La muerte de Luis XIV

Luis XIV (Jean-Pierre Léaud), también llamado el Rey Sol, es considerado el monarca más grande de la historia de Francia, este film aborda sus últimos días de vida, cuando una gangrena le atormenta la existencia hasta llevarlo a la muerte. Postrado en su cama en el Palacio de Versalles, sus súbditos y doctores, intentarán por todos los medios posibles salvar su vida.

Dirigida por el catalán Albert Serra, quien es coguionista junto a Thierry Lounas, basado en diarios reales, cuenta en el protagónico con toda una leyenda viviente, Jean-Pierre Léaud, quien ofrece una interpretación magnífica, más aún tratándose de una actuación que es muy gestual, ya que la gran mayoría del metraje se encuentra inmóvil en su cama, da gusto observar su labor.

Como no puede ser de otra forma, el film muestra la opulencia de la época, o mejor dicho, de los monarcas, es un trabajo que se enfoca en la principal figura de esta sociedad, donde no se observa el estado del grueso de la población, no es la intención. También por eso mismo, es que transcurre en un espacio reducido, completamente cerrado, el cuarto del Rey.

Toda esta pomposidad es impresionante, la dirección de vestuario y arte es sorprendente, con todo y que Serra junto a Jonathan Ricquebourg, su director de fotografía, optan principalmente por planos medios y primeros planos, donde se pensaría que estos elementos mencionados no se notan tanto, pero no es así, también la contemplatividad y la cámara estática ayudan a apreciarlos.

Durante el largometraje se siente en todo momento como la muerte ronda por el lugar, se sabe iniciando el film, como va a acabar, no hay otra posibilidad. Se percibe también como el rey comienza a sentirse asfixiado, derrotado por la enfermedad, sus súbditos se desesperan, intentan salvarlo.

La imagen muchas veces se muestra saturada, estos planos medios previamente mencionados tienen a tres, cuatro o cinco personajes en la toma, aumentando esa sensación de asfixia que da paso a la desesperanza, especialmente en el personaje de Fagon (Patrick d’Assumçao), el médico del rey que se encuentra destrozado por no salvarlo.

Así es como se sirve La Mort de Louis XIV, una obra con un ritmo calmo ambientada en el Siglo XVII, que le da al espectador el papel -casi- de un voyerista, de la lenta agonía del monarca francés.

Una indudable belleza, dolorosa y agónica. Por fin Serra se baja de la burra para hacer una película apropiada tanto en duración como en rigor. "Historia de mi muerte" fue un intento de hacer esta película pero con muchas más pretensiones y sin tener una cadencia narrativa con sentido. "La muerte de Luis XIV" es un filme lento pero porque necesita serlo, es diferente, no se puede mirar a la agonía cara a cara con un ritmo rápido. Leaud está inmenso, una actuación memorable que se quedará en la retina.

La fotografía es un goce total, recordando a pasajes de Barry Lyndon. Tanto en el aspecto técnico como en el narrativo y emocional, es la obra más madura y sólida de Serra, que repito, ha fallado en todas sus obras por culpa de su gran ego. En esta obra no se aprecia casi nada de ese ego, se rinde a su historia y a lo que hay que contar para que la agonía se haga lo más real posible.

No conocía nada de Albert Serra y esta película me ha impresionado. Claro que es lenta, pero es la crónica de una lenta agonía.
La interpretación de Léaud es de diez, pero están bien todos los personajes.
Lo mejor la ambientación, hay momentos muy buenos, con escenas que parecen cuadros barrocos. El color, la luz, todo muy conseguido.
El único fallo, poner música de Mozart, cuando este no había aún nacido. Le pegaba más una música de Marín Marais por ejemplo.