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Negocios de familia

Intriga. Comedia Tres generaciones de la misma familia intentan perpetrar un robo perfecto que les permita retirarse. El plan consiste en introducir una tarjeta en la apertura electrónica correspondiente, entrar, salir y repartirse un millón de dólares; sin violencia, sin sospechas, sin policías. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filme de escasas pretensiones con tres conocidos actores que intentan sostener una historia muy simple y poco interesante.

Sidney Lumet no llega a aprovechar bien el gancho de una pareja de actores de nombres consagrados como Dustin Hoffman y Sean Connery, ni con la inclusión de la ya por entonces estrella juvenil Matthew Broderick. Los tres forman parte de generaciones distintas de una familia de ladrones que se unen para perpetrar el que va a ser un robo elegante, silencioso y sutil. Ideado por el hijo (Broderick) y respaldado por el abuelo (Connery), se le unirá también el padre (Hoffman) no sin reticencias. Pero el robo no saldrá como esperaban…

La narración presenta un ritmo cansino, sin profundidad ni interés por el desarrollo de la historia. Las interpretaciones además no son ni siquiera dignas de los actores, salvo quizás la de Sean Connery, cuyo papel de abuelo respondón y despreocupado del peligro le da un toque de humor a la trama que no le va muy mal.

La película promete más de lo que da, y funciona en los momentos iniciales en los que los tres actores se juntan para hablar del plan, pero acaba por desinflarse en el resto del metraje. Además, su final sigue el mismo tono simplón y superficial del resto de la cinta.

Grandes actores pero pobres actuaciones para un filme que no tiene nada destacable que ofrecer.
Richy
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31 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solamente por la interpretación y composición qué Sean Connery aporta a la historia, merece la pena su visionado.
Entretenida aunque un poco larga en su metraje final. La escena del rezo de la fiesta judía, bellamente filmado.
Contiene secuencias construidas con fuerza. El tema sería el choque generacional y la educación que damos o no damos a nuestros hijos. Y cómo ello influye y condiciona su modo de vida.
Curiosa e interesante. Aunque no se cuente entre lo más destacado de Sidney Lumet. Aconsejable.
Posee algunos duelos interpretativos: Connery- Hoffman, sumamente sabrosos.
Zappianin
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23 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvidada producción sobre atracos de Sidney Lumet, que en esta ocasión no anduvo muy inspirado a la hora de narrar el robo perpetrado por tres miembros de una misma familia, abuelo, padre e hijo.

Fue un fracaso comercial y artístico al que el paso del tiempo tampoco ha ayudado mucho, no obstante su trio protagonista la salva de la irrelevancia porque siempre es un placer ver en acción a Connery, a Hoffman y en menor medida a Broderick.

La primera hora es bastante rutinaria intercalando comedia y drama pero luego llega la escena del atraco y la cosa cobra interés. El final tampoco me entusiasma demasiado pero en cualquier caso se deja ver.
Harold Angel
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4 de julio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué se puede hacer cuando uno pertenece a una familia de ladrones empedernidos? Pues nada, porque los genes son los genes, y cuando se tienen genes criminales la única solución es apechugar con ello.
Jessie, Vito y Adam McMullen lo saben de primera mano, y de mostrárnoslo se va a encargar el veterano Sidney Lumet, en una de sus menos conocidas y estimadas obras.

El director se disponía con "Negocios de Familia" a finalizar una década un tanto turbia para él. Su carrera en los '80 se divide entre algunos trabajos de impecable factura (donde destacarían "El Príncipe de la Ciudad", "Un Lugar en Ninguna Parte" o la inmensa "Veredicto Final") y otros más irregulares y conducidos por una vena comercial que no beneficiaría mucho al hombre que el decenio anterior sorprendía con maravillas como "Network", "Serpico" o "Asesinato en el Orient Express". Sin embargo, el cineasta seguía al pie del cañón, y aunque ofreciese obras de menor calidad, no se puede negar lo interesante de sus propuestas.
Tras la intimista "Un Lugar en Ninguna Parte", Lumet se prepararía a rodar en New York una historia de Vincent Patrick, autor que adaptó su novela "The Pope of Greenwich Village" al cine ("Sed de Poder", dirigida por Stuart Rosenberg) además de escribir los guiones de "El Padrino III" y "Superdetective en Hollywood", basada en un libro suyo y que aunaba drama familiar y la clásica trama de ladrones.

El joven Adam McMullen ha dejado la carrera de biología molecular en contra de los deseos de su padre Vito, y la razón es que le dominan los genes que ha heredado de su abuelo Jessie, un terco y duro escocés que se siente muy orgulloso de su pasado como criminal, a quien idolatra en exceso; el problema es que Vito, que tuvo que sufrir los males y castigos de ese tipo de vida en la que le metió su padre por la fuerza, ha intentado llevar una vida honrada y, como es lógico, no quiere su hijo siga por el mismo camino que Jessie.
En eso no está de acuerdo este último, que se empeña en que su nieto conozca los peligros del mundo en el que vive y haga honor a su tradición familiar ganándose sus galones de criminal; en efecto, Adam ha preparado un plan brillante para conseguir una buena suma de dinero de manera sencilla, plan en el que Jessie se apunta sin pensárselo y Vito acepta a regañadientes: infiltrarse en unos laboratorios y robar un valioso compuesto químico en fase de investigación. Se supone que todo tiene que salir a pedir de boca, aunque a Adam le traicionará su inexperiencia...

En esta ocasión, aunque empiece como una película de Woody Allen, el director apuesta por un interesante drama en el que se entrecruza el cine de ladrones y atracadores con una aguda crítica social y ciertas dosis de humor. Este drama se construye en base a la ética, la lealtad y, sobre todo, los problemas familiares, generados por el choque entre esa tradición criminal difícil de olvidar y el deseo de llevar una vida honrada (lo que puede traer recuerdos de los dramas de gangsters de Scorsese). Situación bastante original, y quizá lo mejor de "Negocios de Familia", sea el atraco que imagina Patrick (ni un banco ni una joyería...un laboratorio), sin olvidarnos de ese elemento característico que no puede faltar en el cine de Lumet: el juicio.
Sin embargo, hay fallos que lastran este film y que desaprovechan todo su potencial. El ritmo tan irregular, que se mueve parsimonioso entre peleas y nostálgicas anécdotas sin fin, es uno de los más grandes; el director insiste en la complicidad del abuelo con el nieto denigrando la generación intermedia pero no se consigue la conmovedora intensidad dramática de "Un Lugar en Ninguna Parte" (sobre todo porque los tres protagonistas parecen viejos amigos más que familiares). La trama tampoco se molesta en ofrecer ninguna sorpresa en especial (sabemos que el atraco va a salir mal, que Vito intentará ayudar a su hijo poniéndose en peligro, que Adam continuará defendiendo a Jessie, y que éste acabará mal; todo parece bastante obvio y previsible).

Pero si hay algo que no falla es el trío de actores principal, donde se reúnen los dos titanes Dustin Hoffman y Sean Connery, con quien ya había colaborado el director en anteriores ocasiones, y al joven Matthew Broderick, intentando superar el encasillamiento que le habían dado sus papeles de simpático adolescente. Los dos primeros se llevan toda la atención, claro está, pero también cabe señalar a Rosanna DeSoto, Janet Carroll y al genial Bill McCutcheon.
"Negocios de Familia" es una de esas películas de Sidney Lumet que, aunque interesantes, se quedan a medio camino por A o por B y no terminan de funcionar. Tres grandes actores un tanto desaprovechados, para qué mentir.
Chris Jiménez
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28 de febrero de 2024
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Judios en Booklyn, tres generaciones de neoyorkinos que relatan el tránsito de las tradiciones ortodoxas a la modernidad.
Interesante, pero no creo que tenga nada que ver con las mejores películas de Lumet, un genio del séptimo arte.
Un buen reparto, un guión inteligente, y el sueño de siempre de todo maleante: realizar el robo perfecto, que es el que no deja rastro.
Nueva York, paisajismo urbano, ver a Sean Connery y Dustin Hoffman como alegría y el aliciente del robo. Poco más. No es realmente una película vacía o fallida, pero no impacta, no llena, y además de sumamente previsible es un poco larga.
Casi de lo peor de Lumet que recuerdo.
ÁAD
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