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Sing Street: Este es tu momento

Comedia. Drama. Romance En el Dublín de 1980, la recesión económica hace que Conor cambie la comodidad de la escuela privada en la que estudiaba por un centro público donde el clima es más tenso. Encontrará un rayo de esperanza en la misteriosa Raphina y, con el objetivo de conquistarla, la invitará a ser la estrella en los videoclips de la banda que quiere formar. Ella accede, y ahora Conor debe cumplir su palabra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
3 de octubre de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo nos ha quedado claro del cine de John Carney es que el irlandés ama la música de una manera incondicional. Lo demostró en Once y Begin Again, sus dos películas más conocidas hasta el momento y que compartían fuertes vínculos en su temática, planteamiento y estilo, lo que hizo inequívoco el sello de Carney por más que ambos trabajos acabaran discrepando en la evolución de sus argumentos (siendo bastante más optimista la rodada en EEUU).

Sing Street es un nuevo intento del cineasta por continuar esta vía cinematográfica. Esta vez el título es de lo más explícito posible, puesto que prolonga una idea ya expresada en sus anteriores films: la música pura y espontánea, la música por arte y no por oficio, la música en el sentido más romántico, en definitiva, la música de la calle. Desde el principio se nota que este no va a ser el único punto en común con las mencionadas obras (y con otras de su filmografía como Viviendo al límite), ya que el gusto por los personajes marginales sigue estando intacto. En este caso, el protagonista es Connor, un adolescente que en medio de la crisis irlandesa de los 80, de las discusiones paternas y de los amenazantes compañeros de su nuevo instituto recurre a la música para escaparse de todos estos problemas. Y lo hace partiendo de una firme intención: conquistar a Raphina, una apuesta mujer aspirante a modelo a la que convence para salir en los videoclips de su nuevo grupo musical, que comparte título con el de esta película.

Es innegable que Sing Street mantiene los mismos postulados buenrollistas que ya caracterizaron principalmente a Begin Again, por mucho que esta vez los combine con varias lecturas menos optimistas sobre el presente y futuro de la sociedad irlandesa en la línea del argumento de Once. Y no es menos evidente que una de las razones que impulsa esta razón es el constante hilo musical de la cinta, que nuevamente alterna temazos de la época (hitos de The Jam, Duran Duran o The Cure, entre otros) con varias canciones escritas por el director y varios de sus colaboradores para ser estrenadas con la película. Estas, además de prestar un uso diegético y tener un sentido argumental, hacen gala de un curioso gancho que provocará que a más de un espectador se le vayan los pies detrás de la música. Drive It Like You Stole It o The Riddle of the Model son composiciones que ayudan a crear una buena onda que ya es “marca Carney”.

Otra cuestión a rescatar de Sing Street es el ya mencionado gusto del director por los personajes a priori deslavazados y casi apartados de la sociedad. De nuevo, es la protagonista femenina la que goza de mayor gancho, la que posee un papel escrito con mayor perspicacia. Raphina es el eje de la obra, como ya lo fue la Gretta interpretada por Keira Knightley en Begin Again o la Markéta Irglová de Once. Aunque algunas situaciones que atañen a los personajes también recuerdan ligeramente a estas obras, la historia de Connor, Raphina y compañía tiene suficiente alma propia como para reivindicarse por sí misma y convertirse en una de las mejores que ha escrito este cineasta.

Sing Street funciona a pesar de que en muchos momentos despida un claro tufillo a déja vu. Si Carney no se manejara tan bien en este terreno, diríamos que la formula comienza a agotarse. Pero la realidad es que el guión de esta película es el que presenta una construcción más certera, el que mejor juega con las situaciones y el que menos empalagosa resulta al manejar las escenas románticas. Si no existieran precedentes, diríamos que se trata de un ejercicio sobresaliente. Pero que tampoco nos nuble el rechazo a lo no original: un chute de buen rollo siempre es bienvenido. Y de eso, Sing Street va sobrada.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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23 de septiembre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, el director John Carney presenta una película donde la música juega un papel preponderante, aunque ahora desde la mirada de un adolescente.

Son los años 80 en Dublín, Connor ha tenido que cambiarse de escuela ante la problemática situación económica por la que atraviesa su familia, debiendo superar un ambiente adverso tanto con los compañeros como con los sacerdotes que dirigen la escuela.

Pero un día al salir de clases conoce a Raphina, una chica un año mayor que él que dice ser modelo, por lo que decide invitarla a ser la protagonista de un video que con su banda están por rodar, el problema es que Connor no tiene una banda, por lo que deberá hacer una con la ayuda de otros chicos con problemas similares a los suyos, además de los consejos de su hermano mayor.

Carney consigue otra película encantadora, tal como las previas ‘Once’ y ‘Begin Again’, pero ahora el encanto se multiplica con cada integrante de la banda, en un gran acierto del casting, y una banda sonora que combina grandes temas de bandas como A-ha, The Cure, Duran Duran y Hall & Oates, con otros compuestos especialmente para la ocasión, frescos, pegadizos y funcionales a la trama.

En una trama que narra el despertar a la vida de un joven que debe padecer de acoso escolar y una familia en descomposición y que encuentra su válvula de escape y forma de alzar su voz en la música, también usada como pretexto para el ligue, en un relato que nunca se detiene a subrayar esos padecimientos que Connor irá sorteando, haciendo una mordaz crítica a la iglesia católica como amenaza de la estabilidad de la familia.

Con mucho humor y música, Carney entrega una película apasionante y llena de vida, que contagia optimismo con inteligencia, emotividad y una buena pizca de nostalgia.


http://tantocine.com/sing-street-de-john-carney/
Quique Mex
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20 de febrero de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Sing Street se sitúa en Dublín, en la década de los años 80, una ciudad envuelta en una profunda crisis económica como el resto del país que provocará la necesidad de una gran parte de la población a buscarse la vida fuera de sus fronteras y más concretamente hacia el Reino Unido. En este contexto comienza la película cuando su protagonista de quince años, Connor (Ferdia Walsh-Peelo), se ve obligado por sus padres a cambiarse a un colegio más económico para reducir gastos. Este hecho será el detonante para que Connor ponga rumbo a la rebelión cuando su nuevo instituto religioso le recibe con maestros crueles, reglas innecesarias, matones, al tiempo que el día a día en su casa está acompañado de constantes discusiones entre sus padres. A partir de ahora buscará un significado a su vida y para ello intentará huir de su hogar.

La primera escena de la película vemos a Connor en la cama de su habitación tocando una guitarra acústica al tiempo que escucha los gritos e insultos de sus padres a través de la pared y como de forma natural e instantánea los transforma en letras para sus canciones. Esta reacción de Connor nos indica que está acostumbrado a ese tipo de situaciones incomodas en su casa y de forma instintiva le sirve para evadirse. En un principio no es consciente de su potencial artístico hasta que un día aparece su musa, Raphina (Lucy Boynton), en unas escaleras al otro lado de la calle del colegio. Ella será la causante principal por la que Connor forme una banda de música con sus amigos debido a que la ofrece ser la protagonista de un videoclip con el objetivo de conquistarla y también, poder cumplir su sueño de participar en un programa musical que ve siempre en la televisión con su hermano mayor, Brendan (Jack Reynor).

Esta hermosa película nos tele transporta a los años 80 y muchos volverán a recordar y sentir con nostalgia aquellos maravillosos años de la llamada “movida madrileña” cuando eran adolescentes al igual que los protagonistas del film, una década de oro irrepetible en el plano musical. Alrededor de la música, como se hace referencia en la película, nacieron numerosas tribus urbanas con una moda e imagen transgresora que rompía los cánones establecidos de la época como una forma de expresión artística y rebeldía. Los continuos cambios de estilo de música (New Wave, New Romantic y After-Punk) que los miembros de la banda realizan a lo largo del metraje compasados al mismo ritmo que varían de vestimenta y estètica, y que se originan por la inspiración de su líder a través de su musa y por los consejos de su protector hermano a la vez gurú espiritual, servirán para presentarnos y disfrutar de una excelente banda sonora con canciones de A-Ha, Culture Club, David Bowie, Depeche Mode, Duran Duran, Hall & Oates, Spandau Ballet, The Cure, The Clash, The Jam……., junto a las maravillosas canciones originales que interpreta la banda de Connor escritas por el propio John Carney con la colaboración de Bono, cantante del grupo U2, y del guitarrista Dave Howell Evans, conocido como The Edge.

Todos los constantes cambios en la banda tienen como objetivo la busca de una identidad propia que les de un sentido a sus vidas. En la escuela tienen que soportar humillaciones e insultos (les llaman “maricas”) y enfrentarse a los sacerdotes (poder eclesiástico), encargados de que se cumplan las férreas normas que rigen la educación y la enseñanza. Este conservadurismo católico imperante en la sociedad irlandesa queda reflejado en la película en una conversación donde Brendan informa a su hermano como sus padres no se casaron por amor sino por diversión de adolescentes ya que el matrimonio era la única forma existente en aquella época para poder permitir tener relaciones sexuales, porque recordemos que hasta 1985 en Irlanda para poder comprar preservativos había que ir a la farmacia con receta médica. He aquí el motivo de las continuas discusiones de un matrimonio condenado a estar juntos porque el divorcio estaba prohibido (Hasta 1995 no se legalizó). El escritor y director John Carney antes de entrar en el mundo del cine fue bajista en una banda de rock muy conocida en Irlanda, The Frames, lo que explica el papel vital de la música en sus películas, como lo demuestran sus dos trabajos anteriores, Una Vez (2006), en la que un guitarrista callejero y una cantante se conocen en las calles de Dublín y deciden grabar una maqueta juntos. Aquí la canción principal consiguió en el año 2007 el Oscar a la Mejor canción original y fue un éxito inesperado en el Festival de Sundance donde obtuvo el Premio del Público que lo catapultaría a la fama, y Begin Again (2013) nos traslada a la ciudad de New York donde se conocen en un club nocturno un productor de aspecto desaseado venido a menos y una joven cantante con talento que deciden colaborar juntos en la elaboración de un álbum. Este ha sido su primer trabajo en Estados Unidos.

Una película deliciosa, romántica sin ser excesivamente melosa, envuelta en un drama musical combinado con un humor sencillo y cálido donde el amor y la música fluyen de forma armónica a lo largo del relato hasta llegar al corazón de muchos espectadores, que a través del amor sincero e inocente de la pareja protagonista, de la nostalgia de las canciones y de esa maravillosa ambientación de la “movida dublinesa” rememorarán aquellos años de las cintas de casette, los discos de vinilo, el primer beso, los cambios de look y en los que inexplicablemente no existía el móvil para comunicarnos. Recomendada para todo tipo de público tanto para aquellos que buscan pasar un buen rato entretenido, divertido y disfrutar de la música como para aquel otro más exigente y cinéfilo. Si tenemos la oportunidad de verla en versión original mucho mejor.
Eduargil
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21 de mayo de 2017
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Animado por su anterior trabajo (más que notable "Begin again"), y por las críticas en general favorables, me dispuse con mi familia a ver la última de John Carney, esperando al menos pasar un buen rato, y escuchar buena música. Sin embargo, salvo escenas puntuales, y canciones puntuales, me encontré con una sucesión de superficialidades, tanto en el guión, en la historia en sí, como en la música, en general sin chispa, sin alma. Y eso que soy un fan de la música, y que la de los ochenta es la que más ha marcado mi vida (fue la década de mis 20 a 30 años). O quizás por eso mismo, no logré ver en absoluto autenticidad en la propuesta (aparte, que, transcurriendo la historia en Irlanda, me llamase la atención el que no se haga la más mínima mención a U2, omisión probablemente intencionada).
Además, hay varios pequeños detalles en la película que delatan su impostura, su superficialidad, y al mismo tiempo, su pretenciosidad (ver spoiler). En fin, para mí y mi familia, una pérdida de tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trece de abril
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2 de octubre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de “Once” (2006) y “Begin Again”(2013), John Carney, se ha vuelta a reinventar con el filme musical “Sing Street”, que tiene un formato más parecido al de “Once” pero con unas canciones mucho más roqueras y que trata un tema diferente como es el caso de la adolescencia. Eso sí, te tienen que gustar las películas con un formato más musical para que la película de Carney te pueda fascinar. A quien le guste la música, saldrá exaltado de la sala una vez haya visto el filme.
“Sing Street” tiene como tema principal la música y la creación de una banda, pero se esconden otras cuestiones muy interesantes detrás, como el amor, las relaciones y dificultades familiares y los problemas escolares. La música es la forma que tiene el protagonista para alejarse de estos problemas. Además, la película nos sitúa en la década de 1980, y con el ambiente, el vestuario y la música de grupos como “The Jam” o “The Cure”, hace que el espectador puede volver en aquella época. Y es que la música, a parte de tener canciones hechas a propósito para el filme, también tiene otras canciones de la época de los 80s y por eso es un poco nostálgica para todos los que la vivieron.
La película tiene escenas con diálogos muy intensos y a lo largo del filme domina un guion ágil y poco cargante y que de vez en cuando tiene alguna pizca de humor muy bien conseguida.
Por otro lado, las interpretaciones no son estelares, pero lo suficiente correctas. La mejor actuación es la que hace el hermano del protagonista, que es un personaje que a priori está tapado dentro de la trama, pero es el personaje que está más bien construido y tiene una gran importancia.
En definitiva, “Sing Street” es la confirmación de John Carney como director que sabe explicar a la perfección historias de amor con música y delicadeza sin perder ningún detalle. Una película notable que hace homenaje a la época de los años 80s y que nos habla de la hermandad y el amor adolescente con una gran banda sonora. La preciosa canción "Go Now" de Adam Lavine hace más perfecto el final de la película. ¡No te la puedes perder!
Bep14
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