desconocido.

La película se desenvuelve muy bien contando la inquietante historia de la familia Lutz. Desde los primeros planos de las siniestras ventanas de la casa y los de las moscas, hasta la sangre en las paredes y algún que otro screamer o escena perturbadora que aún hoy en día, si te metes en la película y tratas de creértela, puede erizarte la piel.

La primera vez que la vi, me aburrió, pero esta segunda vez me ha gustado mucho más y me parece una película notable, y eso que volví a verla con cierto escepticismo, al saber que Margot Kidder era protagonista (la encontré irritante en el slasher "Navidades negras"). Pero aqui está muy bien, al igual que el resto de actores.

Tiene unos toques artísticos interesantes como los planos de la casa, el juego con las tonalidades y colores y una banda sonora que si bien es algo insistente y no sientes que encaje en algunas secuencias, ayuda a crear una atmósfera de embrujo bastante acertada.

Decir que es una película más o menos lenta. Pero si te metes en ella (insisto), te acabará gustando ese suspense mantenido hasta el final.

Recomendable.

7,0/10

Corría el verano de 1979. Y tanto para las producciones de terror con casas encantadas como para las que se jactaban de haberse inspirado en hechos reales -y en el rentabilizado best seller de rigor, cómo no-, había poco que rascar, pero, por fortuna sí un público aún hambriento al que asustar.
El buen hacer de un curtido artesano como Rosenberg y un trío protagonista lo suficientemente popular -y sólido- como para reforzar el gancho comercial de un magnífico ejemplo del género: un convincentemente maníaco James Brolin, la aterrada madre y consorte de la mansión Margot Kidder y Rod Steiger con hábitos. Reparto y director son argumentos de peso.
Lalo Schiffrin, igual que el espectador de éxitos recientes del horror endemoniado -y sobre todo uno en concreto-, conoce perfectamente los resortes para equilibrar las fuerzas del bien y el mal: la empalagante (pero deliberadamente oportuna) borrachera de felicidad, sentimentalismo, familia y estampitas de tino bucólico frente, a medida que el relato va acercándose al turrón, el comodín de rascar ensañadamente el violín y el resto de instrumentos de cuerda.
Stuart Rosenberg, alejado del fregado fantaterrorífico desde los tiempos de 'La Dimensión Desconocida', entregó la penúltima obra que habría de suponer una aportación relevante a su filmografía.

Stuart Rosenberg fue un notable realizador cuya carrera brilló en la década de los 70s. Una de sus películas más exitosas es Terror en Amityville (The Amityville Horror, 1979). Basada en hechos reales, relata los pavorosos e inexplicables fenómenos que acontencen en la nueva vivienda de una joven familia, la cual en el pasado fue escenario de un espantoso crimen. Terror en Amityville acierta al priorizar la creación de una atmósfera opresiva frente a la truculencia gore, reflejando certeramente el progresivo tránsito del desconcierto a la angustia de los personajes, así como su deterioro psicológico. Viendo películas de casas encantadas, siempre cuesta entender por qué los inquilinos no salen pitando la primera noche. Pero también es cierto que si lo hicieran no tendríamos película...

¿Cuál es el problema de Terror en Amityville?
Quizás el boom de los slasher ochenteros estaba demasiado cerca ya. Quizá el público deseaba ser otra cosa. Quizás el sacerdote está infinitamente pasado de rosca. Quizá es demasiado larga (sin duda, vaya). Puede que sea todo eso junto.
Lo que está claro es que no termina de funcionar este recuento de las vivencias de los Lutz en la casa en la que Ronald DeFeo mató a su familia entera. Es inquietante, desde luego, y se agradece que apueste por un estilo de terror más reposado, más tranquilo, y son abusar del gore fácil, pero al final ese mismo estilo se acaba convirtiendo en un arma de doble filo, ya que el resultado es algo soso y poco aterrador, para lo que se supone que fue aquel mes de pesadilla en la vida de la familia Lutz.
Algo insuficiente para lo que podría haber sido.

Lo mejor: Su estilo reposado, inquietante, y no dependiente del gore.
Lo peor: La sobreactuación de Rod Steiger y lo larga que es y se hace.