La muerte de Luis XIV

De nuevo personalísimo trabajo del simpar Albert Serra, uno de nuestros exitosos (sí, exitosos he dicho) realizadores en los diversos festivales internacionales de cine donde presenta sus películas.
En este caso, le han concedido los franceses (es una co-producción con Francia) el prestigiosísimo y dificilísimo premio de conseguir: Jean Vigo, el único español que lo ha logrado y, en palabras del propio Serra: "seré el último también". En fin... no digo nada porque a lo peor tendrá razón. Veremos...
Ciñendonos a esta peli, pues según dicen y parece que es cierto, es la más comercial, la de más fácil accesibilidad por parte del gran público. Y viéndola, no seré yo quien lo dude, pero pienso: "Pues cómo serían las otras". Porque se trata del primer filme que veo de él.
Se trata, técnicamente, de un producto competente, con fotografía, sonido, iluminación e interpretaciones notables. Es pues, estéticamente eficaz.
Lo peor, pero que es su sello inconfundible, es el ritmo, lento, para muchos espectadores exasperante, pero que es verdad que contiene elementos y datos que son importantes, que le otorgan una pátina de no sólo calidad, sino incluso de interés. No ciertamente histórico sino humano, al confrontar a un ser otrora poderoso, con la Muerte, con la sensación de impotencia, tanto propia como de los médicos y charlatanes que tratan de salvarle la vida, sin ni siquiera saber a ciencia cierta lo que realmente tiene.
Una cinta muy peculiar, honesta y digna a carta cabal, pero muy minoritaria, de las que antes llamábamos "de Arte y Ensayo".
Para gustos.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es

La película más aburrida que he visto en mi vida.

Será muy veraz la narración, la vestimenta, el mobiliario, peluquería y todo lo que haga falta, pero personalmente veo una película para entretenerme, y esta no lo consigue en absoluto.

Recrea la agonía y muerte del rey Luis XIV, enfocada desde el punto de vista de lo poco que se puede hacer ante la muerte independientemente del poder que uno tenga, pero casi dos horas de filme en una cama agonizando es mucha tela.

Como dice la última frase de la película "caballeros, la próxima vez lo haremos mejor"

Bienvenidos al dormitorio real de Luis XIV, van ustedes a contemplar la agonía de un mortal que se creía un Dios, hasta que la ineluctable parca le tocó la pierna con su afilada guadaña, y la puesta de sol le recorrió el cuerpo llevándole al ocaso definitivo. Al director catalán Albert Serra no le interesa para nada la biografía del rey: sus logros, sus extravagancias, su apetito desordenado de concupiscencia. Serra le retira el palio, lo baja de su poltrona y le enfrenta a una muerte que ni el propio rey desearía al peor de sus enemigos. Sin embargo el director nos regala un comodín para que nosotros podamos reconstruir la exuberante vida de Luis XIV: la mirada de Jean-Pierre Léaud. Aquel niño que nos deslumbró en “Los 400 golpes” de Truffaut, y que da vida al Rey Sol, se bate en duelo con un plano secuencia de cuatro minutos mirando a cámara, mientras suena el réquiem de Mozart. Sin necesidad de la palabra, Léaud nos proyecta la mayestática existencia de Luis XIV: el poder totalitario que ejerció sobre su pueblo está en esa mirada arrogante. Igualmente está su riqueza obscena, sus palacios, sus amantes, sus jardines… Pero también en el brillo de sus ojos adivinamos el miedo a la muerte inevitable.
Leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/la-muerte-de-luis-xiv-albert-serra/

Los últimos días del rey de Francia son recreados en este largometraje, que por su fidelidad histórica en ambientación y hechos, y sus hiperrealistas y sobrias actuaciones, bien podría pasar por un documental de época, o por una obra teatro, dada la estaticidad de escenarios.

Este tipo de cine tan perfeccionista plasma la vida al ritmo parsimonioso con la que situaciones de esta índole se desarrollan en la realidad, lo cual puede hastiar a un espectador medio, que si se asoma por esta ventana al pasado y se deja llevar por su trama y sus personajes ricos en matices, podrá disfrutar de una película que no debe medirse por su grado de entretenimiento, si no por su inestimable valor a nivel cinematográfico, e incluso didáctico.

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La idea no está mal, pero la ejecución sí. No soy lo suficientemente intelectual para apreciar esta película, debe ser, puesto que echo en falta el dramatismo de la muerte, un dolor más real. Parece que el hecho de que sea un actor como Jean-Pierre Léaud el que dota de calidad a la película y el que ha terminado por convencer a casi todo el mundo de que es una obra maestra, pero me pregunto si opinarían lo mismo con una actuación similar a esta pero de un actor desconocido. Si la valoro objetivamente, me aburre. Si sé que tengo que decir algo positivo diría que la actuación de Léaud traspasa la pantalla, que ficción y realidad adquieren un mismo tono, que estamos ante "el mejor trabajo de Serra", que define sin tapujos el proceso de muerte, que la fotografía es "sencillamente perfecta", que la importancia formal lo es todo aquí y que "no está hecha para todos los públicos". Pero como todas estas cosas que acabo de escribir creo que no son así y que serían una pose artificial, me quedo con mi verdad: me aburre. Y eso es más que suficiente, es decir, no la volvería a ver.