El hotel de los líos

Una de las tres obras maestras de los geniales Hermanos Marx. (Las otras dos serían "El conflicto de los Marx" y por supuesto, "Una noche en la opera").
Toda o casi toda la película tiene lugar en la habitación de un hotel, y sin embargo en ningún momento flojea, ni se hace monótona, todo lo contrario.
Como ya se ha dicho en otras críticas, en esta película no hay números musicales, y eso la hace distinta a todas las otras películas de los Marx, donde la música tiene un papel bastante importante. Los diálogos son divertidísimos, solo voy a poner un ejemplo:

Discreto filme de los Hermanos Marx, más centrado en los líos de la historia, en la comedia de enredo, con personajes que entran y salen, engaños y demás, sin lugar para diálogos brillantes a recordar ni para los gags surrealistas, siendo el único a considerarse como tal, la cacería de un pavo en una habitación del hotel del título. No deja de recordarme el malo de la función, el Sr. Wagner al Director del Botones Sacarino, con la misma cara de vinagre, la mala baba y el complejo de que siempre le engañan, cosa que es cierta y que acabará trasquilado, como así ocurre.

Érase Harpo a una mesa pegado y a un tenedor que maneja con tanta rapidez que hasta cuesta seguirle con la vista. Momento mítico en la historia de los Marx, del cine y, por supuesto, del humor. Irrepetible.

No una de las más conocidas, pero realmente a destacar esta «Hotel de los líos», de corte teatral y con un ritmo interno imparable; puede que frene un poco antes del desenlace pero nada que aburra. Los tres hermanos se meten en una habitación de hotel y se atrincheran por todos los medios posibles en veinticuatro horas desternillantes, ágiles y simpatiquísimas. Lo que más puedo criticar de esta película es que Chico no tiene demasiado protagonismo y, de hecho, no cuenta con ningún sketch propio, así que por ahí el humor se rebaja. De todos modos, será el co-protagonista de Harpo durante una de las comidas más delirantes y maravillosas que recuerde o cómplice de Groucho en el ataque premeditado a un inocente doctor.

En fin, que la cinta está plagada de escenas muy divertidas, de frases ingeniosas y de un encantador y fresco estilo Marx. No te la pierdas.

El proverbial desparpajo y sentido del humor de los Hermanos Marx hacen honor una vez más a las expectativas del público y llenan la pantalla con todo tipo de gags y ocurrentes chascarrillos -ora ácidos y cargados de intención ora inocentes- que resultan tan naturales y cotidianos como hilarantes.
El ritmo vertiginoso disipa todas las dudas o resabios de prevención que suelen presentarse cuando se trata de valorar una obra cómica.
Estos prejuicios desparecen gracias a su magnífico sentido lúdico y a su notable voluntad iconoclasta.
Y gran parte de ese mérito hay que atribuirlo a un hombre con un enorme bigote pintado sobre su labio superior que cuando se le antoja camina con las piernas dobladas en irreverente mediana genuflexión.

Una película quizás considerada “menor” dentro del cine de los Hermanos Marx y de las menos conocidas. Chispeante, no te da un respiro en una sucesión de situaciones auténticamente hilarantes y tiene dos puntos a su favor: Es muy corta y no tiene impases musicales que suelen aparecer en sus películas y que, en mi opinión, cortan el ritmo, cosa que aquí no ocurre. ¡SALVE Y USTED LO PASE BIEN!