Tengo ganas de ti

Claro queda que se trata de una película concebida con el objetivo de agradar a adolescentes a base de esteriotipos ya más que explotados, que la actuación de Mario Casas es absolutamente insoportable y que no es precisamente una adaptación fiel al libro.

Sin embargo, fuera de todo eso, lo cual seguramente hayamos sido capaces de advertir sin ni siquiera echar un vistazo al tráiler, he decidido prestar más atención a los detalles positivos de la película que nadie parece haber visto, ya que críticas denigrando a la película hay suficientes.

En un principio es agradable destacar la belleza visual de los planos, escenarios y luces de la ciudad. La primera hora de la película retrata muy bien lo que significa volver a un lugar del que hemos huido, lo que supone ver como cambian las cosas que deberían estar "como siempre" . Respecto al libro, han eliminado detalles importantes y es más libre que la primera entrega, pero mantiene la mayor parte de la estructura original.

En suma, es una película meramente entretenida, que ha tenido la mala suerte de topar con unos espectadores exageradamente crueles, en mi opinión, sin motivo. No es una obra maestra, está claro, pero se deja ver, y siendo sinceros, existen cosas mucho peores.

El viernes pasado llegó a las pantallas la esperada continuación de 3 metros sobre el cielo, la exitosa adaptación al cine de la novela del escritor italiano Federico Moccia Tre metri sopra il cielo. Después de que fuera la película más taquillera del 2010 en España cosechando numerosas legiones de fans (y enemigos) en toda la península —gracias, en gran parte, a la participación de Mario Casas y Maria Valverde en la película—, la historia de amor entre Hache y Babi no podía acabar ahí y la productora —Antena 3 Films—, para alegría de los seguidores (y sufrimiento de los detractores), no tardó en encargar la secuela a su director Fernando González Molina.

En esta segunda parte, titulada igual que el segundo libro de Moccia en el que se basa, Tengo ganas de ti, Hache (Mario Casas) ha vuelto a casa tras pasar una temporada en Londres tratando de olvidar el recuerdo imborrable de su amor por Babi (María Valverde). Al regresar, verá que todo ha cambiado, sus amigos, su entorno, su familia e incluso él y, en mitad de ese desconcierto, conocerá a la sexy Gin (Clara Lago), una chica de espíritu descarado, vitalista y desvergonzado que le hará creer que es posible volver a revivir la magia del amor. Pero tarde o temprano tendrá que hacer frente a su pasado…

A lo largo de la película se repite más de una vez una simple —que no vacua— idea, perfecta para definir la relación entre ambas películas. Vendría a decir que, con el tiempo, todo cambia, para lo bueno y para lo malo. Los personajes han crecido junto con la historia y eso se nota, tanto en la manera de enfocar la trama por parte del director como en la evolución de los protagonistas, más maduros y con más traumas y conflictos interiores que en la primera entrega. Mientras que 3 metros sobre el cielo era un producto exclusivamente juvenil y un filme de “blancos y negros” en el sentido de que todo se llevaba a los extremos —o se amaban locamente o se odiaban a muerte, o eran amigos o eran enemigos, o eran inmensamente felices o eran completamente desgraciados…—, éste es un filme de “grises” donde nada es tan idílico ni tan trágico como en su antecesora, donde los sentimientos manifiestan dudas y donde, en definitiva, todo es más cercano a la realidad.

Pese a ello, no hay que lanzar las campanas al vuelo, puesto que a la cinta le cuesta desprenderse de ese romanticismo maniqueísta que arrastra y, el guión, a medida que avanza la película, deja a la luz sus constantes altibajos y su ansia de abarcar varios temas sin profundizar en ellos, hecho que da lugar a escenas “metidas con calzador” —véase la historia de la hermana de Babi— y a una narración un tanto abrupta. En su favor hay que remarcar la acertada reducción del número de clichés y escenas cursis que contenía la primera parte, en pro de una aproximación a los mismos temas (el enamoramiento y el desamor) desde una vertiente un poco más sazonada.

Película dedicada a adolescentes, tontorrona donde las haya y que se engloba en una operación de marketing hipermegacalculada. Amores y desamores entre adolescente, los chulitos, el gracioso, la guarrilla. El argumento es pueril, se le ven las costuras con más agujeros que un queso de Gruyere. Eso si tenemos al mojabragas mayor del reino, el denigrante Mario Casas, actor?, con una dicción malísima y con su superregitro de chulito. Se quita la camiseta 500 veces y se oyen los suspiros de las púberes. Tío, has superado a Steven Seagal.............eres mi héroe..........el number one.............jaja.
La película llenara de dinero a sus creadores, han perpetrado un bodrio infumable y los valores cinematrográficos que manifiesta están más a la izquierda del 0.
Película vista por imposición familiar, no penseis que me gusta flagelarme. Te tendré en mis recuerdos como una de las peores pelis de mi vida. Algo inolvidable.

Después de ver esta película llevado por el entusiasmo de mi novia, mis temores quedaron confirmados y pude comprobar como la película da justo lo que promete en los trailers, que es:
-Mario Casas sin camiseta en la playa
-Mario Casas con cara de estreñido
-Mario Casas intentando llorar
-Mario Casas sin camiseta pegando leches por ahí
-Mario Casas tirandose a las titis
...
Podría seguir, pero sería más de los mismo. Resumiendo:
*Lo mejor: no verla
* Lo peor: que la película se tome en serio a si misma

Para empezar decidí verla porque no me gusta dejar las cosas a medias, pero si la primera me pareció patética la segunda ya no tengo como describirla.
Mario Casas va de chulo y para colmo ni vocaliza.
Del resto mejor no digo nada porque sería para ofenderlos y los pobres no tienen la culpa de que se les considere buenos actores sólo por salir en series cutres y hormonadas destinadas a crías y gente no tan joven que vive en la inopia.
De todas maneras el hecho de que halla decidido verla ya es un punto a su favor y lo digo yo que hacia años que no me dignaba a ver una película española ni por asomo.
Y le doy las gracias a esta peli por confirmarme que no debería haberlo hecho.